viernes, 16 de febrero de 2018

Derechos del Mundial rigurosamente cerrados



Por estos días, varios reconocidos colegas de prensa, muchos de ellos con experiencia en varios mundiales, con capacidad contrastada, deambulan por todos los medios de prensa buscando un resquicio, un atajo, por el que acreditarse al próximo Mundial de Rusia 2018 ante el inminente cierre de inscripciones por parte de la FIFA.

Dos de estos colegas, de una importante ciudad litoraleña,  con quienes hemos tratado y vimos trabajar a excelente nivel en los últimos seis Mundiales y en las últimas seis Copas América, cuentan, para la cobertura de Rusia, con suficientes publicidades para su radio y todo el operativo armado, pero buscaban desesperadamente un lugar entre los acreditados al certamen, o un hueco entre los escasos medios con derechos de transmisión.

Otro colega, en este caso con un programa de TV de muchísimos años, con invitados de primer nivel, tampoco logra acceder al torneo y en este caso, parece ya resignado a verlo a distancia, luego de haber estado acreditado en otros. Esto se repite, por lo que hemos comprobado y chequeado, en toda Latinoamérica.

Este colega, junto a otro, prestigioso abogado argentino que vive en el exterior y que tampoco consigue una acreditación, intentó en vano inscribirse en el Canal de Medios de la FIFA como parte de la prensa gráfica para que se contemple, un poco más accesible desde allí, la chance de conseguir la ansiada acreditación, pero el organismo mundial del fútbol les respondió secamente, en todos los casos, que aunque hayan escrito decenas de artículos “ya se han registrado” como prensa oral y que entonces no podrán cambiar de status.

La FIFA sigue sin contemplar que en este tiempo que nos toca vivir, haya periodistas que trabajan para medios gráficos y al mismo tiempo también se desempeñan para medios orales como radio y TV, por lo que separa unos de otros: o se es periodista gráfico o se es periodista de radio y TV.

Por esta razón, los periodistas que logran registrarse como gráficos no suelen tener problemas de acreditación pero en cambio quienes figuran como de radio o TV, sólo pueden acreditarse si pertenecen a medios orales que tengan derechos de transmisión adquiridos. Caso contrario, los muy pocos periodistas acreditados, con radios o TV sin derechos, no pueden ingresar al estadio los días de partido. Ya no al partido. Tampoco al estadio para hacer notas en la previa o a posteriori.

¿Por qué razón ocurre esto? Por un grave problema que pasaremos a analizar y que creemos que debe tener una solución urgente, a muy corto plazo. Pero de forma, lo que se ve, lo tangible, es que los medios orales que compraron esos derechos de transmisión se oponen a que quienes no los tienen formen parte de la fiesta. Algo parecido a lo que ya hemos conocido en la Argentina hasta 2009, cuando Torneos y Competencias (TyC) no permitía que otras cámaras ingresaran a tomar imágenes de los partidos de los torneos locales, o cuando bloqueaba la chance de que el público que no había abonado el sistema Pay Per View (PPV) viera los goles hasta las 22 horas del domingo cuando por TV abierta se emitía “Fútbol De Primera”, producido por la propia TyC.

Lo cierto es que no se trata de un motivo comercial, para aquellos que creen que quien compra los derechos de TV puede arrogarse el derecho, a su vez, de no permitir el ingreso de los demás competidores. Porque, por ejemplo, sabemos del caso de una radio de una ciudad pequeña de Córdoba a la que Torneos, dueña de los derechos de TV, radio, internet y telefonía móvil para Rusia 2018, llegó a pedirle 250.000 dólares por venderle parte o la totalidad de esos derechos, una cifra directamente obscena, como para que la emisora no responda más o para que simplemente se retire de la operación.

