Aclaremos rápidamente: eso de que el Real Madrid salió indemne del Camp Nou, o que bien la pudo pasar mucho peor en su visita a Barcelona, se puede destruir como un castillo de arena no más saber el gasto de los blancos en fichajes de jugadores, lo numeroso de su plantel y lo poco que dedican a su cantera. Es, a esta altura, una mera excusa para no tener que reconocer la abismal diferencia que hoy tiene con su más tradicional rival.
El Barcelona, que también ficha a rolete y que muchas veces gasta de más o ficha vaya a saber por qué razones de mercado, al menos en esta temporada recurrió a sus fuentes, al menos como base para armar un sólido equipo y recurriendo a Joseph Guardiola, quien proviene del equipo B y ha trabajado con los jóvenes, y la diferencia se nota mucho, diría que demasiado.
Hoy, más allá de sus muchas lesiones, el Real Madrid aparece con un rumbo errático, que en las dos temporadas pasadas disimularon dos títulos que no pudieron esconder, ni así, su mal juego y que haya sido dominado por la mayoría de los rivales de la Liga, a los que llegó a vencer de contragolpe. Pero el problema, creemos, aún con los exabruptos de Bernd Schuster hasta hace una semana, algunos jugadores que no encajan en el sistema, no sienten los colores o no tienen capacidad técnica, proviene de mucho más arriba que todo ello. Viene desde su dirigencia incapaz de trazarse un proyecto y cumplirlo, y que ahora, además, sostiene el grupo de los “Ultrassur”, cual club argentino sostenido por su barra brava.
Pocos medios españoles, demasiado triunfalistas o jugados con los colores blancos, han reparado demasiado en aquellas frases pronunciadas por Miguel Gonzälez, “Michel”, sobre que el actual presidente, Ramón Calderón, jamás visitó la cantera en Valdebebas y que para hacer la foto del año hubo que trucarla con photoshop. Acaso sea el más claro botón de muestra de lo que es hoy el Real Madrid y por eso mismo, seguramente, lo primero que hizo Juande Ramos, al regresar de Barcelona, fue visitar al Castilla y tratar de observar el desempeño de algunos juveniles de futuro, lo miso por lo que apeló a Palanca y le salió bien en pleno Camp Nou. El problema parece ser más de fondo y no pasa por ganar o perder. De hecho, el Madrid ha ganado bastante, pese a todo. El tema es que aún ganando, el Real Madrid parece condenado a ganar sufriendo, a no imponer su fútbol, a no deleitar a su gente, y a tener que apelar a conjuras, magias, asambleas o cualquier rareza que equivalga a motivación especial para llegar a algún éxito al final de una temporada, que pinta negra, eliminado ya de la Copa del Rey, a doce puntos delo líder, Barcelona, y segundo (por los pelos) en su grupo de la Champions League, detrás de la Juventus.
Todo lo contrario ocurre con el Barcelona, símbolo de equipo al que le salen todas y que se impone de manera natural por su juego osado, ofensivo, y al que, en relación a temporadas pasadas, agregó la compenetración de su plantel luego de la salida de parte de sus estrellas como Ronaldinho o Deco.
Este Barcelona no sólo tiene un promedio de gol que asusta, con más de tres por partido, sino que le ha dado alas (y poder) al actual mejor jugador del mundo, Lionel Messi, y ha resuelto dejar a Samuel Eto’o, cuando arreciaban las críticas por su mal comportamiento y sus desbordes, pero hay que reconocer que fue bien conducido y que la decisión le trajo muchos frutos.
Hoy el Barcelona es demasiadi más que el Madris, y no sólo lo demuestra la tabla, o el campo de juego en el clásico pasado, sino la actitud previa, durante y posterior al partido. Pero tampoco ser puede negar que al menos los azulgrana tienen un proyecto en su cantera., y así como salieron Cesc, Messi o Piqué o Bojan, siguen apuntando a otros, como el propio Sergio Busquets.
Ya puede el Madrid conjurarse para ganarlo todo, pero hasta el momento, que sepamos, los pingos se ven en la cancha y por ahora, la diferencia entre ambos es enorme, en todos los sentidos.
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