En los últimos quince años, el fútbol mundial se ha visto sacudido por algunos casos individuales que luego han generado terremotos institucionales, como los de Olmers, Webster y especialmente, el de Bosman, que fue el que permitió el tránsito de jugadores de pasaporte europeo por cualquier país de la Unión Europea.
En estos días, se produjo un nuevo caso, que, como los anteriores, marcará un antes y un después en el fútbol internacional, cuando el joven volante de Boca Juniors, Sebastián Nayar, que aún no cumplió los 21 años pero ya posee contrato profesional, abandonó las filas de su equipo para pasar a incorporarse al Recreativo de Huelva español, que además, ya lo presentó en su sitio web oficial, y con foto del jugador posando con la camiseta de su futura entidad.
Si bien el fútbol sudamericano (aunque en especial los tres de mayor tradición e historia, como el argentino, brasileño o uruguayo) ya venía sufriendo una sangría porque desde hace una década que los clubes europeos optaron por llevarse a los jóvenes aún sin contrato por ser menores de edad, para no tener que desembolsar luego millones de euros en sus transferencias cuando ya se convierten en figuras consagradas, ahora comienza otra fórmula, como con Nayar, que es la de llevarse profesionales ya hechos, apoyados en el fallo del TAS (el tribunal superior deportivo que se encuentra en Suiza) a favor de los poderosos.
En efecto, cuando ocurrió hace escaso tiempo el caso del jugador escocés Andy Webster, al que ya nos referimos en esta columna, que abandonó un equipo escocés aún con contrato en vigor, para irse a otro inglés, el fallo del TAS (Tribunal Arbitral del Deporte), fue simplemente que Webster podía hacerlo, pero que debía indemnizar a su ex club con los meses que le quedaban de contrato.
Trasladada esta situación al caso de Nayar, que sólo había jugado un partido para Boca en el torneo Clausura finalizado hace semanas (el partido Boca 2 Racing 1, en el que fue reemplazado en el segundo tiempo), al tratarse de un joven con un primer contrato con el club, su salario apenas era de 1000 dólares mensuales, y aún si el Recreativo de Huelva español tuviera que indemnizar a Boca, y cuando el contrato termina en 2012, el monto a abonar por cuatro años de contrato sería de unos 48.000 dólares, unos 35.000 euros, que es una cifra inexistente para el Recreativo, que destinaría, en cambio, un fuerte dinero para tratar de seducir al jugador.
El gran problema es lo que este caso genera, porque hay una enorme cantidad de clubes europeos buscando jugadores en Sudamérica y ahora ya ni siquiera importa que estos jugadores puedan estar comprometidos con sus clubes de origen, porque para estos clubes europeos, hacerse cargo de la indemnización que fija el TAS es casi un regalo, y lo que termina generando es que este caso favorece cada vez más a los poderosos y por otra parte, y más que a nadie, a los jugadores, que en caso de no estar contentos en un club, pueden hacer sus valijas e irse a otro casi sin dificultad, lo que favorece así al movimiento del mercado internacional.
Si sumamos a esto que el euro por lo general está valiendo de tres a cinco veces las monedas sudamericanas, la indemnización para llevarse jugadores sudamericanos es aún más fácil para los clubes europeos.
La consecuencia del caso Nayar es que habrá un éxodo aún mayor desde los continentes emergentes hacia el fútbol más poderoso del mundo, como es el europeo, que hasta puede llegarse a armar una reserva de jugadores a la espera de su posibilidad en el futuro, sin tener que contratarlos para colocarlos en el equipo principal, y de esta manera, se ahorrarían hasta el problema del cupo de extranjeros, amenazado desde que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, instaló el nuevo esquema del “6+5” (seis jugadores nacionales y hasta cinco extranjeros de máxima por equipo en tres años).
Para no tener que imaginarnos lo que ocurrirá próximamente con el caso Nayar, basta con observar lo sucedido con el rival de Boca en la Argentina, River Plate. El volante Oscar Ahumada, en conflicto con la entidad durante la última temporada, manifestó que pretendía un sustancial aumento salarial para la próxima temporada y ante la negativa del club, no se presentó a los entrenamientos al reanudarse la actividad luego del receso.
Ahumada tiene ya algunas ofertas en el exterior, y aún con contrato vigente con River, decidió no presentarse a los entrenamientos. Tanto él como su agente saben que a partir del caso Nayar, en el peor de los casos, su nuevo club debería indemnizar a River con los meses que quedan de contrato, prácticamente como si se fuera gratis. Y esto genera que el jugador fuerce ahora un aumento.
También ya varios juristas deportivos y dirigentes sudamericanos piensan en soluciones. Una de ellas, la que más se barajó en estas semanas fue la iniciativa argentina sugerida a la Confederación Sudamericana (CSF) de generar un TAS propio, que defienda los intereses y los contratos de los equipos del continente, pero este proyecto fue rechazado por la FIFA, que no quiere interferencias.
Por otra parte, ya hay clubes que ofrecen a sus jugadores contratos más largos de duración, con el objetivo de que para llevárselos haya que pagar una mayor indemnización, sin entender que para un club europeo, pagar hasta cinco e incluso seis años de indemnización, es un regalo, y además, para que un jugador acepte firmar en Sudamérica por tanto tiempo, el pago de su salario deberá estar acorde con este acuerdo, lo que parece absolutamente inviable.
Todo indica que Sudamérica marcha hacia otro gran éxodo de estrellas y hasta de promesas de cracks, como ya Boca advirtió a su federación, ésta a la CSF y ésta a la FIFA, pero la tendencia sigue siendo la misma.
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1 comentario:
Y no cree usted Sr. Levinsky, a la vista de los acontecimientos, que el caso concreto de Nayar resulta ser distinto? ¿que existe una querella contra Boca por falsificar la firma del jugador en un contrato inexistente? No es cierto que lo razonable es que el TAS conceda el transfer provisional mientras se dilucida en la justicia ordinaria si ha existido falsificación o no de firma?
Como siempre la FIFA favorece a los poderosos, y en estte caso está perjudicando a un club español modesto, más que Boca. Todos sabemos que en este caso debe primar el derecho del futbolista a desarrollar su trabajo mientras se determina sobre la falsedad del documento que ha aportado Boca de manera sorpresiva y sospechosa. Si Nayar hubiese firmado por el Madrid estaría jugando con su transfer provisional desde la primera jornada de liga.
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