viernes, 7 de noviembre de 2008

Lo primero es la familia


Es la eterna paradoja de la Argentina y hay que buscarlo en la causa primera de todo: la ausencia del Estado en todos los órdenes también se manifiesta en la elección de director técnico por parta de una AFA cada vez más impune y familiar. Como no hay control estatal en el fútbol (aunque el secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, haga alguna pantomima de amague de pretender saber los futuros planes de la entidad de Viamonte para no quedar tan mal parado), Don Julio Grondona, quien a esta altura, a pocos meses de cumplir tres décadas al frente de la AFA y cuando vio pasar ya a militares, radicales y peronistas por el poder político, hace lo que se le da la real gana. Bueno, o no tanto: ahora, ya mayorcito, escucha a los dos hijos. Al fin y al cabo, monarquía futbolera al fin, ellos continuarán con el poder cuando se jubile y pase sus próximas décadas más contemplando el paisaje en el lujoso hotel Barolac, en Zurich, que en la locura del tránsito y las manifestaciones de Buenos Aires. ¿Para qué, si Humbertito y Julito Ricardo, me solucionan todo y con una llamada, se arregla?.
A Don Julio, quien considera la AFA como un coto cerrado (y con un Estado argentino que no quiere problemas con el fútbol y no sólo eso, sino que el hijo presidencial, Máximo Kirchner, tiene contactos cercanos con el poder racinguista y necesita quedar bien con quien manda sobre el balompié nacional), se le había ocurrido contratar a Carlos Bianchi, al fin y al cabo, el elegido por la gente, por resultados, profesionalidad, capacidad de trabajo y coherencia y porque no es fácil, ante el mundo, aparecer como que la AFA no contrató nunca para su selección a quien fue cuatro veces a Japón con distintos equipos y es considerado uno de los mejores del mundo en su trabajo. Le costaba mucho esta decisión a Don Julio, porque sabe que es denostado por el "Virrey", que repite siempre que no le gusta cómo se maneja la AFA. Sin embargo, convencido por un amigo que le aconsejó que lo tomara como premio a su carrera, Bianchi iba a sentarse a dialogar y dio todas las señales de que esta vez sí aceptaría. Pero algo pasó a partir de allí, cuando Don Julio regresó de los placeres suizos, en ese fin de semana: sus dos hijos, Humberto (director técnico de Talleres de Córdoba, club manejado por Carlos Ahumada, buscado por la Interpol, y quien está involucrado en turbios negocios de los que ya muchos medios han hecho mención) y Julio Ricardo (presidente del club Arsenal, fundado por los Grondona en los cincuenta), corrieron a encerrarse con él para presionarlo para que cambiara de opinión y fichara nada menos que a Diego Armando Maradona. Y como si se tratara de un reino, en el que el monarca debate con el príncipe sabíendolo, de todos modos, rey del futuro, Grondona cedió.
¿Grondona aceptó fichar a Maradona pese a todo lo que el diez dijo de él en estos años, desde "mafioso" para abajo? sí, porque sus hijos le transmitieron un hecho real y concreto. En este negocio, que hoy más que nunca es el fútbol, la empresa rusa que detenta los derechos de organización de partidos del seleccionado argentino (Renova), y por los que pagó 18 millones de dólares (muy poco, para el cachet de la selección de acuerdo a los jugadores que tiene, si se trata de 24 partidos amistosos), exigió un revulsivo porque con Alfio Basile, la recaudación venía de capa caída ante los magros resultados, y el nulo juego de un equipo que llegó a jugar con triple "cinco", a falta de doble.
Y así surgió el extraño y veloz acuerdo entre Don Julio, Maradona y el inefable Carlos Bilardo, que (una vez más, ¿dónde está el Estado?) renunció como si nada a su cargo como funcionario en la provincia de Buenos Aires, para correr a sumarse al cuerpo técnico como director nacional de selecciones, lo que muestra lo patético de la situación. No necesitamos hablar de los vaivenes emocionales del diez, en estos años, ni de sus escasos (por no decir nulos) antecedentes como entrenador, ni tampoco, de los desequilibrios de un técnico que habrá sido campeón del mundo, pero quien sostiene que "primero está la selección y luego mi familia", ya demuestra que encontrar algo de salud mental en toda esta etapa (aún con lo poco que pueda durar) será complicado.
