Francisco Romero Taboada se convirtió en la décima
víctima por violencia en el fútbol en España desde1982, debido a un paro
cardíaco producto de una reyerta entre ultras de Atlético Madrid y Deportivo La
Coruña, en lo que de a poco comienza a convertirse en una seria amenaza para
una Liga que de a poco va comenzando a descender varios escalones.
Este hecho, el del duro enfrentamiento entre
doscientos ultras, tres horas antes del partido que Atlético de Madrid le ganó
al Deportivo por 2-0 el pasado domingo, deberá ser investigado exhaustivamente
por las autoridades deportivas y políticas porque esconde demasiados datos que
pueden llegar a ser sustanciales para el futuro.
Por un lado, que no se haya podido encontrar a las
autoridades de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para consultarlas
sobre si la jornada debía jugarse o no, luego de este fallecimiento ocurrido a
las 14 horas, es un muy mal indicio, que seguramente profundizará el enfrentamiento
entre el Gobierno de Mariano Rajoy y el titular de la entidad deportiva, Angel
María Villar.
Por otro, hay una gran preocupación de los
dirigentes de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), también enfrentado a la RFEF
y hoy cercano al Gobierno nacional, y las autoridades políticas, porque todo
indica que los ultras mantenían contacto entre sí y se citaron por whatsap para
enfrentarse físicamente, mientras que por otro lado, se especula con la
participación de ultras de un tercer equipo, los Boys de Sporting Gijón, que
igual que los del Frente Atlético, son cercanos al neonazismo.
Todo esto puede derivar en un recrudecimiento de la
violencia organizada en España, que desde hace rato viene amagando con un crecimiento
del fenómeno, desde los vínculos de muchas agrupaciones ultras con determinados
sectores políticos, y son muy pocos los dirigentes que lograron oponerse a su
presencia en los estadios, entre ellos el ex presidente del Barcelona Joan
Laporta con los Boixos Nois.
Posteriormente, su sucesor Sandro Rosell, intentó restituirles su lugar
en el Camp Nou, sin éxito.
Mientras esto ocurre, al mismo tiempo hay otra
tormenta que se cierne sobre el fútbol español y es que los clubes pueden
quedarse sin un importante subsidio estatal porque el presidente de la RFEF,
Villar, ha desistido de la ayuda ante la Secretaría de Deportes que preside
Miguel Cardenal.
Esto podría desencadenar una importante crisis, que
no es la primera de la última década entre el Estado y la RFEF, porque ya con
el anterior gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2012),
hubo un problema similar que debió zanjar el presidente de la FIFA, Joseph
Blatter, quien amenazó con suspender la participación de La Roja en la Eurocopa
2008 de haber algún tipo de intromisión estatal en el fútbol.
En este caso, si bien la FIFA no intervino, a último
momento Villar debió encontrar una masa de dinero prevista para el presupuesto
de la participación de la selección española en los Juegos Olímpicos de Río de
Janeiro 2016, para los que finalmente fue eliminada, para utilizarlo en
resarcir a los clubes que perdieron el dinero del subsidio estatal, por el
rechazo de Villar a cobrarlo.
Este rechazo de Villar se debe a que en el caso de
continuar aceptándolo, debía incluirse en la nueva Ley de Transparencia, que
comienza a regir en diciembre, por la que todos los clubes que reciban
cualquier subsidio estatal deben dar a conocer todo tipo de cifras sobre
gastos, ingresos, balances, licitaciones, y de esta manera, el máximo dirigente
del fútbol español debería especificar todos sus gastos personales en todo este
tiempo.
Pero no le resultó fácil encontrar una solución.
Está enfrentado a la LFP, que maneja el fútbol, y también al Estado, pero se le
sumaron muchas federaciones autónomas, que necesitan ese dinero que antes
recibía la RFEF para sus gastos, en una época nada fácil debido a la crisis
económica que atraviesa aún España.
Y por si esto fuera poco, el fútbol español todavía
espera que se conozca el informe completo de Michael García, sobre posibles
actos de corrupción en la votación por el otorgamiento de los dos próximos
mundiales a Rusia en 2018 y especialmente a Qatar 2022.
Por el momento, la FIFA dio a conocer un documento
de menos de cien páginas pero continua sin dar a conocer el más amplio de los
dos, el que abarca a mayor cantidad de dirigentes de todo el mundo.
Y no termina tampoco allí, sino que esta semana, la
Fiscalía entregaría un informe definitivo sobre un posible amaño del partido
Levante-Zaragoza en 2011, que involucraría a la mayoría de jugadores del
Zaragoza y nada menos que al entrenador del equipo de entonces, el mexicano
Javier Aguirre, hoy entrenador de la selección japonesa.
Si bien se cree que el caso no se resolvería hasta
finales de 2015, por asuntos burocráticos, las sanciones más probables son las
de inhabilitación de uno a seis años en sus funciones. No sólo Aguirre está
involucrado, sino el capitán del Atlético de Madrid, Gabi.
Muertes, posibles amaños, corrupción y opacidad en
sus cuentas. El fútbol español parece acompañar a la crisis, lejos del glamour
de su Liga cuando la pelota se aleja del césped y del estadio y se acerca al
entorno o a los escritorios.
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