Habían pasado
tres años casi exactos de aquella noche memorable del 3 de julio de 1990 en el
estadio napolitano de San Paolo, cuando atajó los penales de Roberto Donadoni y
Aldo Serena y la selección argentina eliminaba a Italia para jugar su segunda
final mundialista consecutiva, cuando el 4 de julio de 1993, Sergio Goycochea
volvió a convertirse en un jugador fundamental para que el equipo albiceleste
ganara su segunda Copa América consecutiva al vencer 2-1 a México en la final,
en el estadio Monumental de Guayaquil, con dos goles de Gabriel Batistuta, lo
que terminaría siendo el último título oficial hasta hoy.
Goycochea fue
elegido como el mejor jugador del torneo después de los decisivos penales que
atajó en los cuartos de final ante Brasil y en la semifinal ante Colombia,
además de tener destacadas actuaciones durante todo el campeonato, formando
parte de un equipo que dirigía Alfio Basile y que obtuvo también la Copa
Confederaciones (1992), la Artemio
Franchi (1993), y que había ganado de manera brillante la anterior Copa América
de Chile en 1991, además de haber mantenido un invicto de treinta y tres
partidos oficiales.
No había sido
fácil la llegada de esa selección argentina a la Copa América de Ecuador. Otra
vez sin la presencia de Diego Maradona, que había terminado la temporada en el
Sevilla y sin claridad sobre su futuro, Basile había optado por repetir la base
del plantel que había ganado la Copa América de 1991 aunque esta vez tampoco
estaba Claudio Caniggia, mientras que Leonardo Rodríguez fue perdiendo el
puesto ante Néstor Gorosito, Darío Franco se lesionó gravemente en el partido
debut ante Bolivia y el propio Goycochea no había conseguido la continuidad
deseada pese a la fama lograda después de los cuatro penales atajados entre los
cuartos de final ante Yugoslavia y la semifinal ante Italia en el Mundial 1990
o luego de haber sido campeón de América en 1991.
Tras su paso por
Racing Club (1990-91), recaló en el modesto Brest de Francia (1991), volvió a
Sudamérica para jugar en Cerro Porteño (1992) y cruzó de vereda paraguaya para
defender el arco de Olimpia (1992-93).
La mayoría de
los componentes de ese plantel, que tenía una base en jugadores como Fabián
Basualdo, Jorge Borelli, Oscar Ruggeri, Ricardo Altamirano, Gustavo Zapata, Fernando
Redondo, Diego Simeone, Néstor Gorosito y Gabriel Batistuta (al que se le
agregaban en el ataque Alberto Acosta, Claudio García o Ramón Medina Bello,
dependiendo del partido), aceptó con los años que la Copa América de 1993 no se
ganó con la misma brillantez ni superioridad que la de 1991, pero argumenta que
el calor y especialmente la lesión de Franco fueron importantes en la
diferencia de rendimiento.
La selección
argentina debió jugar en el Grupo C en un torneo dividido en tres zonas con
cuatro equipos cada una, y con rivales como Bolivia, México (uno de los
invitados, el otro fue Estados Unidos) y Colombia.
En el debut,
venció a Bolivia 1-0 con un gol de Batistuta a los 8 minutos del segundo
tiempo, para empatar luego 1-1 ante México, que dirigía Miguel Mejía Barón y
que contaba con jugadores como el arquero Jorge Campos, el goleador Hugo Sánchez
y volantes como Alberto García Aspe y Luis Roberto Alves “Zague”, con un gol de
Ruggeri en el primer tiempo tras estar en desventaja y haber sido superado en
el balance de los noventa minutos.
En el tercero y
último partido, la selección argentina volvió a empatar 1-1 ante Colombia, que
dirigía Francisco Maturana con la base de una generación dorada y jugadores
como Leonel Álvarez, Freddy Rincón, Carlos Valderrama o Antonio Valencia. Ni
bien comenzó el partido, Simeone puso en ventaja al equipo de Basile pero inmediatamente
empató Rincón, que se fue expulsado a los 45 minutos.
Ya en los
cuartos de final, al quedar segundo en el grupo, el equipo argentino se vio
obligado a jugar ante Brasil en el estadio Isidro Romero Carbo de Guayaquil y
otra vez se evidenció una notable paridad ante un rival que contaba con
jugadores como el arquero Zetti, laterales como Cafú, un volante como Zinho y delanteros
como Edmundo y Muller, dirigido por el veterano entrenador ex campeón mundial
Carlos Alberto Parreira.
El partido tenía
connotaciones especiales porque la selección argentina venía de eliminar a
Brasil en los octavos de final del Mundial de Italia y de vencerlo dos veces en
la Copa América de Chile 1991 y Muller puso en ventaja al “Scratch” a los 37
minutos del primer tiempo, pero empató Leonardo Rodríguiez a los 24 minutos del
segundo, de cabeza, cuando recién había ingresado como suplente. Esto obligó a
una definición por pernales y allí comenzó a emerger, una vez más, la figura de
Goycochea, atajando el remate de Boiadeiro cuando todos habían convertido el suyo
en la tanda de cinco (Zinho, Cafú, Müller, Roberto Carlos y Luisihno para
Brasil, y Gorosito, Simeone, Leo Rodríguez, Acosta y Medina Bello para
Argentina). Jorge Borelli tuvo en sus pies la definición, no falló, y el equipo
de Basile pudo pasar a la semifinal.