Y no sólo eso: es muy posible que se reafirme el "sidieguismo", ante quien fuera acaso el mejor jugador de todos los tiempos pero que no amerita eso ser un buen entrenador (Enzo Francéscoli está por cumplir una década sin jugar y aún no se siente capacitado para dirigir, por ejemplo), y tampoco Maradona parece tener en claro a qué quiere jugar pero eso es lo de menos, según parece. Tampoco está claro cómo se revirtió la muy mala relación reciente entre Don Julio y Bilardo, salvo que se haya allanado el camino para que el técnico llegue, por fin, a la presidencia de la AFA cuando Don Julio se "jubile" en la FIFA, y rodeado de los Grondona's boys.
Los primeros movimientos ya denotan lo que vendrá: el ridículo episodio con Sergio Batista y José Luis Brown es un botón de muestra de lo que podemos esperar. Maradona los quiere en su cuerpo técnico pero obedeciendo sus órdenes. Y Batista-Brown han ganado ya, como dupla técnica, una medalla dorada en Pekín, por lo que sólo pedían seguir con los juveniles y desde ya, formar parte así del cuerpo técnico. Pero el diez y Blardo se empeñaron en que esto "es una familia" y que tiene que aceptar que obedecerán órdenes de quien ganó menos que ellos y cuya capacidad no está demostrada aún. Algo así como "el que sabe, sabe, y el que no sabe, es jefe". ¿Les suena?. Y no sólo Batista y Brown se sienten descolocados, sino que ahora son acusados de "desleales".
Al otro día de la presentación en Ezeiza, en la que la mayoría de los periodistas vernáculos gritó por Maradona cual hinchada en los tablones, y no hubo una sola pregunta que molestara a nadie (algo recurrente en tiempos vacuos en los que se destaca algún columnista -tuerto en tierra de ciegos- que desde diarios conservadores se dedica a refritar cables de agencias con lo que pasa a miles de kilómetros y se olvida de los gomías de la secretaría de deportes, que están a pocos metros), siguió el ridículo: los dos nuevos "responsables" de la selección argentina, una de las potencias mundiales de fútbol, pidieron palcos en el estadio Santiago Bernabeu para poder observar el Real Madrid-Juventus, a quince minutos de comenzar el partido, y cuando no había ubicaciones disponibles, lo cual hizo que hubiera que modificar los asientos para que estas dos "personalidades" ocuparan sus lugares. ¿Por qué la AFA no hizo gestiones durante el día con el Real Madrid? ¿Por qué esta llamada, de un allegado a Maradona, no se hizo horas antes? ¿será acaso para seguir midiendo su idolatría y confirmar que también en Madrid, Maradona sólo necesita descolgar un teléfono para ser venerado?
Y queda una última: la versión de que desde 2009, Humberto Grondona se sumará al cuerpo técnico de la selección. Eramos pocos y llegó Humbertito. Dios nos libre. ¿Será casualidad?
Cuando el Corinthians de Brasil fue administrado por otro personaje de turbios antecedentes, Kía Joorbachián, que poseía cinco pasaportes distintos, en tiempos de Tévez, Mascherano, y la influencia de Boris Berezovsky, el manager fue nada menos que Humbertito. Cuando se le preguntó a los periodistas de San Pablo cuál era el específico rol de Grondona hijo, la respuesta siempre fue "lobbista". El final de la historia es que Corinthians descendió a Segunda división, vaciado. Y Humbertito volvió al país. Y ahora, como premio, a la selección, a la "gran familia del 86", o a la gran familia de los Grondona. ¿O ambas?
Como diría Minguito, "sé gual", todo siempre "sé gual" en la Argentina que supimos conseguir: mafias, raros acuerdos nuevos, periodismo de claque y supuestos analistas falsos progres que miran para el costado. ¿Y el Estado? bien, gracias.
Lo primero es la familia. La del fútbol, claro, ¿qué se pensaba usted, lector?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece un film de terror!
En todo caso, con la cantidad de DTs que va a tener la seleccion no va a alcanzar el banco (me refiero al banco al costado de la cancha de juego, no al que aporta dinero).
Ahora... 2 años alcanza para volver a fracazar y contratar a Bianchi antes del mundial?
El Acrobata