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Despreocupado, casi como en otra cosa, Lionel Messi
le da la mano al niño que fuera su copiloto unos minutos antes y se sube al
Audi blanco que la empresa renueva cada año a los jugadores del plantel del
Barcelona para que los prueben, ante cientos de fotógrafos y periodistas que se
acercaron al acto en el Camp Nou.
Acaba de regresar del frío de Moscú, donde los
catalanes vencieron casi sin despeinarse al Spartak 0-3 y se clasificaron por
sexta vez consecutiva como primeros del grupo en la Champions League, lo que
implica que a partir de febrero próximo, cuando jueguen por los octavos de
final, definirán como locales cualquier serie que les toque ante un segundo
surgido de otro grupo clasificatorio.
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