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Muchos insisten en que tras el Mundial de Sudáfrica,
en el que la selección uruguaya sorprendió con su cuarto puesto y en el que fue
elegido como mejor jugador, Diego Forlán, de 34 años, ya no es el mismo.
Aquél momento fue la cima, lo máximo de su carrera,
y seguramente la motivación ya no fue la misma, y la veteranía comenzó a
notarse. Su paso por el Inter italiano no fue lo que se esperaba, nunca se
asentó, tuvo su oportunidad en una liga en ascenso mundial como la brasileña
jugando para el otro Inter, el de Porto Alegre, pero ya no volvió a ser portada
de los periódicos.
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