Comienza una nueva temporada en el fútbol español, aún con la euforia de su reciente triunfo en la Eurocopa de Austria y Suiza que no podía llegar en mejor momento. Justo cuando ya todos comenzaban a aceptar con resignación su segundo lugar en el continente detrás de la Premier League, lo que quedó reforzado con la decisión final de Cristiano Ronaldo de no pasar al Real Madrid y permanecer en el Manchester United.
Sin embargo, el aumento de cotización de los jugadores nacionales y los cambios operados en la mayoría de los equipos que animan el torneo, sumado a la inminencia de la Champions League, genera una enorme expectativa en toda España.
Tal vez la mayor sorpresa, hasta el momento, está del lado del Real Madrid, que podría decirse que luego de rondar tantos nombres conocidos como posibles fichajes, salvo en el caso de Rafael Van der Vart (holandés con raíces españolas por su madre), no ha tenido muchos refuerzos de fuste y hasta ha sufrido algunas pérdidas, como la de Julio Baptista, y la del lesionado Sneijder. A todo esto hay que sumarle la reciente crisis de Robinho, que forzó su salida al Chelsea de su compatriota Luiz Felipe Scolari, pero que ya no parece tener solución.
Sin embargo, durante el verano el Real Madrid parece haber logrado aceitar un funcionamiento de la mano de Bernd Schuster, y marcha sin dudas hacia su tercer título consecutivo.
El caso más enigmático es el del Barcelona, que a diferencia del Real Madrid, comienza un nuevo ciclo, ahora sin tantas estrellas mediáticas, con la salida de Ronaldinho y Deco, y especialmente con un cambio de línea futbolística con la salida del entrenador holandés Frank Rikjaard y su reemplazo por el catalán Joseph Guardiola, un hombre hecho en el club, y que proviene del equipo B, con el que logró ascender de Segunda B a Segunda en la temporada pasada.
En medio de una fuerte crisis institucional (el presidente Joan Laporta tuvo que cambiar a toda su primera junta deportiva al contar con un sesenta por ciento de desaprobación de socios en el último voto de censura), Guardiola y especialmente el director deportivo del club, Txiki Beguiristain, decidieron centrar el nuevo proyecto en la figura del argentino Lionel Messi, dejar permanecer a uno de los jugadores mediáticos a quien se había determinado transferir, el camerunés Samuel Eto’o, y han llegado jugadores muy importantes como refuerzos.
Entre ellos, hay que citar a uno de los mejores laterales del mundo, el brasileño Daniel Alves, que descollara en el Sevilla en las últimas temporadas, lo mismo que el volante Keitá, o el bielorruso Lev, proveniente del Arsenal, o el defensor central uruguayo Martín Cáceres, mientras que del medio para arriba no parece tener muchas dificultades aún con la salida del joven Giovanni, porque cuenta con Henry, Bojan y la ayuda de volantes creativos como Iniesta o Xavi.
Los otros cuatro equipos que podrían amenazar a los dos principales, son Atlético Madrid, Villarreal, Sevilla y Valencia. El Atlético ha crecido, sin dudas, en las últimas temporadas, a partir de sus buenas contrataciones y de una política que se fue ajustando con el correr de los años, hasta dar ahora con la propia Champions League. El interrogante del Atlético pasa por comprobar si podrá hacer frente al mismo tiempo a la liga y a la Champions, el verdadero problema con el que se enfrentan muchos planteles a la hora de determinar prioridades en la temporada.
Algo parecido, aunque con menos incertidumbre, sucede con el Villarreal, que ya ha tenido esta experiencia en el pasado y ha sorteado casi sin problemas este inconveniente y la clave parece estar en un plantel numeroso y de gran calidad, como el que siempre tiene (y va a más) el “submarino amarillo”. La experiencia de su entrenador, el ingeniero chileno Manuel Pellegrini, es determinante en este momento y la confianza absoluta que hay en él, refuerza las chances de este poderoso equipo, que en la pasada temporada desplazó al propio Barcelona de la clasificación directa de la Champions League.
Otro de los equipos llamados a ratificar su condición de candidato es el Sevilla, ahora ya consolidado Manolo Jiménez como entrenador luego de la traumática salida de Juande Ramos al Tottenham. Los andaluces, bicampeones de la Copa UEFA hasta la temporada pasada, también tendrán dos frentes pero mantienen un fuerte plantel con una base ganadora y la aparición, además, de una notable figura juvenil como Diego Capel, apetecido por los mejores clubes de Europa y llamado a ser la nueva estrella de la selección nacional.
Uno de los grandes signos de pregunta, en cambio, es lo que puede llegar a dar este Valencia, que parece ir superando de a poco la gran crisis institucional vivida en los últimos meses. Desde aquel tremendo conflicto con Albelda, Cañizares y Angulo, y el problema de la lucha por las acciones societarias, con altas y bajas permanentes de dirigentes, el Valencia no tuvo paz, y tampoco acertó con los entrenadores. Despedido Quique Sánchez Flores, que estaba realizando una aceptable campaña, la llegada de Ronald Koeman aportó sólo confusión y ahora se abre una nueva esperanza con un entrenador joven y de creciente importancia como Unai Emery.
Del resto de los equipos, ya con menos chances, subsisten algunas incógnitas, como si por ejemplo el Espanyol podrá mantener el alto nivel alcanzado en temporadas pasadas, ahora sin Riera, su mejor jugador, o si por fin el Athletic de Bilbao podrá atravesar esta liga sin sufrir tanto tratando de no descender, o si el Getafe podrá seguir jugando un fútbol colectivo tan aceitado.
Pero lo más importante de esta Liga española, además de la competitividad y la garantía de espectáculos con grandes estrellas, es el refuerzo en la cotización y la consideración de los propios jugadores locales, luego de los éxitos de la selección española. Por fin los extranjeros no son ya vistos como salvadores, sino tan sólo como enriquecedores del torneo.
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