Finalmente, Diego Costa se ha decantado por jugar en
la selección española en desmedro de la brasileña, luego de tener en vilo a
ambos equipos nacionales y también al mundo futbolístico de los dos países, que
pugnaron por el centrodelantero de moda de la Liga Española.
Por lo que se ve, Costa tomó la decisión de jugar
por España luego de medir el real interés de las dos federaciones en disputa y
comprobar que el genuino interés provino de “La Roja” y que una vez que se
conoció el deseo de ésta, apareció, recién allí, el de la de su país, que no
termina de encontrar un ataque definitivo camino a un Mundial que será crucial,
debido a su condición de local, y tan cerca ya en el calendario.
¿Qué es lo que pudo determinar la elección final de
Costa a favor de la selección española, cuando el deseo de todo jugador
brasileño es hacerlo con la “verde-amarilla” de su país? Seguramente los años
que hace que el jugador participa de la Liga, el consenso unánime que ha generado,
y las encuestas con fanáticos de todos los equipos, no sólo el suyo, el
Atlético Madrid, aceptándolo como el gran delantero del momento (de hecho, uno
de los máximos anotadores de todas las ligas europeas en lo que va de
temporada).
A todas luces queda claro que, extraño en un
entrenador de la experiencia del de la selección brasileña, Luiz Felipe
Scolari, o del director nacional de selecciones, Carlos Alberto Parreira,
faltaron los reflejos en ellos y en la Confederación (CBF) para una primera
convocatoria para Diego Costa.
Cuando se decidieron, en el momento en el que ya el
entrenador de la selección española, Vicente del Bosque, había oficializado su
interés en contar con él, en Brasil se levantaron como un resorte para impedir
la llegada del delantero a uno de sus rivales más complicados en el Mundial y
jugaron con el nacionalismo y la seguridad de que el delantero del Atlético
Madrid acabaría decidiendo con el corazón, pero mandó la razón.
¿Hizo bien Diego Costa en decidirse por España y no
por Brasil? Más allá de la comodidad de jugar en su liga y sentirse muy
valorado por sus compañeros y por el ambiente de fútbol español, hay por lo
menos dos circunstancias que generan dudas. Una de ellas, es que al menos
originalmente, el esquema táctico de Del Bosque en la selección española, no
admite un centrodelantero de sus características, al menos como titular.
Justamente, una de las grandes polémicas suscitadas
en la selección española durante la pasada Eurocopa de Polonia y Ucrania pasó
por la falta de uso de un delantero de área y en cambio, optar por el llamado
“falso nueve”, que le viene generando los mismos problemas que al Barcelona: un
gran porcentaje de posesión de balón, pero escasa concreción en la red rival.
La otra gran duda pasa por la cantidad de jugadores
que justamente podrían ocupar ese puesto de Diego Costa, y que aunque la
posición no sea tan rentable, abundan entre los habituales convocados por Del
Bosque: desde Fernando Torres, Soldado, Negredo hasta Villa e incluso Fernando
Llorente.
¡Qué garantías, entonces, puede ofrecer Del Bosque a
Costa que no sea un par de convocatorias en amistosos futuros?
Por lo contrario, si bien es cierto que aparece
tarde, Scolari sí tiene más lugar para Costa, aunque no reparó en él. De hecho,
en la Copa Confederaciones (en la que precisamente ganó la final a España hace
poco menos de cinco meses) optó por un delantero como Fred para jugar entre dos
extremos (Hulk y Neymar), que es otro esquema que no es el que más favorece a
Costa, porque necesita espacios para moverse, pero no hay un recambio tan
grande y allí tendría seguramente más posibilidades y a lo sumo debería pelear
por un lugar contra Alexandre Pato u otros pocos atacantes que con su nivel
pudieran ocupar esa posición. Al menos, es lo que parecía, luego de ser
convocado, en marzo de este año, para dos amistosos con Brasil ante Italia y
Rusia.
Más allá de haber elegido jugar por España, lo que
hay que destacar es cómo desde sus tiempos en el Rayo Vallecano, a los 25 años,
Diego Costa ha logrado explotar hasta niveles tan altos cuando le tocó
reemplazar nada menos que al colombiano Radamel Falcao en el Atlético Madrid, y
con la dura exigencia del entrenador argentino Diego Simeone, funcionó a la
perfección en dupla con David Villa.
Costa es el símbolo del jugador luchador, que se
hace desde abajo, porque ya a los 16 años emigró al fútbol portugués, tuvo que
jugar en equipos pequeños antes de llegar al Sporting Braga y luego, ya fichado
por el Atlético en 2007, volvió a ser cedido al Celta y al Albacete, en la
temporada 2010/11 por fin formó parte del plantel del Atlético Madrid, pero
perdió la primera mitad de la siguiente temporada al romperse el ligamento
cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha, por lo que ni siquiera fue
inscripto.
Recién regresó para 2012, y el Atlético volvió a
cederlo, esta vez al Rayo por seis meses, en el que contribuyó con una gran
actuación a la permanencia en la Liga, lo que generó su retorno al Atlético y
la historia ya más que conocida en la pasada temporada.
¿Fue correcta o incorrecta la elección de Costa? El
tiempo dirá. Sería triste que luego de tanta puja entre las dos federaciones,
el delantero se quedara sin premio, pero no parece alguien resignado. Luchará
hasta el final, como en cada uno de los partidos que tiene que jugar. Es parte
de su muy fuerte carácter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario