Pocos pudieron acertar con el resultado, y menos,
con la cantidad de goles en el último clásico, ganado sorpresivamente 3-4 por
el Barcelona en el mismísimo Santiago Bernabeu a un Real Madrid que llevaba 31
partidos sin perder, y a partir del triunfo del Atlético Madrid al Betis, en
Sevilla, la Liga Española pasó a tomar ahora otro color y nada está dicho, a
sólo nueve jornadas de un apasionante final.
Era muy difícil pensar en un triunfo de un Barcelona
que debió vencer demasiados obstáculos en la temporada, a los que nos hemos
referido largamente en nuestras columnas, desde los institucionales hasta los
deportivos.
Sin embargo, el mismo Gerardo “Tata” Martino que fue
cuestionado por los medios catalanes, acertó de pleno en el Bernabeu. Primero
con la estrategia de colocar muchos jugadores con buen pie que poblaran el
medio para quitarle el balón al Real Madrid, y luego con la administración de
los cambios, con la entrada de Pedro y Alexis Sánchez por Neymar y Cesc cuando
hubo que apretar el acelerador para ir por el clásico, y con el diseño de los
últimos minutos con superioridad numérica tras la expulsión de Sergio Ramos.
Al contrario, luego de muchos partidos en los que
parecía que había logrado estabilizar al equipo y a la plantilla, Carlo
Ancelotti volvió a equivocarse en el clásico, y así como en la ida ubicó
erróneamente a Ramos como mediocentro, ahora falló estrepitosamente con la
salida de Karim Benzema, cuando tuvo seis claras situaciones de gol, de las que
había convertido dos, en una noche que parecía hecha para el delantero francés.
El cambio era claramente por Gareth Bale, de cuya
calidad técnica no se duda, pero que por ahora no ha logrado demostrar que su
fichaje valiera lo que terminó pagando el club blanco. Nada distinto puede
decirse de Neymar, que en la temporada fue yendo de más a menos y que sigue sin
reencontrar el nivel de los primeros meses.
Es claro que tanto Pedro Rodríguez como Alexis están
pasando (especialmente el primero) por un momento muy superior al de la
estrella brasileña, pero esta clase de partidos requerían de un sistema que
pasara por la tenencia del balón y no de un intercambio vertical, que netamente
iba a favorecer a los locales.
Sin dudas, fue uno de los mejores clásicos de los
últimos años, ya liberado el Real Madrid de las quejas de José Mourinho y
dedicado exclusivamente a jugar, aunque tanto uno como otro equipo han tenido
demasiadas fallas defensivas. En el caso del Barcelona, cada vez es más claro
que aunque tenga una muy buena salida, Javier Mascherano es de baja estatura
para el puesto, y los blancos aprovecharon esta circunstancia con los
milimétricos centros de Di María a Benzema.
Pero también el genio de Lionel Messi estuvo siempre
concentrado y más que nunca en los últimos tiempos, no sólo marcó diferencias
con su hat trick sino con sus pases sensacionales a sus compañeros para la
definición.
Al finalizar el partido, el Real Madrid reclamó por
supuestos errores arbitrales de Undiano Mallenco, aunque si hubo uno claro, fue
favorable a los locales porque en el penal que transformó en gol Cristiano
Ronaldo, la falta había sido fuera del área.
La gran pregunta ahora es si el Barcelona podrá
mantener el nivel del Bernabeu, porque esta temporada no ha tenido la
regularidad de otras pasadas, y cuánto incidirá psicológicamente para el Real
Madrid, esta inesperada caída en un momento clave de la temporada.
Al acecho se encuentra, más que nunca, el Atlético
Madrid, que al vencer 0-2 en el campo del Betis, alcanza a su tradicional rival
de la ciudad y ambos tienen al Barcelona a un solo punto de distancia, lo que
nunca ocurrió con la Liga en esta década y ya es mucho decir.
¿Podrá el Atlético Madrid, con una plantilla mucho
más corta, aguantar el tirón del Barcelona y el Real Madrid hasta el
final? Muchos dijeron que se caería
mucho antes, pero también muchísimos más han dicho que este Barcelona no
tendría chances en el Bernabeu, y ya sabemos lo que ocurrió.
Por suerte, el fútbol sigue siendo un hermoso e
impredecible deporte, que se basa en demasiados factores como para tener la
seguridad de que uno de ellos incidirá más que otros. Sí hay tendencias,
caminos, momentos, rendimientos que nos pueden ayudar a entender mejor el
fenómeno, pero predecirlo es una tarea muy compleja, casi inútil.
Lo mismo aplica para describir a un genio como
Messi, ya convertido en el segundo máximo goleador de la historia de la Liga
Española, superando nada menos que al mexicano Hugo Sánchez, y en el máximo
goleador histórico de los clásicos, con apenas 26 años de edad, en camino a
batir todos los récords existentes en este deporte.
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