“Hola doctor, lo quería consultar porque tengo un dolorcito acá (se señala la zona del tobillo izquierdo), ¿tiene tiempo?”. Nos sorprende el trato. No da la sensación de que el lateral Leonardo Moura, sea la estrella en este caso. El consultorio del médico del Flamengo, en el enorme centro de entrenamiento de la zona de la Gávea, en el sur de Río de Janeiro, al pie del impresionante monumento del Cristo Redentor, a donde llegamos engañados por un taxista que nos dio vueltas por la ciudad al notar nuestro acento extranjero (un clásico), reúne todos los elementos sofisticados necesarios para atender a cualquier jugador del plantel profesional. Pero bajo ningún punto de vista, un jugador tiene absoluta prioridad sobre lo que el doctor José Luis Runco debe cumplir como tareas en el día, y la respuesta será corta, clara y amable, pero distante: “ahora no puedo, pero venga en quince minutos y lo hablamos”. También intentará acercarse el volante paraguayo Gavilán, y la misma palmada en la espalda y la misma cordialidad, pero ahora no es posible atenderlo.
Runco, 53 años, de familia italiana, traumatólogo graduado a los 29 años, a punto de cumplir las Bodas de Plata como médico, con tres años de especialidad en traumatología, y cursos de traumatología deportiva y como cirujano de rodilla, es hoy alguien indiscutido en su medio, y no hay jugador brasileño, inclusive de todos los que militan en los principales clubes europeos, que no lo consulte o deposite en él toda la confianza para cualquier problema, en especial los más graves.
Uno de los casos más difíciles que tuvo que seguir Runco, pero al mismo tiempo, que lo proyectó en cuanto a seriedad y fama, fue el de la recuperación de Ronaldo para el Mundial de Corea y Japón de 2002. La fantástica actuación de Ronaldo, por quien pocos daban posibilidades luego de su fractura y de estar tanto tiempo fuera de la actividad, lo proyectó al mundo. “Y sí, fue una especie de bola de nieve a mi favor”, dice con tranquilidad.
Ahora se encuentra abocado a la recuperación de Eduardo Da Silva, brasileño nacionalizado croata que se perderá la Eurocopa de Austria y Suiza por el brutal golpe que recibiera en febrero pasado, jugando la Premier League con el Arsenal, por parte de su rival Martin Taylor, del Birmingham City, nada menos que una fractura de tibia y peroné.
Le comentamos que para muchos jugadores brasileños, lo suyo es magia, pero lo desmiente con rotundidad. “Es ciencia pura, y la suerte que tengo es que como los anteriores tratamientos y las operaciones salieron bien, los jugadores se van comentando unos a otros y me van creyendo y depositando su confianza, y el hecho de trabajar al mismo tiempo que en Flamengo, en la selección nacional, ayuda mucho, especialmente con los brasileños que juegan en el exterior, pero tengo en orgullo de que muchas veces vienen a operarse a Brasil y cuando viajo por alguna razón, casi siempre con la selección brasileña o por congresos de mi especialidad, aprovecho también para que me vean, me traigan análisis, ver evoluciones, o lo que sea”. Nos da un ejemplo, cuando durante 2008 la selección brasileña viajó a Suecia a jugar un partido amistoso por el cincuentenario de la final del Mundial de 1958. “Allí pude ver a Ronaldo, en Inglaterra ví a Eduardo Da Silva, pero tenía llamados o contacto con jugadores brasileños de Italia, Inglaterra, España, Rusia, Ucrania o Croacia, y cuando ellos me consultan o vienen a Brasil, yo me siento muy feliz por esa confianza”.
Pero…¿por qué los jugadores confían en Runco? “Creo que es una mezcla de cosas, y la psicología es una de las más importantes, como hacer olvidar a Ronaldo el miedo a regresar a jugar, o lo mismo cuando muchos dudaban de que Rivaldo pudiera jugar en el Mundial 2002, a pocos días de comenzar (ver aparte). Hay que saber manejar al jugador. Sumado a eso, creo que el hecho de ser también brasileño y que nos una la misma lengua, ayuda mucho. Nunca un jugador, de origen humilde muchas veces, entenderá una explicación de la misma manera si es en portugués que si es e un un idioma adquirido o que no conoce bien. Y yo le puedo contar bien, en palabras, qué es lo que le pasa para que me ayude más en la recuperación. Por mi experiencia, cuando un jugador sabe lo que le ocurre, la recuperación es mejor o más fácil. Y también está el contexto, porque recuperarse o ser operado en su país, siempre genera una aceptación mayor, otra predisposición y con la familia cerca”.