Tampoco, hasta hoy, pueden acceder otras emisoras fuertes o con nombre de Buenos Aires como AM 750, donde relata Víctor Hugo Morales, muy enfrentado con TyC, y Radio Continental no lograba llegar a un acuerdo, en tanto que sólo Cadena 3 (Radiodifusora del Centro SA) y los medios estatales como TV Pública y Radio Nacional, agrupados en Radio y Televisión Argentina S.E. (en este caso, con algunos partidos, no todos, y pagando 8 millones de pesos por ello) eran los únicos que habían conseguido comprarlos.

Ahora bien, ¿cómo puede ser que esta FIFA del “cambio”, que tanto pregonó su nuevo presidente, el ítalo-suizo Gianni Infantino, haya permitido que una empresa como Torneos, cuyo ex CEO, Alejandro Burzaco, estuvo preso y tuvo que pagar una fianza de casi 113 millones de dólares a la Justicia de los Estados Unidos por haber admitido coimas para quedarse con derechos de Mundiales y Copas América, siga ostentando esos derechos pese a todo lo que ya se sabe que ocurrió?

Esta pregunta comienza a responderse en un entramado muy complejo que en verdad comienza ya en tiempos de Joao Havelange pero que siguió nítidamente en tiempos de Joseph Blatter como presidente de la FIFA (1998-2015), cuando la entidad madre del fútbol mundial le vendió los derechos a una tal Mountrigi Management Group LTD, que a su vez, para otros Mundiales y para éste de Rusiam, es la empresa que le vendió los derechos para Argentina as TyC International BV para TV, radio, telefonía móvil e internet.

La historia de Mountrigi se originó a partir de dos nombres, Miguel Diez de Urdanivia y Mauricio Simón Fajer, que comenzaron teniendo un extraño intercambio comercial con el gigante de la comunicación mexicana Televisa, y poseen un permiso (no menos llamativo) para comerciar sin intermediarios en países latinoamericanos, una prerrogativa sugestiva en tiempos de FIFA-Gate.

En verdad, Mountrigi había nacido en 2001 (ya en tiempos de Blatter) como Videoserpel LTD en Suiza, o sea, tierra de Blatter, y con la presidencia empresarial de un tal Willi Dietschi e inmediatamente firmó un contrato con Televisa de “aportaciones no dinerarias” pero que incluían la transmisión de bienes inmateriales para operaciones de programas de radio, derechos de autor, derechos de contenido de programas, etc.

El 12 de noviembre de 2002, Videoserpel y Televissa se fusionaron y la empresa mexicana acabó quedándose con todos los derechos pero en otra extraña operación, un mes más tarde, el 14 de diciembre, Televisa volvió a cedérselos a Videoserpel, que entonces se cambió de nombre a la actual Mountrigi.

Los dos empresarios (Urdanivia y Fajer) siempre contaron con la cobertura de la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI)  y con Emilio Azcárraga Jean, presidente e hijo del fundador de Televisa, prolongando aquel poderío de Guillermo Cañedo, un hombre muy cercano a Joao Havelange en los primeros tiempos del brasileño en la FIFA.

Esto que repercute en la Argentina, con el bloqueo de los derechos para casi todos los medios, se repite en toda América, casi como un espejo.

La pregunta final es por qué, si Infantino pregona tantos cambios, si su campaña electoral para llegar a la presidencia de la FIFA fue basada en la transparencia, resulta que los mismos de siempre tienen los derechos, los que en muchos casos se ha comprobado que pagaron coimas para conseguirlos y no contentos con eso, y pese a sanciones judiciales graves, siguen como si nada pasara y no sólo eso, sino que bloquean el ingreso del resto de los medios.

¿Por qué no hay, en tiempos de pregonados cambios en Zurich, una subasta pública en la que, además, queden fuera de la compulsa los que hicieron trampa en el pasado?
Lo concreto es que para Argentina, TyC  International BV, sólo vendió parte de los derechos al estado, a Cadena 3 de Córdoba, a Tele Red Imagen SA (TRISA), que es una asociación con el Grupo Clarín, y a DirecTV Latin América LLC, que a su vez tiene un 40 por ciento de TyC.

Es decir, que todo queda en “familia”.

Si eso no es monopolio, que la cuenten como quieran.



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