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Una vez que finalizó el partido que el seleccionado
argentino empató 1-1 ante Ecuador en la altura de Quito, el pasado martes, los
micrófonos fueron, como no podía ser de otra manera, con el mejor jugador del
mundo, Lionel Messi, cuando se retiraba del estadio.
Para sorpresa de muchos (otros prefirieron que
pasaba desapercibido), Messi no hizo declaraciones de ocasión, de esas “de
casette” (hoy serían “de micrófono USB”) sino que fue clarito: “nos estamos
conformando cada vez más con los empates. Tengo muy pocos acompañantes en el
ataque”.
Messi ya forzó un cambio táctico para el Mundial de
Sudáfrica 2010, cuando en aquella reunión con el entonces director técnico
Diego Maradona en el Hotel Majestic de Barcelona, cuando éste sacó un papel y
le dijo al crack que dibujara un esquema de cómo quería moverse, que trataría
de complacerlo y entonces apareció el reclamo por terminar con el
ultraconservador 4-4-2 para pasar al 4-3-1-2 o al 3-4-1-2 final.
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