Con los
jugadores que tiene en su plantel y el dinero invertido en estos últimos años,
en los que recaudó mucho más gracias a su mejor ubicación en los distintos
torneos y a su crecimiento institucional, el Atlético de Madrid bien podría
jugar con un poco más de estética y un criterio más creativo, con un poco menos
de estructura y sus futbolistas, más sueltos.
Sin embargo, hay
que aceptar que de cambiar esta filosofía, ya no sería un equipo del “Cholo”
Diego Simeone. El entrenador argentino volvió a ganar un título de Liga
Española, el segundo en nueve años y medio desde que asumió, por encima del
Real Madrid y del Barcelona - clubes
mucho más poderosos y con mayor presupuesto- siguiendo su manera de
pensar, manteniendo su esquema habitual, y es innegable que esto le funciona y
muy bien.
Tal vez la
imagen más gráfica de toda esta Liga 2020/21 haya sido la de un momento crucial
como fue el minuto de refresco pactado de antemano para el segundo tiempo en el
anteúltimo partido ante el Osasuna, cuando el Atlético perdía sorpresivamente
0-1 y de esta manera, permitía que el Real Madrid lo pasara a una sola fecha
del final y cuando quedaba ya muy poco tiempo de juego.
Entonces,
Simeone trabajó ese lapso con sus jugadores rodeándolo, como si fuera algo
similar al minuto del básquetbol, al que piden los entrenadores cuando su
equipo tiene un bajón, para cambiar el clima. Allí apareció un “Cholo”
tranquilo pero enfático, apoyando sus índices en las sienes para decirles
“poder mental, poder mental”. La mente siempre ha sido una aliada de Simeone,
un poder ganador, el sobreponerse a todo, el aprovechamiento integral de cada
ocasión.
Al regreso de
ese pequeño descanso, el lateral brasileño Renán Lodi, que acababa de ingresar
como suplente, marcó un golazo, y seis minutos más tarde apareció el gran
goleador uruguayo Luis Suárez, con todo su oportunismo, para definir tras un
perfecto centro al ras del belga Yannick Ferreira Carrasco. Todo había cambiado
y el Atlético pasaba a depender de sí mismo en la última fecha, y se
consagraría campeón.
Muchos han
acercado a Simeone a Carlos Salvador Bilardo, quien lo comenzó a convocar
cuando era un jugador muy joven aunque no lo terminó llevando al Mundial de
Italia 1990, pero el “Cholo” es difícil de clasificar aunque bien se lo podría
definir en términos muy generales como pragmático, al punto de llegar a citar
frases que no siempre caen bien o tienen justificación como que lo único que
importa es ganar o cuestiones por el estilo.
De todos modos,
su obra en el Atlético Madrid es, a esta altura, impresionante. Llegó en
diciembre de 2011 cuando el equipo atravesaba una crisis con Gregorio Manzano
como entrenador y el objetivo era sacarlo de los últimos lugares de la tabla,
cosa que logró con creces al punto de que terminó siendo campeón de la Europa
League en la temporada siguiente y de a poco comenzó a construir una estructura
con un fuerte carácter ganador, pasaran los jugadores que pasasen, algunos de
enorme calidad desde el central uruguayo Diego Godín hasta delanteros como
Radamel Falcao, Diego Costa, Fernando Torres o David Villa o arqueros como
Thibaut Courtois.
En estos nueve
años y medio, Simeone ganó dos Europa Leagues (2011/12 y 2017/18, dos Supercopa
de Europa (2012 y 2018), dos ligas españolas (2014 y 2021), la Copa del Rey
2012/13 y la Supercopa de España 2014, además de haber llegado a dos finales de
Champíons League en 2014 y 2016, ambas perdidas contra el Real Madrid, aunque
la más dolorosa fue la primera en Lisboa, cuando los blancos empataron el
partido a los tres minutos de descuento por un cabezazo de Sergio Ramos y luego
se impusieron holgadamente en el alargue.
En esos mismos
años, el Atlético consiguió colocarse siempre entre los tres primeros de cada
liga y fue protagonista permanente de las ediciones de Champions, como cuando
eliminó al Liverpool vigente campeón de Europa en 2020.
Pero además,
Simeone logró potenciar a muchos de sus jugadores y fue delineando su equipo
final cuando consiguió afinar su propósito, ahora rodeado de su compatriota
Nelson Vivas - así como antes tuvo a su lado a Germán Burgos, que desde 2021
decidió continuar su carrera en solitario- y siempre con el profesor Ortega
–uruguayo- en la preparación física.
A Simeone (que comenzó
dirigiendo a Racing a la semana de haberse retirado como jugador, y fue épico
campeón con Estudiantes de La Plata en 2006 y repitió con River en 2008), le
gustan los esquemas sólidos, más que estéticos, con un clásico 4-4-2 aunque fue
variando en algunos detalles, como el cambiar un lateral puro por la izquierda
como Lodi por un central adaptado, como Mario Hermoso, mientras que Felipe fue
alternando la posición de central con el uruguayo Josema García, parados al
lado de un firme Stefan Savic y con el lateral derecho inglés Kieran Trippier,
todos ellos sostenidos por un excepcional arquero como el esloveno Jan Oblak,
uno de los tres mejores del mundo en la actualidad.
En la mitad de
la cancha tampoco dudó en modificar las piezas cuando no estuvo convencido ni
con el rendimiento del uruguayo Lucas Torreira ni con el mexicano Héctor
Herrera y se fueron adueñando de las posiciones tanto el veterano (y capitán)
Koke como un gran Marcos Llorente, proveniente de la cantera del Real Madrid,
mientras que Ferreira Carrasco fue muy importante desde uno de los carriles y
Saúl Ñiguez comenzó del otro lado aunque en esta temporada no tuvo regularidad.
La dupla
atacante terminó siendo clara, con una notable producción del argentino Ángel
Correa, cuya evolución es evidente, y el llamado a la selección nacional, un
estricto acto de justicia, y como goleador, la enorme figura de Suárez, quien
llegó con hambre de gloria tras haber sido insólitamente desechado por el
entonces presidente del Barcelona Josep María Bartomeu cuando se inició la
temporada, y pagó convirtiendo goles decisivos. Como manifestó Simeone en los
festejos en Pucela, la cancha del Valladolid, “Suárez es Suárez, no hace falta
decir nada más”. Simeone entendió, luego de muchos intentos, que una joya como
el portugués Joao Félix, por el que el club invirtió mucho dinero para
ficharlo, aún no estaba maduro para la titularidad y lo fue alternando desde el
banco.
¿Qué se necesita
una cuota de suerte para ser campeón? Por supuesto. El Atlético, en una larga
temporada como fue la que acaba de finalizar, tuvo un mal inicio de 2021 y allí
se le acercaron demasiado sus dos rivales directos, el Real Madrid y el
Barcelona, al punto de que ambos desperdiciaron insólitamente sus chances de
alcanzar la punta y a partir de entonces, en el tramo final, los de Simeone
retornaron a la senda de victorias (no sin sufrir, algo que parece identitario
del club rojiblanco de la capital española).
Pero por haber
llevado de principio a fin el peso de la liga, y un liderazgo que llegó a sacar
una distancia de diez puntos a sus perseguidores y por cómo resolvió partidos
muy complicados, especialmente en el final, el Atlético es un justo campeón y
todo indica que Simeone, por este camino, se cruzará más temprano que tarde con
la selección argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario