Hace seis jornadas, en la 17 de la Liga Española, el
Barcelona parecía dar un paso decisivo hacia el título cuando venció 0-3 al
Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Los blancos quedaban demasiado lejos, a
poco más de una rueda en juego, y nadie podía imaginar otro rival para los
azulgranas porque si quedaba alguna chance para el Atlético Madrid, éste caía
en Corneliá ante el Espanyol, y entonces la distancia aparecía como casi
indescontable.
Sin embargo, aunque el Real Madrid sí dio por
perdida la Liga y de hecho se sumió en una crisis cuando también se quedó
pronto sin la chance de ganar la Copa del Rey y tuvo que apostar todo a la
Champions League, el Atlético Madrid de Diego Simeone volvió a dar una nueva
muestra de su duro carácter y apenas si cedió un empate (en casa y ante el
Girona) en los seis partidos siguientes, es decir que obtuvo 16 de los 18
puntos en juego, en el mismo tiempo en el que el Barcelona logró 14 porque,
sorpresivamente, no pudo ganar el pasado domingo, en el Camp Nou, al Getafe.
La distancia entre el líder Barcelona y el segundo,
el Atlético, sigue siendo amplia (7 puntos) pero ya no es tan segura si tomamos
en cuenta el momento futbolístico y anímico de cada uno y que, además, y aunque
en el Camp Nou, deben enfrentarse dentro de cuatro jornadas en un partido que
entonces sí podría ser decisivo si alguno de los dos se impone, aunque no tanto
si empataran.
Seguramente muchos lectores creerán que este
columnista exagera y que la distancia es suficientemente amplia entre los dos
equipos, pero es entonces que hay que remontarse a lo que ocurrió en el Torneo
Apertura de Argentina en 2006, cuando Simeone dirigía a Estudiantes de La Plata
en el que aún jugaba Juan Sebastián Verón.
Estudiantes perseguía como segundo en las posiciones
a un Boca Juniors que había sido campeón argentino en los dos torneos
anteriores e iba por el tricampeonato consecutivo en un campeonato corto, de
apenas 19 jornadas, en las que había obtenido los 18 puntos en las primeras 6,
pero su entrenador, Alfio Basile, fue convocado a la selección argentina, fue
reemplazado por Ricardo Lavolpe, y aunque el equipo siguió obteniendo buenos
resultados, ya su funcionamiento no era tan seguro y nadie entendía por qué
muchas cosas fueron cambiadas cuando todo venía funcionando tan bien.
Estudiantes, dirigido por el “Cholo” Simeone, hizo
lo que tenía que hacer: ganó sus partidos, se concentró en ganar todo lo que
estaba a su alcance para luego, esperar el traspié del líder y así fue que
llegó el milagro. A sólo dos jornadas
del final se encontraba a 6 puntos, pero Boca perdió esos dos partidos, y
tuvieron que ir a una final tres días después de la finalización del
campeonato, en la que Boca ganaba 1-0 y Estudiantes terminó venciendo 2-1 y se
quedó con el título.
Cualquier parecido con lo que ocurre ahora puede
ser, tal vez, aventurado o exagerado, pero lo cierto es que Simeone conoce de
estas proezas, como aquella otra de ser campeón en el Camp Nou en el último y
decisivo partido de Liga en 2014, cuando necesitaba un empate, perdía ante el
Barcelona, y Diego Godín lo pudo empatar.
Si fríamente analizamos el calendario de cada uno de
los dos, es evidente que el Barcelona lo tiene mucho más favorable porque ante
los rivales más duros jugará en el Camp Nou (Athletic, Sevilla, Valencia, Real
Madrid y Real Sociedad, además del ya comentado ante el Atlético), pero también
debe visitar a los tres equipos que ahora ocupan posiciones de descenso de
categoría (Las Palmas, Deportivo y Málaga), y tampoco parece nada fácil su
visita al Eibar del próximo compromiso, con los vascos a apenas un punto del
Sevilla para entrar a la Europa League.
Por contrario, el Atlético debe visitar a la mayoría
de los equipos más fuertes (desde el Barcelona hasta el Real Madrid, pasando
por el Sevilla y la Real Sociedad), y
debe recibir al deportivo en el Wanda Metropolitano.
De todos modos, no todo lo referente al fútbol pasa
por los números sino también por el nivel de juego y el Barcelona ha mostrado
una baja importante en los últimos tiempos, especialmente en el ataque, en el
que no terminan de adaptarse los nuevos, Philippe Coutinho y Osmane Dembélé,
como pudo verse ante el Getafe.
De momento, y más allá de los buenos resultados, el
entrenador Ernesto Valverde no pudo solucionar la salida de Neymar porque sigue
faltando la tercera pata ofensiva, y a esto se suma que Lionel Messi suele
tener que bajar a buscar el balón ante la falta de jugadores que lo alcancen a
las posiciones ofensivas, excepto Luis Suárez.
En cambio, el Atlético Madrid no tiene ese problema
porque su juego general permanece inalterable desde su bloque, su 4-4-2 con
pocas variantes, y sus dos grandes atacantes, Diego Costa y Antoine Griezmann.
Si bien tuvo cierta irregularidad defensiva por los constantes cambios en sus
alineaciones, el equipo de Diego Simeone tiene una base estable en lo táctico
que le permite sostenerse en las posiciones de arriba.
¿7 puntos son mucho o poco en una distancia a 15
partidos hasta el final de la Liga? Siempre todo es relativo, pero teniendo en
cuenta las producciones de los dos equipos, y que ahora el Barcelona entrará a
jugar ante el Chelsea por los octavos de final de la Champions y que deben
enfrentarse próximamente, puede afirmarse que aún hay Liga, y que difícilmente
el Atlético renuncie a la pelea, mientras tenga alguna chance.
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