Otra vez con el
estadio Isidro Romero Carbo (en el que juega como local el Barcelona de
Guayaquil) como testigo, y ante treinta mil personas, argentinos y colombianos
volverían a verse las caras como en la fase de grupos y volvieron a empatar
aunque esta vez, sin goles y con demasiadas precauciones para los dirigidos por
Maturana, especialmente desde que Rincón fuera expulsado a los 45 minutos, pero
lograron ir a la definición por penales.
Allí la
situación se pareció bastante a la definición contra Brasil porque durante la
tanda de los cinco penales, todos convirtieron (Gorosito, Batistuta, Simeone,
Leonardo Rodríguez y Acosta para Argentina, Asprilla, Mendoza, Pérez y
Valderrama para Colombia) –Goycochea llegó a manotear la pelota pero se le
escapó hacia adentro del arco- hasta que llegó el remate de Aristizábal y e
arquero argentino, una vez más, pudo evitar el gol y le quedó otra vez a
Borelli la posibilidad del pase a la final, y no falló.
Ya en la final
del 3 de julio, en el estadio Monumental de Guayaquil, la selección argentina
venció 2-1 a la mexicana con dos goles de Batistuta y Goycochea –que no
encontraba sitio ni en el fútbol europeo ni en la Argentina- fue elegido por la prensa especializada como
mejor jugador del torneo. Otra vez los penales lo habían encumbrado al título y
a la gloria.
“Los recuerdos
son, obviamente, los mejores porque tuve la posibilidad de ganar dos Copas
América seguidas y es difícil tener malos recuerdos cuando se es campeón –sostuvo
Goycochea en una entrevista-. Sin embargo, en Ecuador también pasamos malos
momentos como cuando se lesionó Darío Franco ante Bolivia, con fractura de
tibia y peroné. Eso significó mucha angustia para el grupo, pero fue una gran
etapa la que vivimos entre 1990 y 1993, y en lo personal, en el pico de mi
rendimiento”.
Con los años,
Goycochea admitió su cábala a la hora de la definición por penales; orinar
antes de las ejecuciones es en el césped del campo de juego. “Durante el
Mundial de Italia, en los cuartos de final en Florencia,, hacía mucho calor y
yo tomé mucho líquido. ¿A dónde iba a ir? No podía dejar la cancha. Además,
cuando llegan los penales es un momento en el que vos querés que te queden bien
los guantes, las medias perfectas y a los nervios lógicos no les podía sumar
las ganas de orinar. Entonces, junté a varios muchachos. Si te quedás solo como
un boludo, queda medio raro. Más que taparme era simular una acción para que
dijeran ´están hablando de lo que viene’. Hacía que elongaba para favorecer la
posición y que no se dieran cuenta afuera. Y después de Yugoslavia, hubo que
repetir la acción, pero contra Italia no tenía tantas ganas, era de noche. Pero
lo provoqué igual, en el mismo sector de la cancha y todo. Si vamos a hacer la
cábala, vamos a hacerla bien”,
Goycochea nació
el 17 de octubre de 1963 en la localidad bonaerense de Lima y con la selección
argentina ya había integrado el equipo que disputó el Mundial sub-20 de 1981 en
Australia, el que ganó la medalla dorada en los Juegos del Sur en Chile en
1986, el plantel que disputó la Copa América de 1987 como local hasta que por
fin pudo jugar su primer Mundial en Italia 1990, cuando era el tercer arquero
en la consideración del director técnico Carlos Salvador Bilardo, pero Luis Islas
se negó a viajar como suplente, y Nery Pumpido se lesionó en el segundo partido
ante la Unión Soviética en Nápoles. Entonces debió ingresar de urgencia y no
desaprovechó su oportunidad y hasta no estuvo lejos de atajar el penal del
alemán Andreas Brehme, en la final de Roma.
Al regreso del
Mundial de Italia 1990, Goycochea se convirtió en un personaje popular y en
modelo. Ya con Basile como entrenador, también ganó la Copa Confederaciones
1992 y la Copa Artemio Franchi en 1993 aunque aceptó ser suplente de Islas en
el Mundial de Estados Unidos 1994.
Uno de sus
peores momentos en el fútbol ocurrió el 5 de septiembre de 1993, cuando la
selección argentina fue derrotada 5-0 por Colombia en Buenos Aires en el último
partido del grupo clasificatorio, lo que obligó al equipo albiceleste a
disputar dos partidos de repechaje ante Australia para poder conseguir el
boleto. Dos días más tarde de la dura caída en el Monumental ante el equipo de
Francisco Maturana, fue invitado al programa de TV del periodista Bernardo
Neustadt, “Tiempo Nuevo”, y allí el ex delantero José Sanfilippo criticó su
actuación y le dijo “pibe, te comiste todos los amagues”, lo que generó que
Bilardo fuera a buscarlo al canal para “rescatarlo” y llevárselo del estudio,
aunque el entonces arquero rechazó el ofrecimiento.
Goycochea
comenzó su carrera en 1979 en Defensores Unidos de Zárate hasta que llegó a
River en 1983 y permaneció hasta 1988 sin poder consolidarse como titular.
Luego siguió su carrera en Millonarios de Colombia (19898-90), regresó a River
(1993-94), compartió equipo con Diego Maradona en deportivo Mandiyú de
Corrientes (1994-95), vistió la camiseta del Inter de Porto Alegre (1995-96),
fue campeón de la Supercopa y de la Recopa sudamericana con Vélez (1996-97), y
se retiró en Newell´s (1997-99).
Una vez que dejó
de jugar al fútbol, fue modelo publicitario y conductor de diversos programas
de televisión.
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