lunes, 17 de febrero de 2014

Messi regresa en un momento crucial (Yahoo)



Cuando aparecían las primeras preguntas sobre su estado anímico, su comodidad en el esquema del Barcelona, su necesidad de cuidarse a poco de que comience el Mundial acaso más importante de su carrera, un día Lionel Messi regresó en todo su esplendor y dejó definitivamente aparcadas las dudas sobre su presente y su potencial.

Si jamás estuvo en cuestión su excelsa técnica y sus maravillosas condiciones, desde el regreso de su última lesión, que le llevó una recuperación de dos meses, nunca antes Messi se había visto tan pletórico de fútbol y si para muchos pareció una respuesta a los apuntes de su compatriota, el entrenador Ángel Cappa, para el supercrack eso ni siquiera contó y simplemente, se trató de la evolución del tiempo y la paciencia hasta conseguir su mejor forma.

Es que Messi apareció con todo lo mejor que puede dar en una cancha en el momento justo, cuando al Barcelona se le aparece el Manchester City en el horizonte para los dos partidos de octavos de final de la Champions League, y cuando tuvo que definir el pase a la final de la Copa del Rey ante la Real Sociedad.

Pero no todo termina allí. Messi sabe bien que al mismo tiempo, la selección argentina debe jugar en Bucarest, Rumania, el próximo 5 de marzo, el último partido con cierta validez internacional antes del Mundial y la lista que en las próximas horas entregue el entrenador Alejandro Sabella, para los jugadores convocados para ese amistoso, será prácticamente la confirmación de la definitiva de veintitrés que irán al torneo de Brasil en junio.

No parecen casual, entonces, las declaraciones que formulara en estas últimas horas, acerca de que el grupo de jugadores de la selección argentina “está mejor que nunca”, dando a entender, con simpleza pero no sin astucia, que no se necesita “nada nuevo” que altere la armonía y la tranquilidad.

Esto puede leerse como un mensaje por elevación a la posibilidad de que se convoque a Carlos Tévez (¿tal vez hacia alguien más?), presión que vienen realizando distintos medios poderosos de comunicación en Argentina tal como ya lo habían hecho para Sudáfrica 2010 y muy especialmente para la Copa América de 2011. Si con Diego Maradona de entrenador, el delantero de la Juventus pasó de suplente a titular, ya al año siguiente con Sergio Batista, en el Sudamericano llevado a cabo en la Argentina, ni siquiera contaba entre los componentes del plantel y de un día para el otro apareció jugando, y como titular.

Pasados los años, Batista admitió en entrevistas que tuvo que ceder ante la presión y que se arrepentía de ello. Tal vez por eso mismo, en estas horas, y nuevamente consultado por las chances de Tévez, Sabella afirmó con tranquilidad pero no sin rotundidad, que “no hablo de los jugadores que no convoco”, como una manera de aventar cualquier atisbo de diálogo y de mantener a raya al anciano presidente de la Federación Argentina, Julio Grondona.

Volviendo a la situación del Barcelona, Messi tampoco ahorró palabras para referirse a su actual entrenador y compatriota, Gerardo Martino, cuando dijo que “no se parece a Tito Vilanova ni a Pep Guardiola”, aunque con los días corrigió y agregó que “es muy inteligente, y se va adaptando a este mundo”.

Lo cierto es que hasta aquí, muchos se preguntan por si el Barcelona acabará recuperando aquel juego que deslumbró a todos y que hoy no siempre aparece en los partidos, y si lo hace, es más probable que sea en el Camp Nou y ante rivales más débiles (como por ejemplo el Rayo Vallecano del pasado sábado), que ante otros de una categoría similar, como podría ser, ahora, el Manchester City, aún sin Sergio Agüero y con otros jugadores recién recuperados pero sin mucho fútbol.

Este Barcelona no ha logrado la continuidad de un equipo titular por las rotaciones que ha determinado Martino, y que ha pagado especialmente Andrés Iniesta, aunque en los últimos minutos se haya visto una buena complementación con el propio Messi y el lento retorno de Neymar (en medio de un largo conflicto que generó su fichaje hasta con la renuncia del presidente Sandro Rosell).

La clave, nuevamente, está en Messi, que no tiene problemas, mientras tanto, en seguir batiendo cuanto récord se le cruce por el camino, ahora superando en goles de la historia de la liga a Alfredo Di Stéfano y alcanzando nada menos que a Raúl González con 228, salvo que necesitó casi de la mitad de los partidos del ex delantero del Real Madrid para conseguir lo mismo, y se sitúa ya a seis tantos del mexicano Hugo Sánchez para llegar al segundo lugar.

Messi todo lo hace con simpleza, como si nada lo afectara, como si no hubiera debates a su alrededor, como si le diera lo mismo que lo critiquen por no exponerse demasiado a los golpes, por jugar un poco más atrás, como asistente, como si hubiera partidos que jugara hasta con desinterés.

Messi sigue su camino, sabiendo que entra en semanas cruciales, en meses fundamentales, y que posiblemente ya no pare más hasta el Mundial. Sabiendo, en su fuero íntimo, que los tiempos de los partidos fáciles comienzan a acabarse y llegan los de la definición.

Pero Messi sigue jugando, batiendo récords, diciendo lo justo y necesario. Sin mirar para atrás.

 


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