Por primera vez en siete temporadas, no habrá ningún representante italiano en los cuartos de final de la Champions League europea que se sorteará el próximo viernes 20 y que contará con los cuatro equipos ingleses que se encuentran disputando el certamen, en una clara muestra de cuál es hoy el torneo más importante del mundo.
La prensa y la opinión pública italiana han comenzado entonces, rápidos de reflejos, a cuestionarse y a preguntarse por los motivos que han llevado a esta situación, aunque nadie puede sorprenderse mucho a la luz de lo que ha ocurrido en los últimos años en la propia liga local y en la situación estructural que viven sus clubes.
Si en 2006 el fútbol italiano logró colocar a tres de sus cuatro equipos en cuartos de final de la Champions League, ya en el 2007 sólo habían pasado dos, y en la temporada pasada, uno solo, para llegar a la actual de no tener ninguno. El panorama parece bastante claro y en declive, y entre las dos competencias, Champions y la Copa UEFA, sólo Udinese tiene chances de llegar a cuartos de final, porque ni siquiera el Milan fue capaz de superar al Perder Bremen en dieciseisavos.
El administrador delegado, y al mismo tiempo vicepresidente del Milan, Adriano Galliani, no pudo ser más claro con la situación del “Calcio”: “”estamos al borde del abismo, porque la diferencia con la Premier inglesa y la Liga Italiana es que los clubes de esos países son dueños de sus estadios y los nuestros, no”.
Si bien es cierto lo que dice Galliani, porque en Italia los estadios suelen pertenecer a las comunas, los distintos estudios de marketing en Europa no parecen sostener que tener la propiedad del estadio sea demasiado incidente en un déficit o un superávit, sino apenas un mero porcentaje mínimo.
El problema del fútbol italiano pasa por la credibilidad original luego del tremendo caso del Mani Pulite y luego del “Moggigate”, que a su vez derivó en que muchos jugadores estrella dejaron de lado la alternativa de ir a jugar a este país para aspirar a jugar primero en la Premier League, y como segunda instancia, la española.
Pero además, el Moggigate, por el cual se encontró al manager de la Juventus, Luciano Moggi, como responsable de todo un entramado de corrupción con árbitros, dirigentes de otros equipos y la propia Federacalcio para manipular partidos y resultados, el hecho de que la Juventud descendiera por esta causa a la Serie B y que el Milan perdiera puntos en el torneo siguiente y también credibilidad en su institución, conspiraron mucho contra un torneo interno en el que el Inter (limpio de toda esta trama) se ha quedado con los últimos tres scudettos y va camino del cuarto, y salvo en esta oportunidad, siempre la Roma ha sido el único que ha dado cierta competitividad.
La Juventus, recién ahora, en su segunda temporada en la Serie A, ha recuperado cierto nivel pero mantiene muchos jugadores veteranos, como Alessandro Del Piero, el checo Pavel Nedved (que ya anunció su retiro para junio) o el francés David Trezeguet, mientras que en el Milan, la defensa es demasiado veterana, con viejas glorias que mantienen un cierto nivel, como Paolo Maldini o Alessandro Nesta, y en la delantera, otros de generaciones anteriores como el eterno goleador Fillippo Inzaghi y el ucraniano Sevchenko, y pese a nombres de estrellas rutilantes, el equipo no pudo encontrar una regularidad y hasta se habla ya de la salida de Carlo Ancelotti como entrenador para cuando finalice la temporada.
Son pocos los jugadores que van saliendo como novedades, una crítica cada vez más habitual en los medios italianos, aunque es algo que se extiende a otras actividades culturales del país. No parece que las nuevas generaciones tengan demasiado abiertas las puertas, y entonces son escasos los jugadores que aparecen por el momento, con chances de tener continuidad en sus equipos.
Tal vez Giovinco y Chiellini (Juventus), Pato (Milan), Aquilani (Roma) o Ballotelli (Inter) son excepciones en un torneo en el que se suelen destacar jugadores veteranos.
Lo que es evidente es que salvo la Roma, que pudo emparejarse con el más flojo de los cuatro ingleses, el Arsenal, con el que perdió por penales en su propio estadio, el resto de los equipos italianos fue eliminado con justicia y sin mucho que reclamar en los octavos de final de la Champions League.
El Inter pudo arrancarle un empate como local al Manchester United, pero no resistió demasiados minutos en Old Trafford, aunque tuvo sus oportunidades, y la Juventus tampoco pudo ante un Chelsea que llegaba en crisis y que encontró motivación en sus jugadores gracias al trabajo urgente de Guus Hiddink, que llegó a último momento traído por Román Abramovich.
El fútbol italiano va tomando conciencia de que sin un entorno limpio y creíble, y sin una renovación de sus jugadores, no conseguirá hacer más actractiva su liga y sus chances de volver a pelear en Europa sed harán remotas, o dependerán de la llegada de algún crack que siempre los italianos tienen la suerte de fabricar. Pero es claro que en el contexto del fútbol europeo, Italia ha perdido fuerzas.
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2 comentarios:
Por encima de toda consiración, si vas a la cancha a ver un partido del campeonato italiano, te tenés que llevar la almohada de casa, porque es casi imposible que aguantes 90 minutos despierto.
Saludos.
Por encima de toda consiración, si vas a la cancha a ver un partido del campeonato italiano, te tenés que llevar la almohada de casa, porque es casi imposible que aguantes 90 minutos despierto.
Saludos.
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