Si hay algo que genera ser periodista es una sensacion, por momentos, de absoluto privilegio en la vida. Si uno tiene la suerte de recorrer un santuario del futbol como sin dudas lo es el estadio Maracana, en Rio de Janeiro, puede considerarse hecho, mas aun, si ya antes tambien pudo presenciar algun partido en este gigante de cemento, y si tambien pudo hacerlo en el estadio Azteca de Mexico DF, la Bombonera, el Giuseppe Meazza o Wembley, entre tantos otros.
Referirnos a las bondades de este estadio, que toma el nombre de un pajaro de la zona, es volver a un tema remanido o que muchos lectores ya conocen. La intencion, entonces, es relatar algunas sensaciones, como la de observar en las fotos de la galeria central, alguna participacion argentina, como aquella del Gato Andrada sin poder detener el penal en el gol mil de Pele en 1969, o el debut de O Rei en el mitico estadio, perdiendo 1-2 ante los albicelestes en 1957, o tambien otro memorable partido del notable diez ante Boca Juniors por la primera final de la Copa Libertadores 1963.
Pero tambien es comprobar, en los murales y entre fotos modernas e impactantes en colores, con los mejores jugadores de la seleccion brasilera de las dos ultima decadas, algunas frases intercaladas que tienen gran inspiracion, y la comprobacion de que los brasileros llevan el futbol en la piel, tal vez como los argentinos, pero desde otro lugar.
Si hay que descatar una frase, el escriba se queda con la del gran maestro Armando Nogueira, que sostiene con simpleza que en el pase, el hombre se afirma como ser social. Por su parte, Ademir Da Guia (nada menos), nos dira que no es el jugador el que debe correr en el futbol, sino la pelota (esto, para algun desprevenido de la modernidad que nos quita la fiesta), mientras que Tostao, aquel brillante jugador, hoy gran columnista de Folha do Sao Paulo, nos recordara que la pelota no ve, sino que es el artillero el que tine que saber a donde ella va a llegar, antes que los demas. Otro grande, Nelson Rodrigues, a quien tuvimos la dicha de conocer y con quien compartimos un programa radial hace ya casi dos decadas, hermano de Mario, el que sembro la idea de la construccion del Maracana, nos comentara que en el futbol, el peor ciego es el que solo ve la pelota, como tambien podremos ver un dicho de la sabiduria popular que sostiene que un equipo que gana, no debe tocarse (por si Ricardo Lavolpe se topa con este blog), mientras que Filpo Nunez, con gran sabiduria, conjugara como yo gane, nosotros empatamos, ellos perdieron.
Subimos los seis pisos del ascensor para tener una vista impactante y panoramica, con las montes como contexto del anillo magico, y recordaremos algunas jornadas vividas alli, como aquel dia de 1989 que Diego Maradona, bastante subido en kilos, vio adelantado al arquero uruguayo Zeoli, y desde la mitad exacta de la cancha sacudio un remate que termino con la pelota en el travesano y todos los espectadores de pie, aplaudiendo al mismo jugador que cargaban tan solo un minuto atras. Lo inolvidable de aquella jugada de la Copa America suma a que al lado nuestro se sentaba el maestro Diego Lucero, uruguayo, por cierto, y gran camarada de los centros de prensa, calles, restaurantes y pupitres en los distintos torneos hasta su fallecimiento.
Mucho se puede contar del Maracana aunque sus historias sean archiconocidas, pero nos quedamos con aquellos murales con frases de nuestros vecinos ilustres, que contribuyen para que la sensacion final, al regresar de la visita, sea la de haber aprendido mucho de ellos.
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