sábado, 23 de agosto de 2008

No es cuestión de medallas, sino de proyecto

Culmina una nueva edición de los Juegos Olímpios y como calco de tantas otras oportunidades, se vuelve a generar el cada día más falso debate acerca de las medallas que habrán sabido conseguir, o no, nuestros deportistas. En esta oportunidad en la que la Argentina tiene un gobierno que divide más aguas que otros anteriores en favor o en contra, el falso debate aparece en el sentido de si estas medallas conseguidas representan o no una buena performance, o se compara con países vecinos, o con potencias mundiales deportivas para que nos demos cuenta lo lejos que estamos.
Y no se trata de una u otra opción porque como tantos otros debates que nos llevan al viejo terreno de los Boca-River, Peronismo-antiperonismo, Gardel-Julio Sosa o Fangio-Galvez de la dualidad que nos quita amplitud de miras, sino de entender, por una vez en la vida, que sin proyecto es posible que siempre estemos debatiendo en la cancha chiquita de las falsas opciones. Sin proyecto deportivo, sin comprender las bondades que genera la actividad deportiva cotidiana, sin poder aprehender de los valores que transmite el deporte, estaremos siempre igual, o peor, o dependiendo que aparezca una generación milagrosa de atletas para poder vanaglioriarnos de algo que no tiene sentido.
¿De qué nos sirve autoengañarnos con que el fútbol y sus superprofesionales se llevó otra medalla dorada, o que esta generación de basquetbol consiguió otra, o que Las Leonas hayan ganado una tercera, cuando nada de eso tiene relación con una política deportiva nacional? porque no es ni una cosa ni la otra. No es que ahora, desde 2003, no hay una política deportiva nacional, sino que desde hace medio siglo que no la hay, y lo que debe afirmarse es que tampoco ahora existe una, y que con estas o las anteriores autoridades, en ya cinco años, no se ha pensado, siquiera, en algo diferente a lo que había. Eso es lo criticable. Como no cambió por ahora el sistema de adjudicación de medios y la política de comunicación, como tampoco cambió, de fondo, el sistema jubilatorio, que sigue basándose en lo que en su momento generó Domingo Cavallo.
El tema, entonces, no es "este " Gobierno sino el Estado, un Estado que de tanto estar ausente, pasa a ser cómplice de lo que ocurre. Un Estado que no se plantea en qué área debe estar ubicado el deporte. ¿Es resultado o es formación? si es formación, entonces debería depender del Ministerio de Educación, y no del de Salud, como ocurría hasta hace años, y como ya desde los años setenta pregonaba el brillante periodista que fue Dante Panzeri. En todo caso, si el deporte puede generar un seguimiento de cada chico como en los tiempos de Perón en los grandes torneos que se organizaban, los "Evita", o si puede erradicar aunque sea una parte del drama de la drogadicción y el paco, si cada vez más las potencias se llevan a pibes más chicos con todo tipo de trampas, ¿por qué no pensar en un Ministerio de Deportes, que planifique de acuerdo a las propias características y necesidades de la sociedad?
Es que para eso, es necesario, primero que todo, voluntad política, es decir, hablando mal y pronto, en "querer" modificar las estructuras, y segundo, "saber hacerlo", o aceptar la ignorancia supina en el tema, y convocar a los que saben, concursar, ingadar, buscar, pensar, investigar. Claro, eso lleva tiempo, necesita trabajo, no necesita cháchara ni justificaciones. Y el Estado argentino, digámoslo de una vez, no tiene metodólogos que sepan, ni invierte lo suficiente para que su gente mejore sus condiciones de vida, y nombra a funcionarios "gomías" o que generan simpatía por su pasado sufriente, del que nos solidarizamos, pero que no significa que eso amerite su designación. En todo caso, sí, investigar y apelar a la Justicia caso por caso.
Es dificil pensar, por ejemplo, en un cambio sustancial en los negocios del fútbol, si desde el Estado se sabe bien que la AFA tiene un estrechísimo vínculo nada menos que con Martín Redrado, presidente del Banco Central, siendo socios en la empresa Puntogol SA, o si uno de los aliados del segundo hombre de Julio Grondona, Eduardo Deluca, se encuentra ejerciendo altas funciones en la actual Secretaría de Deportes.
¿Cuál es, por ventura, el proyecto nacional de deportes de Claudio Morresi?, ¿Qué opina el secretario de Deportes de la Nación sobre la pirámide tradicional de la planificación deportiva? ¿A qué apunta el Estado para el próximo quinquenio? ¿interesará figurar con más medallas o que haga deporte cada vez más gente? y en ese supuesto caso, ¿qué deportes, cómo, y en dónde?
Y por favor, los que juegan el Boca-River de cada día, los que siguen en esa infantil manera de analizar los hechos, que no se confundan. Este análisis no pondera tampoco a gobiernos anteriores, a cual peor en estos temas. Ni nos vengan con los "dorados" noventa cuando se recuperaron posiciones en los Panamericanos de Mar del Plata porque allí diremos que nos encantaría que se investigara cómo se administraba el control antidoping del Cenard, entre tantas otras irregularidades.
Lo que importa es que pasan los años, y no hay plan, no hay proyectos, no hay ideas.
No es cuestión de medallas, entonces.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SERGIO FELICITACIONES POR LA NOTA, DECIS LOS QUE MUCHOS MEDIOS DE DIFUSION MASIVA NO SE ATREVEN,A NOSOTROS NOS DEBEN LAS BECAS DESDE MAYO Y DIJERON QUE NO NOS PAGAN, PORQUE UN ENTRENADOR NO PAGO EL MONOTRIBUTO. ES DECIR QUE AHORA SON ORGANISMO DE RETENCION, ALGO NUNCA VISTO. HECTOR MORALES JEFE TECNICO SELECCION DE BOXEO AMATEUR

Anónimo dijo...

En Clarin (http://jjoo.clarin.com/diario/2008/08/25/01746169.html) parecen casi contradecirte. Incluso para Morresi todavía no hay que pensar en Londres 2012 (y si aun no hay que empezar a pensar: para cuando empezar a trabajar?