Josep María Bartomeu, el presidente del Barcelona,
no logra frenarse. Cuando parece que apagó el fuego en una zona, le aparece
otro en la siguiente y así, de manera interminable. Necesitaría un día de 72
horas, a falta de 48.
Puede pasar de la presentación de la remodelación
del Camp Nou, para dirigentes y periodistas en la mañana, que se definirá en un
referéndum el próximo 5 de abril, a tener que aliviar a su arquero Víctor
Valdés en la noche, bajando raudamente por el ascensor del estadio, en el
entretiempo del partido con el Celta, para ir a darle ánimos después de la
rotura de ligamento interno de su rodilla derecha, hasta tener que reunirse al
día siguiente con el entrenador Gerardo Martino y el director deportivo Andoni
Zubizarreta, para determinar (por ahora en stand by) si el club va a fichar
otro arquero para los catorce partidos (máxima hipótesis) que quedan en la
temporada.
El pasado domingo, en el comienzo del segundo
tiempo, cuando el Barcelona perdía 3-2 ante Real Madrid en el clásico del
Santiago Bernabeu, se encontraba momentáneamente a siete puntos de distancia de
su vencedor. Apenas cuatro días después, los blancos se encuentran a tres
puntos del Atlético Madrid, en el tercer lugar, y el Barcelona segundo, a uno
del líder. Un cambio total.
Parecía una gran semana para el Barcelona, que vive
en constante movimiento. No es fácil llevar tantas idas y vueltas con el
equipo, que tuvo un gran impacto favorable con el triplete de Lionel Messi y el
triunfo ante Real Madrid, y de repente Martino pasó a ser mucho más respetado y
en permanente debate dialéctico con una prensa local que no entiende por qué no
se juega y no dice que va a mantener el contrato por dos años con el club catalán
aunque el rosarino repita que “voy a cumplir mi contrato”.
Los periodistas catalanes tratan de provocarlo donde
más se siente y le preguntan concretamente por 2015, a sabiendas de que
“cumplir el contrato” pueda significar el uso de una cláusula del mismo que
ante una posible oferta para dirigir a la selección argentina tras el Mundial
(que los rumores indican que ya existe de manera informal), lo que significaría
que podría irse al terminar esta temporada y no en la siguiente.
Son demasiados frentes: una Liga (que parecía perdida
y ahora lo transforman en el principal candidato, al punto de que lo que se
especulaba con lo que podía realizar el equipo en la última fecha como local
ante el Atlético Madrid si éste peleara el torneo con el Real Madrid, se lo proyecta
como una posible final a tres puntos en el Camp Nou), una muy dura serie de
cuartos de final de Champions ante el Atlético Madrid, al que no pudo vencer en
esta temporada en tres partidos (dos de Supercopa y uno de Liga, todos
empatados), una final de Copa del Rey ante un Real Madrid herido, en Valencia,
la lesión y el descarte de Valdés, la continuidad o no de Martino, el
referéndum de la remodelación del Camp Nou, el acuerdo de la ampliación de
contrato con Messi, el anuncio de la ya acordada contratación del arquero
alemán Ter Stegen para 2014-15 y el ya confirmado del talentoso joven croata
Alen Halilovic de 22 años, del Dynamo Zagreb para el Barcelona B.
Sin embargo, toda la presión, hoy, fue en dirección
al Real Madrid, que hasta puso en debate a su arquero de Liga, Diego López. Su
director técnico italiano Carlo Ancelotti, antes sereno guía de un vestuario de
estrellas, ya es comparado con el chileno Manuel Pellegrini, que no pudo ganar
la Liga pese a las muy buenas actuaciones, y fue reemplazado por la mano pesada
del portugués José Mourinho.
En el Barcelona, de pronto, nadie se acuerda de la
polémica de Neymar y su contrato o sus actuaciones por debajo de su nivel, y
ahora la preocupación pasa por el futuro de Martino y si el equipo se arreglará
con el arquero suplente José Manuel Pinto, de 38 años, con apenas 79 partidos
como titular en siete temporadas y 62 goles en contra, y cuyo contrato vence el
próximo 30 de junio.
Hasta Pinto dio el susto a Martino en pleno partido
con el Celta, cuando chocó contra el palo izquierdo y pidió la asistencia
médica, aunque se repuso, ante el suspiro del Camp Nou. “Sólo si nos quedáramos
sin dos arqueros me plantearía fichar a uno”, sostuvo el entrenador argentino
en la conferencia de prensa, en la que insistió en que no cree en la mala
suerte y sí en su plantel, por lo que esta lesión es, apenas, parte de los
avatares lógicos del fútbol. “No me gusta poner excusas”, dice, de manera
saludable.
El suplente será quien fue tercer arquero, Oier
Olazábal, que proviene de la cantera y tiene apenas dos partidos en Primera,
mientras la prensa investiga que el club podría, si quisiera, fichar a un
arquero que participe en la misma Liga o esté sin equipo, aunque no podría
jugar la Champions League.
Mientras, Valdés será operado el lunes en Ausburg,
Alemania, por el doctor Ulrich Boenisch, el mismo que intervino quirúrgicamente
a Samuel Khedira y Jesé, ambos jugadores de Real Madrid. El Barcelona le
ofreció, en un muy buen acto, la renovación del contrato, aunque el jugador ya
manifestó los deseos de cambiar de aire, aunque ahora es una incógnita si lo
seguirán queriendo el Manchester City o el PSG porque tiene para medio año de
recuperación, como mínimo.
El prestigioso periodista Guillem Balagué, que cubre
la Premier League para el diario “As” y la Cadena SER de Madrid, y la Liga
Española para “Sky” de Inglaterra, que ayer presentó el libro “Messi”, la
primera biografía autorizada del supercrack argentino, insiste en que el
Manchester City sigue interesado en fichar a un arquero “porque Joe Hart, el
actual, no termina de convencer”. ¿Seguirá siendo Valdés uno de los candidatos?
Lo cierto es que el Barcelona no puede parar. Es un
constante generador de noticias y seguramente, aunque gane títulos, los medios
no dejarán de especular dentro de pocos días con la próxima temporada, en la
que seguramente no estarán ni Valdés, ni Carles Puyol (que ya anunció su
salida), ni posiblemente Dani Alves ni Alexis Sánchez, ambos con chances de ser transferidos, y entonces
se necesitarán fichajes y así la rueda seguirá andando.
“Estoy sorprendido porque aquí se habla menos de
fútbol de lo que me imaginé”, dijo Martino, de contragolpe, a los periodistas.
Es que en Barcelona se viven tiempos muy acelerados.
No hay tiempo para eso.
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