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Pero no. Apenas podemos ver algunas imágenes por Canal 13 y se llegan a escuchar, de fondo de la transmisión original, los permanentes halagos del relator, Walter Nelson, y del comentarista, Alejandro Fabbri. Ninguna mención, desde "Fútbol de Primera" a lo ocurrido esa misma tarde en el Palacio Tomás A. Ducó. Nada. Un partido más, casi estadístico. Sí, perdió el puntero, Lanús, y aparece el entrenador, el joven Zubeldía, reconociendo hidalgamente que su equipo fue superado. Luego, sin embargo, aparecerá un abanico de explicaciones del conductor sobre otras cuestiones, y no perderá la oportunidad de preguntarle a Juan Sebastián Verón, si le molestaría que la selección argentina jugara con un esquema 4-4-2 (esto significa sin enganche, sin un número 10, la vieja usanza argentina) y "La Brujita" da muchos rodeos para explicar que si bien en Europa cada vez se juega más con la fórmula propuesta por el conductor televisivo, el fútbol argentino "tiene muchoa riqueza y variantes y se podría utilizar distintas fórmulas de acuerdo con cada caso". No hay lugar para Huracán, sí lo hay para propender al 4-4-2, o tal vez al 3-5-2. o lo que esté de moda en Europa. El programa cerrará, eso sí, también, con media hora destinada a emitir el fantástico triunfo de River Plate, como local y ante San Martín de Tucumán, por 2-1 con un penal en la última jugada del partido, que será festejado con fanatismo por el apasionado relator que cuando los tucumanos marcaron el primer tanto, apaciguará recordando que "falta mucho todavía" o que ante cada ataque de los norteños, gritará "cuidado" al jugarle una mala pasada su inconciente, ni qué hablar cuando ante cada ataque riverplatense pida "bomba, bomba" o "está solo fulano de tal" o "qué tiro libre que tenés, Muñeco!". Todo vale, y si esto ocurre es porque los que participan, saben que no hay, paradójicamente, competencia. Todo lo contrario al nombre del programa.
Por la mañana del domingo, leíamos con atención la publicidad oficial del proyecto de Ley de Radiodifusión y que proponía volver a ver los partidos por TV sin tener que pagar, como en tiempos añorados. Mientras las operadoras se llevan tres mil millones de dólares por año con el fútbol, los clubes, en su totalidad, apenas si se llevan 200 millones....de pesos.
El fútbol televisado pide a gritos su democratización en todos los sentidos. Desde un reparto equitativo de lo que el mismo fútbol produce hacia adentro, como de una necesidad evidente de cambio de discurso desde lo que el poder de los medios nos sigue transmitiendo, mientras lentamente se apaga la fiesta popular, apartándonos de nuestro placer. Huracán es, hoy, un símbolo de resistencia contra este poder. Una nueva Ley de Radiodifusión es mucho más que eso. Es una gran herramienta para defender nuestros derechos y una posibilidad de terminar, por fin, con esa impunidad.
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