Cuando el 24 de
enero se reanudó la Superliga argentina a siete jornadas del final, pocos
hubieran apostado a que Boca Juniors podía arrebatarle el título a sui clásico
rival, River Plate, que parecía en carrera imparable para conseguir, luego de
seis años, un título que se le negaba.
De hecho, River
llegó a la definición de la última jornada en Tucumán ante Atlético con un
punto de ventaja sobre Boca, que recibía en un clima especial al último equipo
en la tabla de promedios para el descenso de categoría, Gimnasia y Esgrima La
Plata, dirigido nada menos que por un ídolo de la Bombonera, Diego Maradona.
River ganó once
copas desde que en 2014, Marcelo Gallardo es su entrenador, tres argentinas,
una Supercopa argentina, dos Libertadores de América, una Sudamericana, tres
Recopas sudamericanas y una Suruga Bank en Japón, un gran imperio en el que
postergó cuatro veces a Boca, lo que ya parecía generar un complejo en su
adversario, y acostumbrados como están sus jugadores a los partidos decisivos,
era el gran candidato para ganar esta Superliga que además, era su gran
oportunidad porque muchas veces descuidó el torneo local para volcarse a los internacionales.
Pero esta vez,
la segunda en menos de tres meses (la anterior fue a fines de 2019, cuando le
ganaba 1-0 a Flamengo y perdió la final de la Copa Libertadores 2-.1 en los
últimos dos minutos), venía desgastado y con una ventaja mínima porque en la
jornada anterior desperdició una gran ocasión al empatar en su estadio
Monumental apenas 1-1 ante el modesto Defensa y Justicia y la sensación que
quedó es que se había complicado su chance.
Lo de Boca,
entre 2019 y 2020, fue de un cambio radical. Ocupando el segundo puesto en el
torneo, hubo elecciones en el club, triunfó la oposición luego de 24 años de
gobierno de los mismos dirigentes, su ex jugador Juan Román Riquelme ocupó la
vicepresidencia, y decidieron terminar el contrato del entrenador Gustavo
Alfaro para reemplazarlo por quien había ganado la última Copa Libertadores en
2007, Miguel Russo.
Russo hizo
algunos movimientos importantes en el equipo. Lo adelantó varios metros (Alfaro
era criticado por ser excesivamente conservador) y sorpresivamente, cuando era
considerado casi un ex jugador a sus 36 años, Carlos Tévez terminó marcando
seis goles en los siete partidos (entre ellos, el decisivo, con el que Boca le
ganó a Gimnasia 1-0 a sólo 18 minutos del final).
“Desde 2015, fue
una batalla interna en mi cabeza pensando si me retiraba o no. Me costó mucho
hasta encontrar la motivación para seguir. Recién ahora lo conseguí, pero fue
un proceso muy largo y complicado y no lo pasé bien por momentos”, dijo en los
festejos, en referencia a que se planteó retirarse de la actividad, cuando era
cuestionado por muchos hinchas por haberse ido a China, aunque luego regresó.
Pese a que en la
Bombonera sabían que el otro partido, jugado al mismo tiempo, iba empatado 1-1
desde el final del primer tiempo en Tucumán (perdía pero empató su atacante
Matías Suárez), Boca no lograba vencer a Gimnasia y ese empate le seguía dando
el título a su rival, hasta que Tévez sacó un potente remate que venció las
manos del arquero Jorge Broun y se desató el festejo loco, con la incertidumbre
sobre si River podría o no marcar el gol que le quitara la alegría, aunque al
final no lo consiguió.
“En el fútbol se
suele ganar menos de lo que se pierde y nosotros nos habíamos acostumbrado a lo
contrario en estos años, pero siempre se aprende algo. Atlético Tucumán puso
hoy un plus contra nosotros y hubo errores arbitrales (a River le anularon un
gol válido del colombiano Rafael Borré en el inicio del partido), pero no
quiero entrar en polémicas”, dijo un medido Gallardo.
Boca fue campeón
con dos entrenadores muy distintos y en un torneo partido, que se paró por casi
dos meses (desde el 6 de diciembre hasta el 24 de enero) y que volvió con sólo
siete jornadas finales, por lo que la sensación mayor es que fue River el que
lo perdió.
Boca se
clasificó directamente para la Copa Libertadores de 2021. Otras plazas se
definirán sumando los puntos de la Superliga y los de la Copa de la Superliga,
que en dos grupos de doce equipos cada uno comenzará a jugarse el próximo fin
de semana, y lo mismo ocurrirá con los promedios para descender, aunque en este
caso, también se tomarán los partidos de las dos temporadas anteriores.
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