El 1 de agosto se cumplieron 30 años de la obtención de la primera Copa Intercontinental por parte de Boca Juniors, al vencer por un inapelable 0-3 al Borussia Monchengladbach en la propia Alemania (empataron 2-2 en Buenos Aires), cerrando así parte de un ciclo brillante que si fue polémico solamente puede atribuirse a la siempre vana crítica de lo que no nos cansamos en llamar "falso progresismo", que necesita dividir aguas y en este caso, colocó al entrenador Juan Carlos Lorenzo entre los "malos" por estar enfrentado a César Luis Menotti, en ese momento técnico del seleccionado argentino, y del lado de los "buenos" (y nosotros agregamos, de los "gomías").
Ya fallecido hace años, y más de tres décadas después de aquellos logros (bicampeonato local de 1976, Copas Libertadores 1977 y 1978 y finalista de 1979, e Intercontinental 1978 -la de 1977 no se disputó-), corresponde recordar a Juan Carlos Lorenzo como un gran entrenador, un adelantado a su tiempo, un tipo inteligente, trabajador y detallista. Pero si hay algo que Lorenzo no fue, de ninguna manera, es defensivo, como le quisieron endilgar los mismos "progres" que siempre necesitan colocar a alguien del otro lado, para generar identidad propia. Que la selección argentina haya sido campeona del mundo ese mismo 1978, sin jugadores de un Boca triunfante (Alberto Tarantini pertenecía al plantel pero jugó en calidad de libre) es realmente aberrante y acaso uno de los tantos símbolos de lo que en todos los aspectos es la Argentina.
Cabe recordar que Lorenzo llegó a Boca a principios de 1976 luego de una espectacular campaña con el ascendido Unión de Santa Fe, optando por llevarse varios de sus jugadores (Gatti, Suñé, Mastrángelo, más tarde Cocco), aunque el contexto era problemático: River Plate había conseguido el bicampeonato de 1975 quebrando una racha de 18 años sin ganar un título. Boca había practicado un fútbol de alto vuelo con Rogelio Domínguez como director técnico, pero por distintas razones, decaía en el final. Ya para 1976, la urgencia de un título luego del bicampeonato de River, y cuando habían pasado cinco años y diez torneos sin ganar ninguno, el presidente Alberto J. Armando optó por Lorenzo, entonces, con la idea de un Boca fuerte, distinto, que diera respuestas anímicas en los momentos clave. Muchos confundieron eso, la gran fortaleza defensiva que comenzaba en el fuerte trabajo de sus tres volantes (Jorge Benítez, Rubén Suñé y Jorge Ribolzi), y la impecable y dura defensa (un gran lateral derecho como Vicente Pernía, dos centrales de categoría como Francisco Sá y Roberto Mouzo, y el mejor lateral izquierdo del momento, como Tarantini, además de un excepcional arquero, por técnica y por carácter, como Gatti), con las características de un equipo que también supo explotar muy biejn los ataques y que con toda lógica, teniendo un gran atacante para usar las diagonales, como Mastrángelo, buscara muchoas de sus jugadas por ese lado, aún cuando Lorenzo mejoró y cambió de punta a un Darío Felman que no parecía estar en su mejor forma en 1975 y con el aporte del veterano pero lúcido Carlos Veglio, que bajaba a acompañar a los volantes. Si en el Torneo Metropolitano el comienzo no fue el mejor, porque hubo que adaptar un equipo nuevo, Boca aprovechó el minitorneo final para arrebatarle el título a un muy buen Huracán, y esa confianza, sumada a la excelente adquisición de Mario Zanabria, dueño de los mejores pases para Mastrángelo de allí en adelante, mejoraron aún más al equipo, que logró un fútbol ya más vistoso y compacto desde 1977 aunque rozó casi la perfección en 1978 y el Deportivo Cali de Carlos Bilardo fue testigo de la paliza que padeció en la Bombonera en la final de la Copa Libertadores de 1978.
Ese Boca lo tuvo todo: un gran entrenador, con experiencia internacional, de carácter ganador, como Lorenzo, y jugadores de enorme calidad, que fueron reducidos a veces a meros luchadores por una parte interesada en que todo quedara en una especie de guerra con otro entrenador del momento, más joven, con un discurso de izquierdas (claro que sólo discurso) y cuyos equipos no jugaban tacticamente tan diferente que el otro, pero siempre es bueno tener a alguien "en el palo" y a otro "del otro palo". Sólo por eso, el Boca de Lorenzo no es recordado como se debiera, y nosotros (que no nos dejamos llevar por esta corriente sin sentido) hacemos una mínima justicia desde aquí.
Una defensa fuerte, de ninguna manera implica, por definición, renunciar al ataque. De hecho, Boca jamás lo hizo. A su manera, atacó siempre, y por momentos con muchos jugadores, incluso con los dos laterales llegando al fondo, cuando era posible, y en un tiempo en el que se jugaba con wines (perdón por el exabrupto) y con un centrodelantero. Y Boca jugaba así, y con un diez (nuevamente mil disculpas) como Zanabria, y era catalogado como defensivo....
Cabe recordar que cuando mencionamos los logros, no entran en ellos la final perdida de la Copa Libertadores 1979 ante Olimpia de Paraguay, a la que Boca llegó por tercer año consecutivo, luego de tremendas tres batallas contra Independiente en las que pasó de todo (hasta recordamos el clima que se crea tres días antes del partido de la Bombonera, cuando se enfrentaron por el Torneo Metropolitano y Lorenzo, expulsado, atravesó toda la cancha manteniendo un duelo con la hinchada roja), ¡Y qué Independiente!, ¡Qué diferencia con estos tiempos tan pobres!, y tampoco mencionamos el Torneo Metropolitano de 1978, que Boca pierde ante Quilmes en la última fecha (de 38 totales), porque de lo contrario hubiera ganado el torneo local y la Copa Libertadores al mismo tiempo.
Todo eso hizo ese Boca "defensivo", que le ganó 3-0 a los alemanes en SAlemania, o 4-0 al Deportivo Cali en la final de la Libertadores del mismo año (entre tantos ejemplos). Pero para el "progresismo", fue defensivo.....en fin....al menos, este espacio rescata la memoria de un equipo excepcional y que hizo historia.
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1 comentario:
Disculpe, pero oyó usted hablar de algo que se llama doping? Leyó usted la literatura deportiva acerca del doping y el Boca de Lorenzo? Debería hacerlo. Ojo, no soy fana de River, okay?
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