domingo, 15 de marzo de 2020

River, enfrentado a la AFA, no se presentó por prevención del coronavirus en el debut de la Copa de la Superliga de un muy caótico fútbol argentino (Kicker)




Si el fútbol argentino vive de cambios permanentes, lo de la actual temporada rompe todos los récords. En medio de su transcurso, el presidente de la AFA, Claudio Tapia aumentó los ascensos de Tercera a Segunda, y decidió bajar de cuatro descensos a tres desde la Superliga a Segunda.

En este caos vive el fútbol argentino desde que Julio Grondona, presidente de la AFA entre 1979 y 2014, decidiera, por una cuestión electoral del país, acceder a que el máximo torneo argentino pasara de tener los tradicionales veinte equipos para pasar a treinta, pero una vez que falleció, al terminar el Mundial de Brasil, los nuevos dirigentes se comprometieron a ir bajando la cifra de participantes otra vez a veinte, con cuatro descensos y dos ascensos por cada temporada.

Lo que no tuvieron en cuenta es que al quedar con veintiséis equipos, o ahora con veinticuatro, jugar un torneo largo de todos contra todos en dos rondas se hacía interminable (cincuenta fechas en la temporada pasada y cuarenta y seis en ésta), por lo que decidieron jugar una sola rueda, y como terminaba demasiado temprano (principios de marzo) decidieron crear la Copa de la Superliga para que abarque dos meses más y no estar tanto tiempo sin fútbol.

Pero el fútbol argentino, organizativamente, siempre puede estar peor. En una disertación cerrada, para alumnos de una universidad, el presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, llegó a sentenciar el 28 de septiembre de 2015 que “hay que poner una bomba en la AFA” aunque luego minimizó sus dichos, si bien quedó clara la visión de su club y la propia como dirigente. Tres meses después, en la votación para presidente de la AFA, las elecciones terminaron con el escándalo de un empate en 38 votos cuando sufragaban 75 dirigentes, y la entidad fue intervenida por la FIFA por poco menos de un año.

En 2018, los dirigentes del fútbol dieron otra vuelta en el aire y aceptaron sacar el torneo de la AFA y accedieron a formar parte de una estructura separada que se llamó “Superliga”, con su propio reglamento, mientras que la AFA se quedó con los campeonatos de ascenso y la selección nacional.

Pero en 2020, los dirigentes se dieron cuenta que podían elegir otra cosa, no estuvieron conformes con el dinero de la TV y la publicidad y decidieron abandonar la Superliga y volver a la AFA, por lo que la Copa de la Superliga que comenzó este fin de semana, será la última (con apenas dos ediciones, la anterior fue en la temporada 2018/19, ganada por Tigre, que pese a haber descendido en la Superliga y jugando en el Nacional B, está participando de la Copa Libertadores por haber conseguido una plaza para el torneo sudamericano).

En otras palabras, en la Argentina, hasta ahora y por dos temporadas, se jugaron tres torneos de equipos. La Liga (con el nombre de Superliga), de apenas veintitrés fechas (todos contra todos en una ronda, sin revanchas), en la que Boca, reciente campeón, ya se clasificó para la Copa Libertadores 2021, la Copa de la Superliga, con una plaza para el campeón, y la Copa Argentina (que se juega con el formato de la Copa Alemana) con la otra plaza para la Copa Libertadores.

Pero todo no termina allí. Cuando ya se había conseguido llegar a veinticuatro equipos, la dirigencia del fútbol argentino decidió pararse en ese número y no seguir bajando hasta veinte, y que en vez de cuatro descensos hubiera tres, luego dos y una promoción para estacionarse nuevamente en tres. Pero agregó otro elemento conflictivo: si hasta la temporada 2018/19 los descensos se calculaban por un promedio de las tres últimas temporadas, ahora decidieron sumar los partidos de la Copa de la Superliga. Es decir que a los veintitrés partidos de la Superliga, se le suman los once que cada uno disputará en la Copa que comenzó este fin de semana. Y lo mismo, para calcular las plazas a la Copa Libertadores: para calcular las otras tres plazas que se suman a la de Boca, se sumarán los puntos de la pasada Superliga y los que obtengan en esta Copa de la Superliga.

En esta Copa de la Superliga que acaba de comenzar, juegan los mismos veinticuatro equipos de la pasada Superliga 2019/20, divididos en dos grupos de doce equipos cada uno y repartidos por rivalidad tradicional en algunos casos, y por cercanía geográfica, en otros. Es decir que si Boca va a un grupo, River va al otro y no se cruzan en esta fase. Se clasifican los dos primeros de cada grupo a la semifinal y luego habrá una final para determinar el campeón.

Pero por si faltaba poco, el temor al avance del coronavirus hizo que River, enfrentado a la AFA al punto de que no forma parte de su Comité Ejecutivo desde que el presidente Claudio Tapia fue electo en marzo de 2017, decidió cerrar sus puertas y no presentarse, por la primera fecha, ante Atlético Tucumán. “Si no juega, perderá los puntos y será sancionado”, dijo el conductor televisivo Marcelo Tinelli, presidente de la Superliga. “Soy de Boca, pero en ésta banco a River a muerte”, afirmó Diego Maradona, entrenador de Gimnasia, mientras que su colega rival, Julio Falcioni, DT de Bánfield,  se quejó de haber tenido que jugar este partido (empataron 0-0, los dos pelean por no descender): “Cuidamos a la gente pero no cuidamos a los jugadores, a los cuerpos técnicos y médicos. Yo quisiera saber dónde están los sindicatos de jugadores y entrenadores a los que dicen proteger”.

Los dirigentes del fútbol ya decidieron que la Superliga sea reemplazada desde 2020/21 por otra entidad, ahora dentro de la AFA: la Liga de Fútbol Profesional,  y revisarán los contratos con la TV, como ya ocurrió en 2009, cuando rompieron con los canales privados y firmaron contrato con el estatal, o como se fueron de la AFA en 2015 para crear la Superliga.

“No funcionó el doble comando (AFA y Superliga) en el fútbol argentino. La Superliga nació para ordenarnos pero la manejaban los clubes más grandes y nosotros salimos perjudicados y entonces mejor volver a la AFA”, dijo en estos días el presidente de Lanús,  Nicolás Russo.

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