Cuando finalizó el partido ante el seleccionado escocés en el Hampden Park, con la victoria por 1-0 con gol de Maxi Rodríguez, fue acaso el único momento en el que Diego Maradona pareció explotar agitando su puño con fuerza y al rato, abrazándose con cada uno de sus jugadores camino de los vestuarios, especialmente con Gabriel Heinze, Fernando Gago (el mejor de la cancha) y con Carlos Tévez.
Pero excepto en escasos momentos, como cuando pareció quebrarse en la conferencia de prensa posterior al partido, cuando dedicó el triunfo a su hija Giannina, con algún problema en su embarazo, en Madrid (lo que motivó que su yerno Sergio Agüero abandonara la concentración para volver inmediatamente a España), hemos visto un Maradona extrañamente concentrado en su trabajo, como teniendo por seguro que se trata de un enorme desafío para su vida, el más importante desde que dejó de jugar.
En los cuatro días que Maradona visitó Glasgow, en su primera experiencia como entrenador del seleccionado argentino, pudo verse la mejor cara del mejor jugador de todos los tiempos. Ha llegado puntual a ambas conferencias de prensa, y ha evitado todo tipo de polémicas con el poder. Dijo, con propiedad, que la selección argentina amerita que no haya ninguna clase de debate con dirigentes como Joseph Blatter (presidente de la FIFA) o su ex colega Michel Platini (mandatario de la UEFA).
Un Maradona serio, sereno, concentrado y, como acertadamente dijo el tradicional diario inglés “The Times”, con una mirada que nos hizo acordar al momento de los himnos nacionales minutos antes del partido ante Inglaterra en el Mundialo de México 1986, cuando el gol de “La mano de Dios” y el magistral segundo tanto, considerado el mejor de la historia de los mundiales.
Otras tendencias que aparecieron en los días de Glasgow son las de un Carlos Bilardo, manager del seleccionado argentino, pero que se mantiene a varios metros de distancia del plantel, a veces con buzo deportivo pero otras, muchas, con traje, marcando la diferencia y la cercanía mayor con la dirigencia que con los deportistas, con los que tampoco comparte la comida. “El equipo lo hace él, no yo”, suele decir cuando se le pregunta acerca de su trabajo.
En cuanto al juego, sólo puede verse algunos pocos cambios tácticos respecto del ciclo anterior con Alfio Basile. Maradona insiste mucho (especialmente en la conferencia de prensa ante la pregunta de Sportsnavi) en que con los meses podrá verse un cambio de sistema y también de jugadores, pero el equipo que venció 1-0 a Escocia fue muy parecido al de los últimos dos años, con un esquema de 4-4-2, pero con Heinze jugando de marcador central (su verdadero puesto), si bien en el Real Madrid sigue como lateral, dejando el margen izquierdo para el debut de Emiliano Papa (Vélez Sarsfield), que es uno de los preferidos del nuevo entrenador, aunque también ha viajado Villagra (River Plate) con lo que se evidencia la necesidad d colocar especialistas en ambos laterales (Zanetti jugó por la derecha).
En el medio del campo, Maradona optó por la línea tradicional argentina de los últimos tiempos, con Maxi Rodríguez por la derecha y Jonás Gutiérrez por la izquierda, y con dos mediocentros (algo que se le criticó mucho a Basile), con la dupla Javier Mascherano (nuevo capitán) y Fernando Gago.
En tanto que en el ataque, si bien jugó con dos puntas, por momentos Carlos Tévez se colocó como lanzador por detrás de Ezequiel Lavezzi, pero hay que tener en cuenta la atenuante de que tres de las principales estrellas argentinas, como Lionel Messi, Sergio Agüero y Juan Román Riquel,e no estuvieron presentes. El primero, por el pacto que la AFA tiene con el Barcelona al ceder el club al jugador para los pasados Juegos Olímpicos de Pekín, el segundo por el citado problema en el embarazo de su novia, y el tercero, por estar disputando la liga argentina con Boca Juniors.
El cuarto jugador que tiene amplias posibilidades en el seleccionado argentino es el veterano volante de Estudiantes, Juan Sebastián Verón, quien tampoco estuvo en Escocia porque su equipo disputa las finales de la Copa Sudamericana ante el Inter de Brasil, aunue de jugar, la gran incógnita es cómo cambiaría Maradona su esquema.
Todo indica que pese a haber sido autor del gol en el partido debut, Maxi Rodríguez sería quien resignaría uno de los lugares y el otro,.estaría entre Gutiérrez o Gago, si es que Maradona quiere colocar a Verón al lado de Mascherano. En ese caso, podría jugar Riquelme entre los volantes y los delanteros, y tres atacantes, con Messi, Agüero y Tévez, pero todo indica que continuará utilizando dos delanteros, uno o dos creativos (Riquelme y Verón), y dos volantes de contención (Mascherano y Gago).
De todos modos, la situación de Maradona como entrenador podría cambiar desde la semana próxima, en Buenos Aires, cuando vuelva el debate postergado con el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, quien no acepta bajo ningún punto de vista al ayudante que el ex astro propuso, su ex compañero y también campeón mundial en 1986, Oscar Ruggeri.
En Escocia, los ayudantes provisorios fueron Alejandro Mancuso (amigo de Maradona y compañero suyo en el showbol) y Miguel Angel Lemme (ex volante de los años ochenta, que trabajaba con Bilardo como funcionario provincial hasta que renunció a ese puesto para ir al seleccionado argentino). Ambos hicieron lo que pudieron, pero se busca a un entrenador alternativo de más experiencia y de peso en el vestuario. Si Grondona veta a Ruggeri una vez más, todo puede pasar aunque cuesta creer que Maradona vaya a renunciar a su puesto más preciado, ahora que ha sentido el gusto a sentarse en el banco de los suplentes con el buzo argentino.
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