domingo, 2 de septiembre de 2007

Boca, un lider que juega media hora por partido

Es un poco extraño escribir sobre un equipo que actualmente es el campeón de la Copa Libertadores de América, que hace apenas horas alcanzó el liderazgo del Torneo Apertura, que ganó bien ante Huracán, y sin embargo, uno no entiende muy bien el concepto táctico de su entrenador Miguel Angel Russo. ¿Puede ser? ¿es posible criticar a alguien tan exitoso en este momento, y en un contexto de tanto exitismo? pues desde aquí lo haremos por una simple razón, ya entrando en un análisis del funcionamiento de su equipo: porque si bien por un lado es rigurosamente cierto que si gana en tan sólo 30 minutos de juego es porque no necesita más, en apariencia, lo cierto es que los partidos, reglamentariamente, duran 90 minutos más lo que cada árbitro adicione según lo que ocurra en ellos.
La pregunta, entonces, sería ¿por qué Boca sólo juega 30 minutos, pudiendo jugar 90? y desde ya que la respuesta la debe tener, seguramente, el entrenador, pero jamás se la hemos escuchado.
Vamos a los hechos: Es una evidencia que Boca ganó la Copa Libertadores con total justicia y con inmensa superioridad sobre todos sus rivales, en gran medida porque contó en sus filas con Juan Román Riquelme y de momento, no lo tiene en sus filas desde que finalizó la pasada temporada. Esto es, desde principios de julio (dos meses). Desde que comenzó su período de preparación en el reciente receso, partició de una gira por Estados Unidos en la que Russo pudo experimentar un sistema distinto, a partir de la falta de su mejor jugador (Riquelme) y cuando supuestamente en el plantel no encontraba a nadie con esas características. De hecho, Russo experimentó, con cierto éxito, un equema táctico con un 4-4-2, y en el que los cuatro jugadores del medio se pararían con dos por el centro (el ya insolitamente instalado y esperpéntico "doble cinco"), con el resucitado Battaglia en vez de Banega, Neri Cardozo, y por afuera, Ledesma y Dattolo, quien terminó siendo la mejor figura de la gira. En la misma, apareció claro que a Boca le faltaba gol porque le faltaba lo más importante: abastacedores. El uruguayo Alvaro González parece aportar más despliegue y cierto criterio por las bandas y en los pocos minutos que jugó (no entendemos por qué), el joven Nicolás Gaitán mostró el mejor rostro de la desfachatez, nunca tuvo temor, ni sintió el peso de la camiseta, y su talento se evidenció enseguida como enganche. ¿Por qué entonces Russo no insistió, sabiendo que era el único que podía cumplirle esa función? no lo entendimos en su momento. Pero menos pudimos entender cuando al comenzar el Apertura, Russo tampoco colocó como titular a Dáttolo, que, reiteramos, quedó muy claramente establecido como el mejor jugador de Boca de la gira, y sin enganche, acaso como el único posible abastecedor de los atacantes.
Esto llevó a que Boca pasara penurias, con un equipo consolidado del medio para atrás, para conseguir un gol, y de hecho, ya en la primera fecha, ante Rosario Central, uno de los peores y más inexpertos equipos de Rosario Central, debió recurrir ya cuando las papas quemaban, en el segundo tiempo, al mismo Dáttolo que un día dejó afuera inexplicablemente, para animarse a sacar, por fin, a un Neri Cardozo al que nunca le sobraron gramos de cerebro.
Lo mismo volvió a ocurrir con Argentinos Juniors, cuando ya Boca perdiò, y con justicia, los tres puntos, y la tendencia comenzó a agrandarse. Russo, por lo que fuera, esperó hasta pasada una hora de juego, para recién allí colocar al único jugador que tsnía en condiciones de agrandar el arco de posibilidades en el ataque. es decir, como si fuera un desafío a este descolorido fútbol argentino, Russo pareciera que se hubiera propuesto otorgar un changüí de una hora a cada rival, acaso para demostrar que en tan sólo media hora, puede ganar igual el campeonato.
Así es que Dáttolo recién ingresó pasada una hora en cada partido, y cuando por fin se decidió a colocarlo de titular (milagro), fue contratado, por fin, un enganche como Leandro Gracián y con la suerte de que de entrada, le rindió más de lo esperado. ¿Solución a la vista? no importa mucho. Russo, ahora sí con un enganche, decidió utilizar la anterior política de Dáttolo, ahora con su nuevo crack. Y entonces hoy, ya líder, coloca a Gracián-....cuando ya pasó más de una hora del partido. Pasó contra Gimnasia, cuando el equipo ya daba manotazos de ahogado para ganar. Pasó contra Independiente, cuando parecía que sucumbía y que no podría mantener la diferencia, y pasó contra Huracán, en una situaciòn parecida a la de Gimnasia. ¿Por qué sufrir y esperar una hora para ver al mejor jugador?, parece ya una táctica, acaso sea una cábala: Russo lo hizo con Dáttolo antes, con Gracián ahora, y tal vez lo haga con Riquelme mañana. Ni qué pensar en poner a Gaitán, faltaba más, cuando no tenía enganche.
Creemos, en verdad, que debe ser un desafío extraño. Tal vez, la osadía de demostrar que Boca sólo necesita media hora para ganar a cualquiera. Tal vez Russo apostó en alguna casa de internet que Boca ganará el campeonato con sólo media hora de fútbol y en lo posible, con un solo gol por partido (su promedio es de 1,5 ahora mismo, muy bajo), o tal vez Russo está realizando algún estudio psicológico del deportista para ver cuánta paciencia puede tener hasta que llega la lógica. No lo sabemos, pero que Boca juega sólo media hora por partido, es real. Y que con eso le alcanza, también. Y que ningún medio lo critica, también.

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