Lo que Runco intenta explicar rápidamente es cómo sortear un problema evidente. Tratándose de deportistas de alto nivel y muchos de ellos, en los mejores clubes del mundo, con sus propios departamentos médicos, de alta complejidad, cómo compatibilizar esto con su participación. ¿No hay celos, problemas de competencia? “Claro que los hay –sostiene Runco, sin escabullirse- pero se impone el criterio de lo que le cuento, la situación mucho más favorable de consultarme, a veces interactuamos con los médicos del club del jugador, depende del caso, pero casi siempre participo o me consultan, y yo, encantado”.
Cuando se le consulta por el trato, Runco se siente contento por la pregunta, mientras nos muestra ahora su impresionante clínica privada en una de las zonas ricas de Río de Janeiro, la Barra de Tijuca, llamada “Barra Trauma”, con especialidades en ortopedia, traumatología, medicina deportiva, o cirugía de rodilla, entre ocho distintas especialidades, a donde aparecerán otros atletas locales ( y allí la puerta se cierra y por unos treinta y cinco minutos esperamos mientras observamos las instalaciones), y luego de un par de horas allí y de dialogar con algunos colegas que lo ponen al día de estudios y pacientes, acompañamos a Runco al hotel Sheraton Barra, donde el Flamengo se concentra a la espera del próximo partido, y con jugadores que vienen a saludarlo pero no pasa de un corto diálogo. “Porque uno de los secretos que hay también –nos dice- es el trato con los jugadores. Creo que es acertado tomarlos como pacientes normales, nada más. Y con los años de profesión, podría decir que es un mecanismo exitoso, porque no dejan de ser, para mí, personas con una problemática determinada, que vienen a consultarme y yo tengo que resolverlo, pero mi trato no dista del de personas que no actúan en el deporte profesional”. Se puede observar que cada especialidad, en la clínica, tiene su departamento y la más sofisticada tecnología en aparatos. “Nada que envidiar a Europa”, resalta.
Runco no cree en magia, pero es un convencido de la importancia de la psicología aplicada al deporte. “Pero no es mi tema, interactúo cuando es necesario pero tenemos especialistas que se dedican a eso con los jugadores”, sostiene. En el Flamengo, el psicólogo que trabaja hace veinte años con el plantel es Paulo Rivero, y en la selección brasileña, el trabajo no es directo sino que se estudia desde afuera el perfil de los jugadores.
Runco no elude contar su impresión sobre la actualidad de dos viejos conocidos suyos, como Ronaldo o Ronaldinho.
“En el caso de Ronaldo, su recuperación física va perfectamente y casi diría que en seis meses podría estar para regresar, pero el gran tema es qué hacer mientras tanto, mientras no juegue. La solución está en su mente. Estoy en contacto con los médicos franceses que le hacen los estudios y creo que podrá estar antes de lo que se piensa, lo demás pasa por lo extrafutbolístico. Lo de Ronaldinho, lo conozco menos porque no me ha consultado, pero desde lejos, me parece que lo que le pasa en el Barcelona no está relacionado con ninguna lesión grave, sino que no parece estar a gusto allí, es un tema menos médico y pareciera que más de otro tenor”.
Runco reconoce que su llegada a la medicina del deporte “era lógica porque me encanta el fútbol y sabía que por mi falta de técnica, no podía ser jugador, entonces mi relación con el fútbol llega a través de la medicina. Me gradué en la Universidad de Río de Janeiro e hice prácticas ya en aquel momento en el Vasco da Gama, y ya en 1981 tuve la oportunidad de ingresar en el plantel del Flamengo, justo en un año para el recuerdo, cuando ganó la Copa Libertadores con jugadores como Junior o Zico, lo que fue importante para mí y en 1985 integré el equipo brasileño campeón mundial juvenil sub-20, y ya luego, el entrenador Evaristo de Macedo, junto con George Vieira y Edú, me llevaron como médico a la selección de Irak que llegó a participar en el Mundial de México 1986. Ya en 1988 volvió a Brasil y al plantel principal del Flamengo, y tras el Mundial de Francia 1998, ya me incorporé también y al mismo tiempo, a la selección nacional.
