domingo, 23 de noviembre de 2014

Messi y un récord fenomenal (Yahoo)


               

                                                  Desde Barcelona

Cada vez quedan menos palabras para definir al supercrack argentino Lionel Messi. Con su hat trick ante Sevilla, en el Camp Nou, ha logrado, finalmente, batir el récord de goles que estaba en manos de Telmo Zarra hace más de medio siglo y sus 253 tantos en poco más de una década con el Barcelona lo sitúan ya como jugador de leyenda, en una élite a la que muy pocos pueden alcanzar.

Si bien tardó en llegar el récord algunos partidos, esto se debe a que hasta los monstruos del fútbol como él tienen altibajos, mejores o peores partidos, aunque en el caso de Messi, definir un “mal partido” puede significar haber hecho tres asistencias claras desaprovechadas por sus compañeros, o tiros en los palos (hubo no menos de cinco en esta “mala racha”) o balones que pasaron al lado de los palos.

Es decir que para calificar o definir a Messi, sólo se puede basar en él mismo, en su propio rendimiento. Porque aún siendo un futbolista de excepción, un jugador único, como hay pocos en toda la historia, Messi es más un atleta que un futbolista, en el sentido de que sus comparaciones sólo son posibles con sí mismo, con marcas anteriores que él haya establecido, y no es posible compararlo con ningún otro jugador en el mundo.

Por eso es tan notable también lo del delantero portugués Cristiano Ronaldo. Porque llegar a poder ser mínimamente comparado con Messi, o haberle arrebatado algún Balón de Oro o competir con él por el galardón, ya está describiendo el notable esfuerzo y la calidad del jugador del Real Madrid, otro portento, que suma ya 20 goles en la Liga en lo que va de temporada y nada menos que 197 en su historia en el fútbol español y en 176 partidos, es decir que su promedio es de 1,11 gol por partido, una cifra impresionante.

Pero Cristiano Ronaldo es, en todo caso, un delantero potente con una inmensa capacidad de gol, con un notable poder de definición, pero que necesita que lo habiliten, recibir la pelota justa.

Messi, en cambio, no necesita tanto de los demás. Es cierto que si recibe el balón con claridad, si otros hacen el desgaste de llevarlo hasta tres cuartos de campo rival, como en otro tiempo más seguido y ahora más discontinuamente Sergi Buisquets, Xavi Hernández o Andrés Iniesta, su cercanía al arco rival facilita su definición y no es casualidad que ante el Sevilla haya podido marcar tres goles y casi cuatro, porque el Barcelona jugó acaso el mejor partido de la temporada y el juego desplegado ayudó al argentino ante un Camp Nou que, una vez más, le dio todo su respaldo.

Messi no necesita mimos desde las gradas ni desde campañas mediáticas. Lo que Messi siempre necesitó fueron mimos con la pelota, recibirla con claridad, tener opciones de pase, y compañeros con ductilidad en sus cercanías para poder combinar con ellos. Messi necesita un equipo a su alrededor que tome la filosofía del juego del toque colectivo, de la presión muy alta para recuperar la pelota cerca del arco rival, y entonces allí es feliz. Y eso es algo que en los últimos meses en el Barcelona ya no estaba ocurriendo tanto.

Mucho se ha dicho de que ésta tal vez no sea la mejor temporada de Messi, pese a que en esta misma ha alcanzado el récord histórico de goles en la Liga Española, y sin embargo, estamos analizando a quien ha marcado 10 goles en 12 jornadas. ¡Y estamos debatiendo si está en una buena o mala temporada! Es decir, nos hemos acostumbrado a tomar con normalidad una situación absolutamente anormal. Y es Messi el que nos obligó a hacerlo, desde alguien que ha llegado a marcar 90 goles en un año, en tiempos de marcajes estrictos y sistemas defensivos enormes.

También nos permite pensar todo esto lo que podría seguir siendo Messi si el Barcelona mantuviese al menos un 70 por ciento del juego que tanto deslumbrara en el pasado, porque los jugadores siguen estando en su mayoría y porque en ataque se ha reforzado con estrellas de la talla de Luis Suárez o Neymar. Y lo que habría pasado con una selección argentina que en el pasado Mundial tuvo que replegarse ante las lesiones de sus principales delanteros. Y aún así, se llevó el Balón de Oro (esta vez con polémica) como mejor jugador del certamen.

Todo eso es Messi, un jugador de leyenda que nos obligó a un cambio absoluto en la forma de ver y analizar a un jugador dentro de un partido o un esquema, o el desempeño de un equipo. Debemos recordar que es alguien que obligó al Barcelona a prescindir de jugadores como Samuel Eto'o, David Villa o Zlatan Ibrahimovic. Es que Messi estuvo siempre por encima de todos ellos, pero necesita a la pelota como el agua. Cuando la tiene, ya nadie puede dudar de lo que es capaz de hacer.


Por eso, todos los que pudimos presenciar el partido del sábado en el Camp Nou ante el Sevilla, guardaremos estas imágenes para toda la vida. Podremos contar, ya de muy viejos, que aquella vez vimos a Messi batir el récord de Telmo Zarraonaindia, “Zarra”. Y que un tremendo crack, como Messi, lo consiguió nada menos que a los 27 años. Una maravilla que hay que agradecer al fùtbol, este hermoso e incomparable deporte.

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