Miguel Russo, ya
totalmente recuperado de su problema de salud y actualmente director técnico de
Alianza Lima, que afronta el difícil grupo de la Copa Libertadores junto con
River, Inter de Porto Alegre y Palestino de Chile, no deja tema sin tocar en
una entrevista con Infobae, y en todos, cuenta con la experiencia suficiente:
la selección argentina (fue jugador albiceleste en tiempos de Diego Maradona),
Messi, lo complicado que resulta para Boca ganar un torneo internacional (él
fue el último DT campeón), el nivel de la Superliga argentina y del fútbol
peruano.
-
¿Cómo
está de su salud?
-
Muy
bien, sin problemas. Es que lo mío fue una bacteria. Una vez superado eso, me
fortalecí y estoy trabajando sin ningún problema. Creo que se confundieron un
poco las cosas, porque aunque se dijeron otras versiones, no era más que esto.
Me siento perfectamente y trabajo con normalidad.
-
¿Qué
tal lo lleva en el Alianza Lima? Le tocó un grupo muy complicado en la Copa
Libertadores.
-
Muy
complicado. Pero lo sabíamos de antemano. Cuesta mucho, porque además, venimos
de una situación económica difícil y tratamos de armar el equipo más
competitivo posible, pero en la Copa Libertadores nunca se sabe. River nos
complicó porque nos empató sobre la hora en Lima, y en Brasil, contra Inter,
sabíamos que iba a ser duro por la calidad de jugadores que tiene. Vamos a ver
en Chile contra Palestino (la entrevista fue previa a ese partido). Nos cuesta
mucho como visitantes.
-
¿Es
un problema de mentalidad?
-
Sí,
hay que acostumbrar al jugador peruano a otra mentalidad, como ya hace la
selección nacional, con Ricardo Gareca, y hay que trasladarla a los clubes, con
plataforma de trabajo, uso de tecnologías, otros métodos.
-
¿Qué
tipo de jugador es el peruano?
-
Es
un jugador muy dotado física y futbolísticamente. Lo que hay que cambiar es un
montón de elementos a su alrededor, pero no voy a descubrir yo al jugador
peruano.
-
¿Es
difícil trabajar en un entorno general de acusaciones de corrupción, como
sucede con la Federación Peruana?
-
No
me meto en esos temas. Trabajo con mi equipo.
-
Siguiendo
con los equipos nacionales, usted fue jugador de la selección argentina.
Incluso participó de aquella durísima etapa de clasificación para el Mundial de
México 1986 con Carlos Bilardo de DT. Por estos días, en la Argentina se
discute mucho si la generación que llegó a tres finales seguidas llegó al final
de una etapa o algunos pueden seguir, o si Lionel Scaloni, que nunca dirigió un
equipo, está capacitado para dirigir a la Selección…
-
Nosotros
vivimos discutiendo. Lo que debe importar es que el entorno de la Selección sea
serio y hasta que no encontremos la forma, va a costar mucho. Yo creo que
cuando hay discusiones así es porque los dirigentes no son claros. Tener un DT
interino no significa que no pueda haber un proyecto. Esta no es la forma de
tener un DT, más allá de los nombres. El problema es de quien lo pone.
-
O
sea, aquello de que la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer…
-
Hoy
es un momento en el que no hay un director técnico que acepte ponerse a cargo
de la selección argentina. Y eso que tenemos entrenadores que tienen éxito en
Europa, en la Copa Libertadores, y que tienen un bagaje muy grande. Y eso
complica las cosas.
-
¿Usted
cree que César Luis Menotti recomponer la situación?
-
Depende
de cómo se defina su función y de allí en adelante, cómo se definan los roles.
-
¿Está
de acuerdo con lo que dijo Lionel Scaloni, acerca de que Argentina hoy no es
una potencia en el mundo del fútbol?
-
No
creo. Argentina siempre saca jugadores y siempre tiene un lugar que genera
respeto en los demás por su historia, por sus posibilidades. Pero también
Uruguay es fuerte, Brasil es fuerte. También sería un error creer que está todo
bien por salir campeón. Ni una cosa ni la otra. Pero en el caso del fútbol
argentino, a donde va, tiene siempre el respeto de todos.
-
Muchos
esperaban que Lionel Messi hablara y contara qué le pasa., sus sensaciones.
Ahora lo hizo. ¿Cree usted que es para mejor?
-
Creo
que el hecho de que Messi hable o no, es algo que depende de cada uno. A mí no
me cambia nada lo que haya dicho. Dentro del fútbol, uno sabe mucho de estas
situaciones y no hay que hacer una historia tan larga.
-
¿Pero
qué cree que le pasa?
-
Nada
en particular. Simplemente que en el Barcelona ganó todo y en la selección
argentina participa de un equipo que lleva ya demasiado tiempo sin ganar y eso
no es algo que tenga relación con él sino que viene de antes, aunque se agravó
con la muerte de Julio Grondona en lo que respecta a la institucionalización y
todo cuesta más. Será un camino largo hasta que el fútbol argentino logre
encontrar la forma.
-
Usted
es el último DT campeón de América con Boca y ya pasaron más de once años de
aquello. Boca acaba de perder una final trascendente con River. ¿cómo se sale
de eso?
-
Es
verdad, sólo la ganamos Juan Carlos Lorenzo, Carlos Bianchi y yo. Lo que se
vivió alrededor de esta final fueron situaciones anormales, pero los argentinos
somos así, el cielo o el infierno. Hay que hacer tratar de encontrar un
equilibrio y luego, hay que demostrarlo en el momento justo. Ese es el problema
del fútbol en este nivel. Es un juego perverso.
-
Usted
contaba con Juan Román Riquelme y un gran plantel. ¿Hubo algo especial que
pueda decir para ganar la Copa?
-
Magia,
no hay. No tengo ningún pase de magia para eso.
Incluso, yo me fui tras haber jugado la final del Mundial de Clubes.
Hoy, eso sería impensado. Con el tiempo, le doy un valor inmenso a aquella experiencia.
-
¿Sigue
el campeonato argentino? ¿Le gusta?
-
No
me gusta hacer comparaciones. Se está jugando acá en Perú el Sudamericano
sub-17 y pude hablar con gente de Uruguay, Brasil…y en los últimos diez años,
el nivel va bajando, y en la Argentina también. Y no es que Argentina no saque
jugadores. Es que no respetamos los tiempos.
Se terminan yendo del país siendo muy jóvenes y eso nos va a llevar al
deterioro. No me gusta eso de pocos ricos y muchos pobres y se terminan
llevando a nuestros jugadores cuando todavía no los terminamos de hacer, y no
llegan ni a los 24-25 años jugando en el país. Ese es un problema estructural
que hay que atacar.
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