El sábado, aunque sin entusiasmar demasiado, el
Barcelona había triunfado en Granada y se ilusionaba apostando a la no muy
posible idea de acercarse, aunque fuera algo, al líder Real Madrid. El domingo
a la tarde, el Atlético Madrid ya se sentía casi fuera de la chance de repetir
el título de la temporada anterior, pero se iba a dormir con una media sonrisa,
luego de que los blancos no pasaran del empate ante el Villarreal en el Santiago
Bernabeu, que no sólo los volvía a meter en la lucha, sino que los mantenía a
la misma distancia de siete puntos.
Esta Liga, que ya entra en sus diez jornadas
finales, ha tenido esta característica: dos equipos luchando palmo a palmo, el
Real Madrid y el Barcelona, con los blancos casi siempre arriba, salvo al
principio, y con el Atlético, tercero, y acercándose o alejándose de acuerdo a
cada momento, aunque mostrando, en el enfrentamiento cara a cara contra ambos,
una enorme paridad con ellos.
¿Esta alta competencia implica un gran nivel en el
juego de los tres equipos? Si bien sigue siendo muy atractiva para el mundo
entero, esta vez, o al menos en estos meses, la respuesta es rotundamente no.
Ninguno de los tres equipos que encabezan la Liga están jugando como lo han
logrado en tiempos pasados, aunque por distintas razones.
Esto no es alarmante en este momento, pero sí podría
serlo en diez días, cuando deban enfrentar los partidos de vuelta de la
Champions League, en algunos casos, o en el partido casi decisivo de la Liga,
el Clásico, dentro de tres jornadas, cuando el Barcelona reciba en el Camp Nou
al Real Madrid y tenga, tal vez, la chance de alcanzarlo o de pasarlo.
De los tres, el que menos sorprende, puede decirse,
es el Barcelona. Al contrario, algunas cuestiones individuales se fueron
modificando en el último mes y el uruguayo Luis Suárez ha ido creciendo en peso
y en gol, desechando los primeros rumores acerca de que su nivel no era el
esperado, cuando regresaba de una larga suspensión, y el sistema de ataque del
equipo de Luis Enrique Martínez no era el que más le convenía, porque necesita
de espacios como en el Liverpool, que en este caso no los tiene, apretado entre
los volantes con llegada y los otros dos compañeros de ofensiva, Lionel Messi y
Neymar.
Justamente el brasileño es el que ha bajado ahora su
nivel, acaso desgastado por una seguidilla de partidos o por las altas y bajas
anímicas que atraviesan todos los jugadores en algún momento, pero el Barcelona
sigue ganando por algunas individualidades mucho más que por la labor del
equipo, como pudo notarse en Granada o en Manchester, donde, de todos modos,
llegó a tener algunos buenos pasajes de juego asociado.
Lo cierto es que el Barcelona ya no tiene su eje en
el medio, como en la última década, sino en el ataque, donde encuentra su punto
más fuerte, en su contundencia y en el peso de sus atacantes ahora que Xavi
Hernández comienza a declinar físicamente y Andrés Iniesta alterna pizcas de
genialidad con otros momentos de invisibilidad en el campo de juego. Así es que
Iván Rakitic fue clave en los partidos de la semana pasada.
Atlético Madrid tampoco es el mismo por estos días.
Si bien sus dos delanteros han sido efectivos, especialmente Griezmann, aunque
también Mandzukic, es claro que está fallando especialmente en la creación,
dejando demasiado solo a Arda Turán, pero no ha tenido la efectividad ni la
constancia de la pasada temporada y tampoco su andar es tan seguro como hace un
año y de aquél pico ante Real Madrid y el 4-0 en el Vicente Calderón por la
Liga, parece haberse aflojado con la eliminación ante el Barcelona por la Copa
del Rey.
Su partido ante el Sevilla, como el anterior ante el
Bayer Leverkussen por la Champions League, cuando sólo fue derrotado por 1-0
por el enorme respeto de los alemanes por la historia, la camiseta y el nombre
del club español, son una muestra de este momento en el que necesita más
llegada y adelantar un poco más las líneas, sumado a algunos extraños cambios
desde el banco de suplentes por parte de su muy cotizado entrenador, Diego
Simeone.
En cuanto a Real Madrid, más allá de tener
encaminada la eliminatoria de la Champions ante el Schalke 04 y su
prácticamente segura clasificación a cuartos de final, y de seguir como líder
en la Liga, aunque ahora con el Barcelona cerca, a dos puntos, también es claro
que no viene rindiendo de acuerdo a su potencial.
Los blancos no están funcionando en el ataque con la
potencia de hace un mes porque ni cristiano Ronaldo ni Gareth Bale están cerca
de su nivel, la larga ausencia de Luka Modric ha ido generando problemas de
engranaje en el medio, en el que el reciente fichaje, Lucas Silva, se encuentra
en proceso de adaptación, y cuando no juega Sergio Ramos, aunque dispone de una
gran plantilla, se nota demasiado la diferencia.
Lo concreto entonces es que la Liga sigue siendo
competitiva, que cualquiera de los tres representantes españoles pueden llegar
lejos en la Champions, pero en estos momentos, ninguno de los tres puede
ofrecer garantía de buen fútbol.
Ojalá que esto dure muy poco.
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