Ninguno de los
dos sacó un buen resultado en los partidos de ida en Buenos Aires y sin
embargo, llegan con muy diferente estado de ánimo para la definición de la
semifinal de la Copa Libertadores 2020.
River Plate,
animador de las últimas seis ediciones, de las que llegó cinco veces a la
semifinal y ganó dos, fue vencido de manera contundente por 3-0 ante Palmeiras
en la cancha de Independiente (su estadio se está remodelando) pese a dominar
por completo hasta la llegada del primer gol brasileño promediando el primer
tiempo y a partir de allí se desinfló completamente.
Es evidente que
ya no es el equipo seguro que era desde que perdió a sus estrellas (el defensor
Lucas Martínez Quarta, los volantes Exequiel Palacios y Juanfer Quintero y los
delanteros Ignacio Scocco y Lucas Pratto), y si bien sigue teniendo mucha
posesión de balón, sufre mucho en las dos áreas: le hacen muchos goles y
convierte demasiado pocos para todo lo que domina a sus rivales.
“Hay que ir por
una noche épica a Brasil, de esas que muy pocas veces ocurren, no queda otra
opción”, sostuvo un preocupado Marcelo Gallardo, en referencia al partido del
próximo martes en San Pablo, y agregó que “ahora tenemos un sentimiento
amargo”. La eliminación podría ponerle fin al ciclo de Gallardo luego de seis
años y medio.
El muy mal
estado de ánimo de River es evidente, al punto de que se le escapó el sábado
una gran chance de ser finalista de la Copa Diego Maradona al caer con un juego irreconocible 2-0 ante
Independiente, que atraviesa una larga
crisis.
Por el
contrario, Boca llega también complicado, luego de no haber podido ganarle a
Santos como local, y con un mal desempeño, pero confía en poder avanzar el
miércoles con un gol (que valdrá doble) en el estadio Villa Belmiro, o bien por
penales, apelando a la tradición por la que suele irle bien en tierras
brasileñas en los torneos internacionales (en esta Copa venció 1-0 a Inter en
Porto Alegre por la ida de los octavos de final).
“El rival vino a
hacer su negocio pero Boca ha pasado por este tipo de situaciones y en esta
Copa hemos perdido un solo partido y fue como locales. Si me preguntan si el
del 0-0 fue el partido deseado, por supuesto que digo que no”, sostuvo Miguel
Russo, quien fue el entrenador que ganó la última Copa Libertadores para Boca
en 2007.
Boca, que al
empatar el sábado 2-2 ante Argentinos Juniors consiguió el pasaje a la final de
la Copa Diego Maradona, llega fortalecido anímicamente aunque sin conseguir un
buen funcionamiento colectivo, y en medio de una polémica con el Santos.
Al día siguiente
del partido de ida, se supo que dos jugadores brasileños, el arquero John y el defensor Wagner Leonardo (suplente)
dieron positivo de coronavirus y no podrán estar en la vuelta. En Boca creen
que en el Santos ya lo sabían (aunque los hisopados antes de partir a Buenos
Aires dieron negativo) y creen que por eso, el entrenador Cuca determinó que el
equipo no regresara al vestuario en el entretiempo y se quedara en el césped.
El temor es que los jugadores de Boca se pudieran haber contagiado.
Sin embargo,
varios videos demostraron que es habitual que Cuca de las charlas técnicas en
el césped y que el arquero John abrazó a cada uno de sus compañeros antes del
partido.
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