Es cierto que apenas se han jugado once jornadas de
la Liga Española y que queda demasiado camino por recorrer, y lo mismo con la
Champions League, pero los resultados obtenidos, la facilidad con la que se
quita de encima los adversarios y la calidad de sus jugadores, ya ha generado
un debate en los medios locales que lleva a preguntarse si este Real Madrid
puede parecerse al Barcelona de Josep Guardiola.
Evidentemente, en el entorno del Real Madrid hay una
enorme necesidad de reivindicación cuando aparece, como sin dudas es éste, un
equipo competitivo del más alto nivel, con jugadores que puedan ofrecer un buen
espectáculo, pero la sensación es que todavía falta mucho para poder afirmar
que se trata de un fútbol tan completo como el que hasta hace poco jugó el
Barcelona y que para muchos, es el mejor de todos los tiempos.
Este Real Madrid tiene algunas virtudes muy
importantes. Incluso, en cierto modo, que superan a aquel Barcelona, como una
capacidad de gol envidiable y que va camino de batir todos los récords. Con 44
goles en 11 jornadas en la Liga, y apenas 11 en contra, tiene una media de casi
4 goles por partido y 1 en contra, lo que equivale a decir que es como si
ganara cada partido de Liga por 4-1.
Pero este dato no termina aquí, sino que
si tomamos como ejemplo el último partido ante el Rayo Vallecano en el estadio
Santiago Bernabeu, podremos informarnos de que los visitantes ganaron la
posesión del balón 54,9% a 45,1%. Y no sólo eso, sino que el Rayo ganó estos
porcentajes en los dos tiempos del partido,
En la primera parte, el Rayo tuvo la pelota el 51,7% y el Madrid, el
48,3. En la segunda, el Rayo tuvo la pelota el 58,5% del tiempo y el Madrid,
apenas un 41,5%. Y un “pequeño” detalle: fue en esa segunda parte, cuando los
locales marcaron tres goles, tras irse al descanso 2-1.
En buena medida, esto puede indicar que Real Madrid
no necesariamente es un equipo que necesite el control permanente del balón
para imponer su juego, como sì lo necesitaba el Barcelona de Guardiola. Para
los azulgranas, la posesión era casi todo, la base de su juego. Por la sencilla
razón de que al tenerlo, podía usufructuar como nadie el talento de Xavi
Hernández, Andrés Iniesta y la finalización de un monstruo como Lionel Messi,
pero para ello había que tejer la jugada, urdirla, armarla con mucha paciencia
y toques de todo el equipo moviéndose con ese cometido.
El Real Madrid tiene otro andar. Carlo Ancelotti ha
conseguido que no tema la posesión y que en menos de dos temporadas, se sacara
de encima el peso que representaba aquella disposición de José Mourinho de
depender de los errores ajenos para matar de contragolpe, con balones largos
para sacar el mejor rédito de la potencia de Cristiano Ronaldo.
Este Real Madrid puede tener la pelota y puede
ganar, y hasta golear, sin necesidad de una posesión permanente. Tiene tantos
recursos que puede arrancar y marcar a la primera, o puede llegar a la red
adversaria producto del dominio, o puede hacerlo de contragolpe. Pero parece un equipo seguro de sí mismo, de
su capacidad para el gol, y muy aliviado desde que consiguiera ganar la pasada
Champions League, poniendo fin a una década de polémicas y de una mala cara
externa como club, convirtiéndose en el malo de la película.
De cualquier forma, al Real Madrid también le falta
ganar muchos títulos internacionales, marcar una época como lo hizo el
Barcelona entre 2006 y 2012, como para ser contemplado como lo es el equipo que
dirigió Guardiola.
Sí cuenta el Real Madrid con una gran plantilla,
como pocas en los últimos años, porque la mayoría de sus jugadores son
dúctiles, de buen pie, y ahora juegan al servicio de una cierta estética si
bien, como citamos más arriba en este texto, en la elección por no disponer tanto
del balón también conlleva la de no brindar tantos minutos de su juego a los
espectadores, confiando en que durante menos minutos se puede concretar lo que
otros necesitan para más tiempo.
El Barcelona de Guardiola, a diferencia de este
Madrid, sí fue más generoso en el tiempo dedicado al armado, a la estética.
Cuanto más tiempo de posesión, más belleza para contemplar y acaso sea una
cuestión de tiempo de trabajo como desafío para Ancelotti, que ya consiguió lo
primero: apostar a jugar, más que a especular, y darle una cara más amable al
juego.
Entre el Barcelona y el Real Madrid, hay un tercero
que no debemos olvidar y acaso, el que más se le parece a aquél Barcelona de
Guardiola: su nueva obra, el Bayern Munich actual.
Guardiola también había heredado cierta base de
Frank Rikjaard en aquél Barcelona cuando llegó en 2008, y lo mismo ocurrió con
el Bayern de Jupp Heynckes en 2013, pero en los dos casos, fue dejando su
impronta, un juego basado en la tenencia casi abrumadoramente, en el dominio
absoluto (en lo posible) de los rivales, en un juego basado en el armado y en
tratar de depender de sí mismo. El gol, entonces, llegará como consecuencia
lógica de ese dominio y no necesariamente por un error ajeno.
Este Bayern, por estilo, se parece más al Barcelona
que este Real Madrid, aunque no tenga por qué parecerse y tendrá que recorrer
su propio camino para que en unos años, sepamos definitivamente si estaba para
construir un imperio o sólo se quedó en el intento.
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