Si hay algo que fue claro en la Champions League de 2008 es que más allá del triunfo final del Manchester United, la Premier League se consolidó como la liga más importante de Europa (y del mundo) ahora ya sin discusión posible. Tanto es así, que para el premio al mejor jugador de la temporada pasada, la UEFA colocó a diecisiete jugadores de los veinte posibles, tomados del fútbol inglés, y apenas tres, del español.
El gran interrogante entonces, a niveles generales, para la temporada que se está iniciando en toda Europa, es si los equipos de la Premier League serán capaces de mantener este liderazgo o si su fuerza será minada por alguna aparición notable de los clubes de mayor tradición de países como España, Italia, Alemania o Portugal.
En este sentido, fue clave el resultado final del tironeo que durante todo el verano pasado sostuvieron el Real Madrid y el Manchester United por los servicios de uno de los mejores jugadores del mundo, el portugués Cristiano Ronaldo. Si éste emigraba a los blancos, muy posiblemente hubiera podido cambiar el eje de fuerzas europeo, pero como todo siguió en su lugar, con la continuidad que eso significa para el campeón actual, con los mismos jugadores con los que obtuvo tanto la Premier como la Champions, esto lo convierte una vez más en candidato firme a repetir.
Por contrario, pareciera que el Real Madrid ha quedado debilitado, con las salidas de Julio Baptista, muy posiblemente de Robinho al Chelsea y con la lesión de Snaijder, aunque la llegada de Van der Vaart le puede aportar otra riqueza en la creación.
El Barcelona, otro rival de cuidado desde la Liga Española, presenta la incógnita del recambio generacional y de plantel, con la salida de Frank Rikjaard y algunos jugadores clave en el ciclo anterior, como Deco, Ronaldinho o Edmilson, como también Giovanni, y ahora la estrella será el joven Lionel Messi, siempre bajo la batuta del también joven entrenador Joseph Guardiola, con la única experiencia de haber ganado un ascenso con el Barcelona B, y con nuevas figuras que cambiarán absolutamente el esquema, como Daniel Alves, Keita, Hleb o Cáceres.
No hay que descuidar tampoco al Villarreal, cada vez más fuerte de la mano del entrenador chileno Manuel Pellegrini, cuyo trabajo ya no se discute y a diferencia de 2006, cuando el argentino Juan Román Riquelme lo llevó a semifinales, perdidas por el fatídico penal final ante el Arsenal, ahora depende mucho más de un andamiaje colectivo, que llegó a dejar retrasado al Barcelona, al que mandó a jugar la etapa preliminar.
Volviendo a los ingleses, los cuatro equipos parecen muy fuertes. El Chelsea parece haber salido ganando con la contratación de un entrenador capaz y con experiencia de manejo de grandes planteles, como el brasileño Luiz Felipe Scolari, y la llegada de su compatriota Deco y muy posiblemente Robinho, mientras que fueron recuperados jugadores clave como Drogba, Lampard, Terry o Carvalho. Si en la temporada anterior perdió la Champions League sólo por un penal, por qué no pensar que ahora cuenta con las mismas chances, sumado al desafío de un entrenador sudamericano sentado en el banco de los suplentes.
También el Arsenal y el Liverpool mantienen a sus entrenadores que ya cuentan con varias temporadas en los equipos, Arsene Wenger por un lado y Rafa Benítez por el otro, garantizan competitividad con muy buenos planteles y también ellos garantizan una pelea por llegar a aspirar a un título que en el caso de los “Reds”, se conoce muy de cerca.
El gran signo de pregunta, en esta temporada, pasa por los dos equipos de Milán. El Inter acaba de generar una profunda renovación pese a haber llegado al tricampeonato italiano. Pero Roberto Mancini fue reemplazado por el extravagante y reconocido José Mourinho, quien parece decidido a apostar a un ataque con Adriano e Ibrahimovic, y en el contexto de la motivación que significa tener al portugués sentado en el banco, luego de todos los éxitos conseguidos.
El Milan, por su parte, ha entrado en una fase de cierto recambio con la llegada necesaria de jugadores que aporten al ataque, desde Alexandre Pato, que tendrá la posibilidad de continuidad ahora en el equipo, como la posible llegada de Sevchenko, luego del ostracismo londinense, pero especialmente, por la contratación de Ronaldinho. El ataque conformado por los brasileños, junto a Kaká, le otorgan un notable poderío que deberá ser refrendado por una defensa tildada de obsoleta, aunque con jugadores de excelente nivel técnico.
Fuera de este panorama, todo parece más parejo, con la incógnita de lo que pueda aportar en esta temporada el Bayern Munich a su regreso a la Champions, luego de su fracaso final en la Copa UEFA pasada pese a haber sido un gran animador. Los alemanes cuentan con un gran plantel, cada vez más afirmado, con cracks de la talla de Luca Toni, Frank Ribery o Miroslav Klose, ahora sin Oliver Khan, retirado, y bajo la conducción de Jürgen Klinsmann.
La otra gran incógnita es si el fútbol ruso, luego de su gran temporada con el Zenit en la Copa UEFA o con la muy buena actuación en la Eurocopa con la selección de Guus Hiddink, puede consolidarse este año en el mejor nivel, como viene amenazando en los últimos años, en los que ya acumula dos trofeos europeos.
¿Será otra Champions inglesa? Si bien esa es la tendencia, lo bueno del fútbol es que no suele ser un deporte tan lógico y si no, que lo diga el propio Bayern, que remontó una eliminatoria imposible ante el Getafe, en la Copa UEFA, pero luego sucumbió por goleada ante los rusos del Zenit.
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