Más que nunca, el fútbol dio muestras en España, durante los últimos días, de que en este deporte-espectáculo una semana puede llegar a ser meses de otra actividad y si se pudiera recordar los rostros y el ánimo de los seguidores del Real Madrid el domingo, luego de la derrota ante el Sevilla por 3-4 y con una durísima asamblea de socios en la que se puso en juego al propio presidente Ramón Calderón, y apenas tres días después, con el triunfo por 3-0 ante el Zenit por la Champions League, casi estaríamos hablando de dos mundos distintos, dos situaciones casi opuestas.
Jorge Valdano, el argentino que fuera jugador, entrenador y hasta director deportivo del Real Madrid, siempre sostiene que el fútbol “es un estado de ánimo” y parece una definición exacta si se toma en cuenta a este Real Madrid. Los blancos, apenas el martes pasado, eran casi un alma en pena, con una enfermería de bajas de jugadores por distintas lesiones, y hasta con tres excluídos por toda la temporada (Van Nistelrooy, De la Red y Diarrá), varios lesionados sin el alta médica hasta el punto de que el entrenador alemán Bernard Schuster sólo podía contar con trece profesionales, y lo que es peor, falta de confianza y con nueve puntos de distancia con el líder, el Barcelona, al que visitaba este fin de semana en el Camp Nou, con el riesgo de ampliar a doce los puntos entre uno y otro.
Sumado a eso, la enorme desconfianza del ambiente, y de los medios, en forma unánime, con el trabajo del departamento físico por parte de Walter Di Salvo, y cuando era claro que los jugadores no parecían confiar en Schuster, se agregó una más que tensa asamblea de socios por la mañana del domingo, en la misma sede del estadio Santiago Bernabeu, en la que no sólo se insultó y cuestionó al presidente Ramón Calderón, que a duras penas logró que se aprobara el balance anual, sino que aparecieron los violentos de los Ultrassur, que en otro tiempo tenían la entrada prohibida a las instalaciones, y que sospechosamente apoyaron al oficialismo, si bien los dirigentes se desentienden de cualquier conocimiento de este grupo.
Y cuando todo presagiaba una segura derrota y por goleada en el Camp Nou para este sábado, ante un Barcelona de una gran temporada hasta ahora, y con un impresionante promedio de gol por partido (3.5), por fin el director deportivo blanco, Pedía Mijatovic, echó mano de la solución que ya tenía preparada desde hacía una semana, y decidió prescindir de Schuster y contratar de inmediato a Juande Ramos, un experimentado entrenador, de una extraña experiencia en el Tottenham en Londres, pero de indiscutibles conocimientos que lo llevaron a ganar dos Copas UEFA consecutivas con el Sevilla hace muy poco tiempo.
Es evidente que no se puede llegar a un acuerdo tan rápido con un entrenador con tanta fuerza como para que Schuster arreglara su indemnización en una mañana (la del martes) y que Ramos asumiera al mediodía y a la tarde ya dirigiera el entrenamiento con miras al partido del miércoles, por la Champions League, ante el Zenit de San Petersburgo. Tanto Schuster como Ramos, sabían desde antes del partido por la Liga del pasado domingo ante el Sevilla, que una derrota aceleraría los tiempos de ambos.
Y el 3-4 final, aún cuando no fue de los peores partidos del Real Madrid, marcó tanto el final de Schuster, que éste se dio el lujo de decir, en la posterior conferencia de prensa, que “en este momento” su equipo “no puede ganar en el Camp Nou”, algo demasiado incorrecto políticamente para un entrenador de un club de esta talla. Una vez conocido que había sido cesado en su cargo, se entiende más que aquel Schuster sabía en su fuero íntimo que ya allí hablaba como un ciudadano común y no como entrenador del equipo, pero después de una frase como esta, era absolutamente imposible continuar en el cargo.
Por su parte, Ramos sabía que lo esperaba, semana más o semana menos, el Real Madrid. Ya Mijatovic le había pedido que rechazara la oferta del Shaktar Donesk, de Ucrania (paradójicamente, equipo al que en el pasado dirigiera Schuster) porque estaba ya a punto de firmar con los blancos. Y por eso es que cuando Schuster firmó el acuerdo por la indemnización el martes por la mañana, al mediodía ya era presentado Ramos.
¿Qué puede hacer Ramos en el Real Madrid? Por lo pronto, comenzó a verse, en alguna medida, al día siguiente de su primer entrenamiento. Un cambio de mentalidad, por un lado, mayor confianza con los jugadores, la utilización de todo el ancho de banda del campo de juego y especialmente, un método claro de trabajo, algo que muchos sostienen que no hubo con Schuster.
Ramos, tal como le ocurriera en el Sevilla o en el Tottenham (donde sus jugadores se resistieron al sistema de alimentación que cambiara durante su paso, hasta que terminó renunciando a su cargo), trae sus propias recetas y su propia idea de juego y de disciplina, y pese a que su sueño era quedarse en la Premier League, no parece menos desafío dirigir al Real Madrid y, al menos, dijo lo que la enorme afición blanca quería escuchar: que se puede ganar en el Camp Nou. Haberle ganado 3-0 a un desganado Zenit 3-0 en la semana, y con dos goles con la vigencia de Raúl, no es poco para comenzar, pero le espera demasiado pronto el peor compromiso posible, nada menos que el Barcelona. Tendrá mucho trabajo por delante.
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