¿Dónde debe jugar Lionel Messi? ¿Es un extremo derecho, como jugó estos años en el Barcelona, o es un clásico número diez, el mítico número de los argentinos? El propio talentoso jugador, en una entrevista que le hicimos recientemente, nos respondía con claridad que su puesto “es como diez” pero que ya lleva tantos años de extremo derecho “que ya he perdido, en cierto modo, la brújula”.
¿Rinde lo mismo un jugador con tanto talento, si es cambiado de posición? No siempre ocurre, aunque sus condiciones lo pueden ayudar a salir adelante. En el caso de Messi, la prueba es el Mundial sub-20 de Holanda en 2005, cuando fuera elegido mejor jugador del torneo, resultó el máximo goleador, y fue campeón, además, y jugando como él dice que debe jugar, como diez.
En el Barcelona, en cambio, desde su extraordinaria primera temporada siendo muy joven, el entrenador Frank Rikjaard lo ubicó siempre como extremo derecho, debido a que el esquema táctico contemplaba volantes creativos de gran pase, como Deco o Xavi, al punto tal que hasta Ronaldinho fue ubicado del otro extremo, por la izquierda, siendo otro “diez” original.
Messi nos comentaba en la misma entrevista que tiene tanta tendencia a ser diez, que aún como extremo derecho, tendía a bajar unos metros, al vértice del área grande rival, para reenganchar el juego en diagonal al arco, en posición de volante derecho, para tener un mayor panorama, o para irse hacia el medio y reencontrar, de alguna manera, su posición preferida.
Durante la semana, otro argentino que declaró algo semejante a Messi pero que sorprendió porque muchos lo tienen incorporado en su visión como delantero, fue Sergio Agüero, quien dijo simplemente que él no es un centrodelantero goleador (pese a la cantidad de tantos convertidos en el Atlético Madrid en la última temporada) sino otro “número diez” (algo con lo que nosotros coincidimos)..
Agüero sostuvo, contrariamente a la posición que ocupa en el Atlético Madrid, en la Liga Española, que su posición es más atrasada y creativa, la misma que usó en Independiente, cuando deslumbró desde su mismo debut, el más joven de la historia del fútbol argentino, con 15 años y 1 mes de edad, superando el record de su actual suegro, Diego Maradona, que comenzó a jugar con 15 años y 11 meses.
¿Por qué Agüero fue colocado luego más adelante? Por la pérdida del uso de la posición de “diez” en el fútbol mundial. La primera tendencia,. Como suelo ocurrir, provino de Europa, donde los entrenadores fueron volcando el juego hacia el refuerzo de la línea de medios, hasta plantar un esquema con dos laterales y dos centrales, que se dividen la marca según la zona, para colocar luego una dupla ofensiva.
Hay excepciones, claro, como el Barcelona de Rikjaard, que colocaba tres delanteros (Ronaldinho, Eto’o y Messi, o el Manchester United, que cuando Alex Fergusson colocaba a Tévez por la izquierda, por algunos partidos llegó a jugar con Cristiano Ronaldo, Rooney y el argentino. Pero por lo general, en Europa se llegó a jugar sin un “reggista” (como les gusta decir a los italianos, que utilizan el ejemplo de Roberto Baggio), o un “play maker” (en términos basquetbolísticos).
Sudamérica, por lógica, se resistió más tiempo a esta figura, porque su tradición se basa en un fútbol atildado, estético y en el que el diez ocupa un lugar preponderante. Tanto, que en Brasil, Pelé emergió especialmente en el Mundial de México 1970, en el que brilló todo un equipo al compás de “los diez”, como un jovencito Roberto Rivelino, o un veterano como Gerson.
Dieciséis años más tarde, fue Diego Maradona, otro diez genial, el que marcó absolutamente las diferencias, como en los setenta, aparecieron otros grandes cracks locales como Norberto Alonso, Ricardo Bochini, Carlos Bábington u Osvaldo Potente, y posteriormente, en los ochenta, talentos como Claudio Borghi o Néstor Gorosito, así como Brasil fabricó a los Zico, Sócrates o Raí, entre tantos.
Pero la posibilidad de exportar jugadores a Europa y la necesidad de adaptarse al creciente mercado, también hizo mermar a Sudamérica en la generación de los talentos en su puesto preferido.
Así fue como lentamente, los Messi, Ronaldinho, Agüero, fueron desplazados de su lugar natural para ocupar colocaciones que no terminan de sentir, por el bien de los santos esquemas, pero contra sus propios deseos.
A tanto delirio se llegó que por momentos, en los años noventa, algún trasnochado llegó a sugerir en la Argentina, ante el retiro de Maradona, que no se utilizara más la camiseta número diez en su homenaje (algo que la federación nacional llegó a proponer a la FIFA y ésta no aceptó para los grandes torneos), cuando todos los chicos pretenden enfundarse la camiseta con este número.
Aún cuando un entrenador de prestigio como César Luis Menotti llegó a la temeraria comparación de Agüero con un Romario que no sólo es un centrodelantero natural sino que convirtió más de mil goles, aportando mayor confusión, Messi pone las cosas en claro cuando el Barcelona le ofreció, para esta temporada, liderar el nuevo proyecto de equipo de Joseph Guardiola.
Lo primero que pidió el argentino, al conocer esta decisión, fue que le entreguen la camiseta número diez que dejara Ronaldinho.
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