¿Le encontró, por fin, Carlo Ancelotti la vuelta al
armado del equipo del Real Madrid? A tenor de los últimos resultados, y pagando
un precio demasiado caro (no sólo por lo que costaron los fichajes sino por
todo el derrotero sin tan buenos resultados y un andar muy confuso en todas las
líneas), todo indica que pudo haber empezado a encontrar un camino, aunque
queda demasiado trecho por recorrer.
Cuando la temporada comienza a llegar a la mitad y
cuando quedan tres meses para el momento clave de definiciones, el italiano
Ancelotti trabaja con un nuevo esquema táctico a partir de algunos experimentos
extraños que no le dieron resultado, especialmente el de la insólita primera
etapa en el Camp Nou ante el Barcelona, cuando optó por Sergio Ramos como
mediocentro, y corrió a Cristiano Ronaldo al medio para colocar a Gareth Bale.
Fue evidente que eso no tenía demasiado sentido y
que sus propios jugadores no creyeron en este sistema y que en cada paso que un
entrenador da en falso en un club como el Real Madrid, comienza a perder
credibilidad, luego irrecuperable, a no ser que vayan regresando sus máximas
figuras y que otras, como Bale, se vayan adaptando a la nueva realidad.
Este Real Madrid, al contrario de lo habitual, pasa
por fases experimentales que no se han visto últimamente. Primero, porque no
sólo viene de no ganar la Champions League desde 2002, sino que ahora también
llega tras terminar la pasada temporada perdiendo la Copa del Rey en casa ante
su rival de la ciudad al que siempre había dominado en los últimos quince años,
el Atlético Madrid, que ratificó su momento otra vez en el Santiago Bernabeu
con cinco meses de distancia.
Real Madrid hizo una buena pretemporada esta vez y
sus resultados fueron casi óptimos y el plantel parecía descomprimido,
aliviado, tras la ruidosa salida del portugués José Mourinho, pero siempre
termina ocurriendo que el fichaje estrella del verano, en este caso el galés
Bale del Tottenham, arriba a último momento, cuando hay que volver a desmontar
el equipo que se armó trabajosamente, y a eso se sumó la polémica con Iker
Casillas, cuando con cierta falta de tino, y dando a entender que responde a un
mandato superior, dirigencial, Ancelotti lo dejó sólo para la Champions
dejándolo en el banco de suplentes en la Liga, detrás de Diego López.
Aquella paz del inicio, aquella tranquilidad, ese
alivio, fueron dando lugar a signos de pregunta sobre el once inicial, con el
comienzo de la titularidad en manos de Luka Modric y de Isco, que parecía que
iba a constituirse en la sensación de la temporada, con Karim Benzema asentado
con la ida de Gonzalo Higuaín y con la zaga Sergio Ramos-Pepe sólida,
intocable.
Pasados dos meses, es claro que Raphael Varane
comienza a ganar terreno atrás, de a poco regresa Xabi Alonso en el medio, con
lo que Sami Khedira o Modric deberán abandonar el equipo, y Angel Di María, que
iba a irse y al que le pidieron que se quedara, cuenta cada vez menos porque
Ancelotti se va decantando por un 4-3-3 con Cristiano Ronaldo y Bale en las
puntas y Benzema en el medio, mientras que Isco perdió el lugar de privilegio y
ahora es un habitual de los banquillos.
Este Real Madrid, contrariamente a lo usual, se fue
armando casi de adelante hacia atrás. Se basa en la enorme potencia y en la gran
definición de uno de los mejores jugadores del mundo, Cristiano Ronaldo, que
atraviesa un momento excepcional, tal vez el mejor desde que llegara al club,
mientras que ahora se va acomodando lentamente Bale en la otra punta y Benzema
va consiguiendo instalarse en el once inicial para un 4-3-3 aunque sin un
reggista fijo sino que los volantes son de ida y vuelta y los dos laterales
acompañan la jugada cuantas veces pueden y hasta se les puede sumar Ramos en el
juego aéreo.
Es un Real Madrid de un inmenso poder ofensivo, de
una potencia tremenda, que hasta puede llegar a ser dominado en algunos
momentos determinados de los partidos, pero que fue acentuando su verticalidad,
su fuerza y su enorme capacidad de gol, hasta matar si le dan los resquicios
necesarios.
Varane garantiza velocidad y manejo de los tiempos
atrás, Ramos o Pepe, fuerza y juego aéreo, y Diego López atraviesa una etapa de
gran confianza luego del espaldarazo de Ancelotti sobre el mismísimo Casillas.
¿Alcanzará con todo eso para terminar la temporada
con alguno o varios títulos? Es algo muy difícil de saber hoy, aunque en la
Liga ya parece algo complicado no sólo porque el Barcelona no juega como antes
pero gana siempre la mayoría de los partidos, sino porque esta vez se sumó un
muy regular Atlético Madrid en la lucha, si bien su entrenador Diego Simeone
insiste con que al final de la larga temporada, se sentirá la diferencia de
jerarquía entre ambos planteles.
En Champions, el Real Madrid ya ha podido demostrar
sus virtudes y eso va generando, de a poco, un ambiente de confianza.
Habrá que ver cómo sigue la temporada y si el
momento de los experimentos ya terminó, por fin, y se consolida el equipo que
pretende Ancelotti.
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