Será una semana corta, esta que nos lleva al Clásico
del domingo en el Camp Nou. En el medio,
el Barcelona estará distraído con un importante partido de Champions League
ante el Manchester City, en el que lleva ventaja pero que deberá atravesarlo,
mientras que el Real Madrid no tiene compromisos y en todo caso, su
recuperación anímica, y el acondicionamiento físico de algunos jugadores
claves, parecen ser su eje.
Pero, ¿quién llega mejor de los dos al Clásico? Sin
dudas, en principio, el Barcelona.
Pero cuando decimos “en principio” lo
hacemos en base a esa gran frase de un periodista argentino ya fallecido a
fines de los años setenta, Dante Panzeri, quien definió al fútbol como “la
dinámica de lo impensado”, algo que lo hace tan hermoso, por lo impredecible, y
más aún, cuando hay fuerzas tan parejas de un lado y del otro del campo de
juego.
Y si todo indica que el Barcelona llega mejor es
porque no sólo sigue en competencia en los tres frentes (Liga, Copa del Rey y
Champions League) sino que ha podido adquirir cierta solidez y buenos
resultados, aunque el funcionamiento siga estando muy lejos de lo que fue hace
tres temporadas.
El hecho de haber recuperado la punta luego de haber
perseguido desde atrás al Real Madrid, y el gran momento goleador de Lionel
Messi, que ya supera por dos tantos a Cristiano Ronaldo luego de haber estado
muy lejos hasta finales de 2014, son dos de los aspectos que muestran con
claridad la diferencia anímica y de rendimiento entre uno y otro.
Es cierto que el Barcelona no jugó un gran partido
en su visita al Eibar, pese al triunfo, y que Real Madrid, en cambio, encontró
un funcionamiento que hacía tiempo no tenía, con el regreso a la titularidad de
Luka Modric en el medio, y de Sergio Ramos en la defensa, los dos, luego de
prolongadas lesiones.
Modric es un jugador fundamental en la conexión
entre la línea media y el ataque, mientras que Ramos representa un condimento
anímico de gran impacto y de hecho, fue quien con sus goles definió partidos
trascendentes de los blancos. Si a eso le sumamos que el galés Gareth Bale
llevaba ocho partidos sin convertir y pudo concretar los dos ante el Levante en
el Santiago Bernabeu, puede concluirse en que hay ya tres jugadores que
llegarán al Camp Nou en posibilidades de darle frescura al andamiaje del
conjunto.
Aún así, el Real Madrid ya tiene el panorama claro
para el Clásico del domingo, pero no es lo mismo para el Barcelona, porque
hasta el jueves a la mañana estará concentrado en un muy importante compromiso
previo, el del Manchester City de la Champions, que además generará un desgaste
físico que puede pasar factura después aunque del mismo modo, en el caso (muy
probable) de clasificación del Barcelona a cuartos de final de la competencia
europea, influirá positivamente en lo anímico.
Desde lo puramente estadístico, el Real Madrid
también llega clasificado a los cuartos de final de la Champions, pero la
imagen que dejó tras caer sorpresivamente derrotado 3-4 ante el Schalke 04 en
el Bernabeu, y el vacío del estadio el domingo pasado ante el Levante, son dos
muestras de que a veces los números no lo son todo y que el funcionamiento del
equipo es lo que cuenta.
En este sentido, los blancos no estaban jugando nada
bien. Sin confianza y sin demasiado compromiso colectivo, cada línea pareció
desinflada durante 2015 y el propio Cristiano Ronaldo parece torcido a la hora
de definir, sumado a la racha que atravesaba Bale, y serios problemas
defensivos.
Pero no hay mejor ocasión que el Clásico en el Camp
Nou para revertir la situación y el regreso de Ramos y Modric, el retorno de
Bale al gol, y la chance de volver a la punta de la tabla de posiciones con una
victoria, parecen motivaciones suficientes.
El Barcelona no ha encontrado un funcionamiento, con
el agregado de que salvo dos o tres jugadores al margen de los once titulares,
el resto del plantel no reúne el mismo nivel y el entrenador Luis Enrique
Martínez no siempre encuentra las piezas necesarias para algunas ocasiones
importantes.
¿El resultado del partido es definitorio? Todo
indica que sólo podría serlo, parcialmente, si gana el Barcelona o si lo hace
por un resultado contundente. Porque ya la brecha entre los dos se agrandaría
demasiado, a poco del final, y lo anímico jugaría también su partido extra.
En caso de empate, el torneo seguiría sin definición
y tal vez, con el envión anímico de los blancos de saber que ya han superado el
principal escollo, y sin haber sido derrotados, como para buscar la ocasión
propicia para alcanzar o pasar a su gran rival.
Y un triunfo de los blancos, si bien tampoco define
la Liga, sí sería un duro golpe para su rival y en su propio campo.
¿Está en condiciones el Real Madrid de dar el golpe
en el Camp Nou? No parece nada fácil en estas horas, pero ¿quién duda de que
con esa calidad de jugadores lo puede conseguir? Claro que si el Barcelona pasa
a cuartos de la Champions ante el Manchester City, la fortaleza anímica de otro
buen resultado, y ante su público, lo hará casi inexpugnable.
Ya falta poco para que se enfrenten los dos colosos
en el que se ha convertido, por estos tiempos, como el partido más esperado del
planeta. Ojalá ambos estén a la altura del acontecimiento y vivamos una gran
fiesta del fútbol.
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