Su rutina pasa por concurrir dos veces por semana al centro de Gávea, del Flamengo, donde regentea una estructura monitoreada y la posibilidad de fisioterapia, acudir a las concentraciones del equipo, pasar a diario y depende del día, por más o menos horas en su clínica, y recibir allí los llamados y consultas de brasileños en el exterior. Y también suele tener congresos internacionales o locales, en los que suele participar, “una manera de estar constantemente actualizado, y por ejemplo, estoy en permanente contacto con el doctor Gustavo Liotta, de Boca Juniors de Argentina, o con el doctor Raúl Madero, de la selección argentina, o el doctor Osvaldo Pancracio, de la selección de Paraguay”.
Runco nos cuenta que los recursos para tratar a los deportistas creció tanto como la preparación física “y el jugador es más fuerte, hay mayor especialización en los tratamientos, y hoy alguien que se cuida bien, puede llegar a jugar hasta los 38-39 años sin problemas”.
Le preguntamos cómo saber si un jugador miente o disimula una lesión para poder jugar. “Sí, claro que los jugadores mienten pero tenemos que encontrar la verdad en base a la experiencia. Por eso, hay que conocer bien el contexto y también es importante que al médico le guste el fútbol, como me gusta a mí, y por eso soy feliz trabajando en lo que me gusta”.
Rivaldo y la puja con la medicina europea
-------------------------------------------------------
El doctor Runco no olvida lo vivido en los días previos al Mundial 2002, cuando los rumores acerca de uno de los mejores jugadores del mundo, Rivaldo, sobre que no podría llegar a jugar el torneo por una lesión en la rodilla, atormentaban al plantel de la selección de Brasil. “Nosotros fuimos a entrenarnos al Camp Nou del Barcelona y no se imagina lo que era la prensa nuestra, porque el médico del Barcelona sostenía que Rivaldo tenía que ser operado, y eso lo alejaba del Mundial. Vinieron todos los periodistas a mí, y yo afirmé que lo de Rivaldo se podía solucionar, que no necesitaba cirugía y eso generó una polémica intensa en aquel tiempo. Todo esto ocurría a tres semanas del Mundial pero yo conversé con Rivaldo y le dije que se quedara tranquilo que jugaría el Mundial y lo ganaría, como terminó ocurriendo. El estaba preocupado y me parece que mis palabras le dieron la tranquilidad que buscaba y la lesión pasó al olvido”.
Runco tiene un cuadro en su clínica con una camiseta de Rivaldo, dedicada, y un sorprendente artículo de un diario, enmarcado, escrito por el periodista Luis Augusto Núñez, del diario Jornal do Brasil, cuyo título dice “el jugador que juega desde fuera de la cancha”, en relación a su participación como médico en el Mundial 2002.
“Son las únicas referencias deportivas que tengo colgadas en mi consultorio y la prueba de lo que le digo: en Europa hay más dinero que en Brasil y tal vez haya aparatos más sofisticados, pero ni nosotros ni los argentinos tenemos nada que envidiar a la medicina europea, como tampoco en otras disciplinas. La diferencia está en el dinero, no en el conocimiento, y la mayor evidencia es cómo mis compatriotas jugadores de fútbol vienen hacia nosotros a consultarnos”.
Runco recuerda que la situación más grave que atravesó en el fútbol “fue en 1991, cuando en una final se lesionó Nelsinho, con fractura expuesta del tobillo, y hubo que llevarlo a operar, en medio de la final, a la localidad de Juz de Fora, cerca de donde se jugaba el partido, y lo operé esa misma noche, luego de acompañarlo. Fue durísimo y lo ví muy mal a él, pero logramos sacarlo adelante”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hola Sergio! Soy un estudiante de periodismo deportivo de TEA y estoy realizando una investigación sobre el Fútbol Americano en la Argentina. No se que sabes vos del tema, pero te cuento en que se basa mi investigación. Lo principal es una pregunta: ¿Porque el basquet, creado en EEUU, ha logrado insertarse en la sociedad deportiva argentina llegando a que nuestro país se ubique 1ero del ránking mundial de la disciplina y el fútbol americano, a pesar de haberse creado antes que el basquet y de ser un deporte que atrae miles de seguidores y recauda millones, no juntó seguidores ni se expandió en Argentina?.
Había pensado hablar con un sociólogo deportivo para tratar de continuar mi invetigación y pense que quiza me podías ayudar.
Te cuento que es a tal punto el amateurismo de este deporte en Argentina que hasta forma parte de los denominados "deportes alternativos" y la liga se juega en el club Comunicaciones, con unciamente 6 equipos que entrenan juntos un dia a la semana.
Espero que me puedas ayudar. Te dejo mi mail asi tenes donde responderme: juanfm_topo@hotmail.com
Desde ya muchisimas gracias, Un saludo. Juan Francisco.
Publicar un comentario