Cuando pasen los años y se revisen las estadísticas
de la actual Liga Española que está llegando a su fin la próxima semana, los
números fríos dirán que la ha ganado el Barcelona o en su defecto, el Real
Madrid. Es decir, algo similar a lo que vino ocurriendo casi siempre en los
últimos años.
Lo mismo podría ocurrir si el 28 de mayo en el
estadio Giuseppe Meazza, Real Madrid le ganara la final de la Champions League
al Atlético Madrid, tal como ocurriera hace dos años en Lisboa.
Sin embargo, quien siguió las competencias de los
últimos años, tanto la Liga como la Champions, sabe que las cosas no fueron
así, que no fueron tan lineales y que entre el Real Madrid y el Barcelona, con
presupuestos mucho mayores y otro poderío institucional, se coló el Atlético
Madrid, peleando palmo a palmo por los títulos español y europeo.
El Atlético resignó a una jornada del final de la
Liga, el segundo lugar a manos de su rival de la final de la Champions y vecino
de ciudad, el Real Madrid, tras haberlo superado en casi todo el transcurso del
torneo y haberle ganado en el average, es decir que en el caso de que hubiesen
tenido que definir el título entre ambos, los rojiblancos habrían sido
campeones pero no todo termina allí.
Hasta la anteúltima jornada, Atlético llegaba
igualado en puntos con el Barcelona y sólo quedaba segundo por el average, en
una campaña excepcional que en otras temporadas anteriores tal vez hasta le
podría haber valido un título.
Atlético Madrid tuvo una semana agridulce porque si
bien quedó ya sin chances en la Liga tras caer sorpresivamente ante el
descendido Levante, ha logrado el objetivo mayor, que es la clasificación para
la final de la Champions League aún habiendo caído 2-1 en el Alianz Arena ante
el Bayern Munich, en un durísimo partido.
La altísima posesión de pelota por parte del Bayern
y su total dominio en la primera parte, sin embargo, no lograron sacar la
enorme ventaja que merecía porque el Atlético no lo dejó entrar casi nunca con
claridad a su área gracias al tremendo trabajo defensivo de sus cuatro zagueros
y del extraordinario desempeño de su portero Oblak.
Y cuando tuvo la mínima chance de empatar, lo hizo a
través del gran momento que vive el delantero francés Antoine Griezmann, de
gran contundencia y después de una muy buena asistencia de Fernando Torres.
Se ha debatido mucho sobre el aporte del sistema del
Atlético Madrid al fútbol. Muchos consideran que al no haber casi nada de
estética en su juego y demasiado de utilidad, no merece el mismo respeto que el
de aquellos equipos que se brindan para el espectáculo como el mismo Bayern o
el Barcelona (a los dos los eliminó el equipo de Diego Simeone en esta
Champions).
En este sentido, creemos que primero habría que
plantearse qué significa jugar bien y qué creemos que es el fútbol. Si se trata
de un deporte profesional en lo que vale ganar sin importar demasiado las
formas, entonces es claro que lo del Atlético es sensacional por todo lo
conseguido desde la llegada como entrenador de Simeone desde 2011.
Si en cambio, el fútbol tiene una importante parte
de estética al tratarse de un espectáculo por el que mucha gente paga por ver,
ya sea asistiendo a los estadios o como consumidor ante la TV o aplicaciones
varias, entonces el aporte del Atlético habrá sido muy escaso y hasta muy
discutible al negar muchos aspectos del juego, de la diversión, para centrarse
en errores del rival o aprovechar ocasiones cuando se presenten.
Lo que sí resulta claro es que desde la llegada de
Simeone al Atlético, un equipo que se debatía en una zona gris de la Liga, sin
mucho panorama para el futuro, las cosas cambiaron mucho y de a poco, fue
armando un plantel ganador, con solidez y cada vez con mayor rendimiento
colectivo.
Tal vez confundan algunos gestos del propio Simeone,
como mencionar que sus equipos juegan “con el cuchillo entre los dientes” o por
hacer algunos gestos antes de los partidos o durante los mismos, que pueden
desviar la atención hacia detalles menos interesantes y si se quiere, más
burdos.
Pero lo que debe quedar claro es que este Atlético
Madrid es producto de un gran trabajo, de un gran sistema táctico y del
aprovechamiento integral de cada uno de los jugadores que componen el plantel
rojiblanco.
No se llega a ganar una Liga y a pelear otras ante
dos potencias como Barcelona y Real Madrid, ni se llega a dos finales de
Champions en tres temporadas, de pura casualidad. Más bien, al contrario, a
causa de mucho trabajo y de mucho conocimiento.
Simeone lleva diez años en su experiencia como
entrenador y apunta todavía más alto. Sin dudas ya se encuentra en la élite del
fútbol y los seguidores del Atlético recordarán estos años como un gran tesoro.
Y eso no lo puede alterar un resultado más o uno menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario