viernes, 6 de febrero de 2009

El fútbol argentino trata de mantener su equilibrio (Yahoo)

Cuando en el reciente fin de semana ha comenzado el Torneo Clausura del fútbol argentino, la mayor ambición será la de tratar de que no se produzca un desequilibrio de fuerzas entre sus equipos, en un tiempo en el que muchas cosas se han modificado y algunos de los tradicionales clubes con mayor peso han cedido su lugar a otros emergentes, mientras que Boca Juniors, con su poderío económico, establece diferencias institucionales que derivan en una supremacía deportiva.

Boca Juniors fue manejado con un sentido casi europeo y por esa misma razón pudo mantenerse y hasta crecer para instalarse en el contexto internacional, y aún habiendo ganado el último campeonato oficial, el Apertura 2008, ha sumado ahora nada menos que al ex entrenador Carlos Bianchi como manager.

Bianchi dirigió el equipo de Boca en sus tiempos de máximo esplendor entre 1998 y 2004, con un breve intermedio de 2002, y consiguió cuatro campeonatos argentinos, tres Copas Libertadores, y dos Intercontinentales, pero además, dejó una imagen de seriedad y respeto que motivó que fuera convocado nuevamente, aunque esta vez en un puesto distinto, dado que el plantel sigue siendo dirigido por Carlos Ischia, un ex segundo entrenador de Bianchi.

Boca no sólo es el máximo aspirante a repetir el título de campeón sino que obtuvo el torneo de verano, que disputó con sus tradicionales rivales River Plate, Racing Club, Independiente y San Lorenzo, pero jugando mayormente con juveniles del equipo B, muchos de los cuales reforzaron el equipo en el torneo pasado debido a lesiones y ausencias de titulares por distintos motivos.

Para este torneo Clausura, Boca recuperará a sus dos delanteros titulares, Rodrigo Palacio y Marín Palermo, ambos lesionados en el segundo semestre pasado y con quienes obtuvo varios títulos en el último tiempo, y también han reincorporado al experimentado arquero Roberto Abbondanzieri, luego de dos temporadas y media en el Getafe español.

El siempre antes candidato al título, River Plate, que reemplazó como entrenador a Diego Simeone por Néstor Gorosito, sigue sin encontrar el camino, sumido en una fuerte crisis debido a sus problemas institucionales y en un año electoral porque en diciembre se renovará la presidencia y ya está confirmado que no volverá a presentare el actual mandatario, José María Aguilar.

River ha logrado incorporar ya a días de iniciarse el campeonato, a Cristian Fabiani, quien se destacara en Newells Old Boys y antes en Lanús y tras un breve paso por Rumania e Israel, pero no fue fácil porque si no fuera por los tremendos deseos del jugador, la transferencia se hubiera bloqueado con seguridad debido a la mala situación financiera de su nuevo equipo, porque Fabiani ya había arreglado con Vélez y a último momento prefirió cambiar de opinión desatando un terremoto.

River necesita salir de cualquier manera de la situación dura en la que se encuentra, luego de haber quedado último en el torneo pasado, algo inédito en su rica historia, pero en los torneos de verano preparatorios, tampoco mostró signos de recuperación, y la llegada del veterano Marcelo Gallardo, desde la Major League Soccer (MLS) de los Estados Unidos no parece ser el mejor remedio para la enfermedad, sumado al final poco feliz de la novela del eterno retorno de Ariel Ortega, ídolo de la hinchada pero con problemas de alcoholismo que le generan irregularidad a donde vaya.

Otro equipo que tradicionalmente peleaba por los campeonatos y ya desde hace tiempo se ha resignado a un papel secundario es Independiente, lejos de aquellos años de esplendor de lo sesenta y setenta y ahora con escasas figuras, mientras que Racing Club parece ir saliendo de su crisis institucional, con el club devuelto a los socios luego de años de manejos espurios por entidades privadas, y tratará de alejarse de posiciones de descenso que lo lleven, como en la temporada pasada, a la angustia de jugar dos partidos por la permanencia en la primera división, aunque no será fácil luego de haberse desprendido de su estratega, Maxi Moralez, ahora en Vélez Sársfield.

En cambio, cuatro de los equipos que aparecen como candidatos en una segunda línea detrás de Boca son San Lorenzo, Estudiantes, Lanús y Vélez Sársfield. San Lorenzo, que prácticamente tenía en sus manos el pasado Apertura 2008 y lo terminó perdiendo frente a Boca, mantuvo gran parte de su plantel, con muchas estrellas gracias al aporte privado, y sigue manteniendo solidez como para pelear otra vez el torneo, siempre dirigido por el experimentado Miguel Russo.

Estudiantes, siempre de la mano de su líder, Juan Sebastián Verón, también ha logrado mantener una regularidad, y como en los últimos años, siempre termina entre los primeros lugares, mientras que Lanús es el equipo que junto a Boca ha mantenido una mayor regularidad en los últimos años, gracias a su coherencia como club y a su excelente trabajo con las divisiones inferiores, y Vélez se ha reforzado bien y ya tenía una base, por lo que el nuevo entrenador, Ricardo Gareca, se encontrará con material como para aspirar a ganar el campeonato.

Tigre, protagonista de los últimos campeonatos, es una de las incógnitas, siempre dirigido por Diego Cagna, que ha sorprendido por mantener una línea cercana a la de su ex entrenador, Carlos Bianchi, mientras que Newells Old Boys de Rosario y Gimnasia y esgrima La Plata, ambos amenazados por el descenso, han comenzado a mejorar con la idea de sumar puntos porque el Torneo Clausura arrojará dos equipos que irán al Nacional B (Segunda categoría) y otros dos que deberán jugar una repesca con el tercero y cuarto clasificados del Nacional B (en el fútbol argentino rigen los promedios para el descenso tomando las tres últimas temporadas completas).

El gran tema, sin embargo, sigue siendo el de tratar de que no se pierda el equilibrio, y que no haya equipos como Boca, que establezcan diferencia con los demás, aunque la responsabilidad está en aquellos que por sus malas políticas han ido perdiendo su lugar.


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