domingo, 18 de septiembre de 2016

Con algunas certezas, por fin despega el Aleti (Yahoo)



Muchos, internamente, reconocen que el que pasó fue un verano extraño. El Atlético Madrid no vivía una situación como ésta desde hace años, porque viene de atravesar tiempos tranquilos, con un trabajo a largo plazo que comenzó en 2011 con el argentino Diego Simeone como entrenador.

Sin embargo, las cosas parecía que comenzaban a cambiar cuando en el final de la temporada 2015/16, el Atlético perdió por penaltis la final de la Champions League de Milán ante el Real Madrid por segunda vez en tres años, y como en 2014, había estado al borde de ganar el más preciado trofeo europeo, pero una vez más se quedó en la puerta del título.

La desazón llevó a Simeone, un indiscutido por los hinchas y socios del Atlético que valoran ampliamente su trabajo que encumbró al equipo a lo más alto, a señalar en la conferencia de prensa posterior a la final que necesitaba tomarse un tiempo para pensar si seguiría o no, pese a que su contrato había sido ampliado hasta 2020.

La situación se tornó tan complicada, que los dirigentes más importantes del Atlético, el consejero delegado Miguel Gil Marín, y el director deportivo Andrea Berta, tuvieron que desplazarse a Buenos Aires durante las vacaciones para convencerlo de que siguiera, especialmente en este momento tan importante para el club, que se coronará en la próxima temporada con la mudanza del estadio Vicente Calderón al de La Peineta.

Las negociaciones no fueron fáciles e incluso, distintas versiones indican que Simeone estuvo a punto de marcharse pero los dirigentes le señalaron que el camino para tomar esa decisión era pagar la correspondiente cláusula y el argentino decidió no hacerlo y tampoco se hicieron cargo dos de los clubes que lo pretendían, ni el Inter de Milán ni el PSG del poderoso jeque qatarí Al Thani.

Finalmente, esta semana se dio a conocer que Simeone y los dirigentes resolvieron dar por finalizado el contrato que los une en 2018, es decir, dos años antes de lo previsto, y no parece casual, si lo relacionamos con lo que hemos contado en la introducción de esta columna.

2018 no es un año más, sino cuando acabe la primera temporada en el nuevo estadio, y por otra parte, cuando acabe el contrato de Simeone con el Atlético será justo cuando se juegue el Mundial de Rusia, y puede que al terminar el mismo, quede vacante el puesto de entrenador de la selección argentina, a la que no accedió en esta oportunidad por estar ya comprometido con el proyecto a largo plazo del Atlético, pero que lo encontrará libre si existe la chance dentro de poco menos de dos años.

También el Inter italiano sigue pretendiendo contratar a Simeone, quien no sólo fue jugador del club sino que mantiene una excelente relación con su compatriota, vicepresidente, ex capitán e ídolo del club milanés, Javier Zanetti, quien ya manifestó que el club y el entrenador “se encontrarán en algún momento”.

Tampoco parece que el PSG haya renunciado a contar con Simeone en el futuro y de hecho, si fichó como entrenador a Unai Emery, fue porque esperó hasta cuando pudo al argentino desde que se marchó el francés Lorent Blanc al finalizar la pasada temporada, pero no pudo concretarse el acuerdo al no estar dispuesto a pagar la cláusula de rescisión al Atlético.

Algunos relacionaron los dos primeros malos resultados del Atlético en la Liga (dos empates poco usuales ante Alavés en el Vicente Calderón y ante el Leganés), a que las cosas no estuvieron bien en el verano y a que el argentino consideró seriamente marcharse.

Existen versiones que hasta sostienen que Simeone recriminó a su plantilla tras esos dos partidos recordándole que ya desde la pretemporada le advertía que no la veía bien, algo que no había ocurrido anteriormente y que habría sorprendido a más de un jugador.

Sin embargo, algo de positivo tuvieron esas conversaciones entre Simeone y la plantilla, porque hay pocos entrenadores en el mundo con tanta capacidad de convencimiento y de llegar a fondo a sus jugadores.

Desde ese momento, el Atlético, ahora compuesto por estrellas que integran una de las plantillas más completas y ricas, con fichajes caros con la idea de acercarse en la competencia al Real Madrid y al Barcelona, comenzó a despegar y llegaron tres resultados contundentes, que dejan la idea de que los “colchoneros” volvieron a ser aquel equipo regular y complicado de las temporadas pasadas.

El contundente 0-4 en Vigo a un siempre difícil Celta, dirigido por su compatriota (y ex compañero en distintas selecciones nacionales) Eduardo Berizzo, sin dudas marcó un cambio sustancial a favor. Pero mucho más el 0-1 en Holanda al PSV que fue complicadísimo rival en la pasada Champions League, para rematar con un clarísimo 5-0 al Sporting de Gijón este pasado fin de semana por la Liga, justo cuando esperaba el Barcelona en el Camp Nou.


Con muchas más variantes que en temporadas pasadas, y con la certeza de que Simeone se sentará en el banquillo de entrenador por dos temporadas más, el Atlético cuenta ahora con algunas certezas para iniciar el despegue definitivo y lanzarse a buscar la Champions que se le negó por muy poco en los últimos años, y a pelear en cada una de las competencias, como ya se acostumbraron sus seguidores.

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