martes, 16 de noviembre de 2010
La Copa América está lejos, pero va tomando forma (Yahoo)
Cuando el 1 de julio de 2011 en el remodelado Estadio único de la ciudad de La Plata reciba a la selección boliviana, comenzará a rodar el sueño de la selección argentina y su legión de aficionados que no la ven ganar un título desde que obtuviera por última vez la Copa América en Ecuador 1993.
Ya en 2011 se cumplirán dieciocho años de aquel momento en el que Gabriel Batistuta, paradójicamente uno de los candidatos a integrar el nuevo cuerpo técnico del equipo que ahora dirige Sergio Batista, marcó los dos goles de la final ante México y consagró al equipo argentino. Lo dirigía Alfio Basile, que luego llegó hasta el Mundial de Estados Unidos 1994 y tuvo un segundo período entre 2006 y 2008, y aquel primer ciclo, en el que Argentina llegó a permanecer treinta y tres partidos invicto, terminó mal, en una angustiosa clasificación al Mundial luego de vencer por la mínima diferencia a Australia y con el regreso de Diego Maradona a las canchas.
Por eso, la ansiedad de muchos está centrada en una Copa América que Argentina no organiza desde 1987, cuando extrañamente, un año después de ser campeón mundial en México, no pudo conseguir el título en su propia casa al caer ante Uruguay en semifinales y luego ante Colombia (nuevamente rival ahora aunque sin Carlos Valderrama y aquella generación dorada) por el tercer puesto, aún con Maradona y Caniggia.
Pero desde ya que Argentina (selección que más títulos de Copa América posee, 14 al igual que Uruguay) no está sola y tendrá duros rivales, aunque por esas casualidades de la vida en la Conmebol, siempre los locales salen favorecidos en los sorteos que organiza la entidad sudamericana, y de hecho, Colombia siempre representó un fuerte rival, y está visto que Japón la acaba de vencer por primera vez en su historia en un reciente amistoso.
El Grupo B, en cambio, parece más complicado, ya que albergará al actual campeón, Brasil, que defiende la corona obtenida en Venezuela 2007, junto a uno de los grandes del continente, Paraguay, Ecuador, que viene en crecimiento, lo mismo que los “vinotinto” venezolano.
Los analistas consideran a éste como “el grupo de la muerte” si bien tiene dos candidatos claros para clasificarse a los octavos de final, Brasil y Paraguay, mientras que Ecuador y Venezuela pueden pasar a ser sorpresas.
Puede decirse que el otro grupo, el C, también es parejo, al igual que el B, y en el que se encuentran Uruguay, Chile, México y Perú. Uruguay y México, que ya se enfrentaron en el pasado Mundial de Sudáfrica, aparecen como candidatos, y queda la incógnita de Chile, ahora que todo ha cambiado en su Federación y por tanto, en su selección nacional y que el exitoso entrenador argentino, Marcelo Bielsa, ha renunciado, poniendo fin a una etapa histórica que terminó en los octavos de final ante Brasil.
Por su parte, Perú también es hoy un interrogante desde que el muy capacitado entrenador uruguayo Sergio Markarían tomó el control del equipo, frustrado por los magros resultados de los últimos tiempos.
Sin dudas, si algo sorprende tratándose de un torneo como el de Argentina, es que por razones culturales y de peso económico, siempre Buenos Aires ha sido el centro de todo y esta vez habrá ocho ciudades sedes, que ocuparán todo lo largo y ancho del país y de hecho, la selección japonesa deberá jugar contra Argentina en la mediterránea Córdoba, pero ante Colombia y Bolivia en la nórdica Jujuy, casi en el límite con éste último país,, que seguramente contará con el aliento de su parcialidad.
La diferencia entre México y Japón, los dos invitados, en cuanto a fuerzas, es desproporcionada. Los americanos, que son reiterados participantes de la Copa América, disputarán al mismo tiempo su propio torneo continental, la Copa de Oro de la Concacaf y por eso, se contempla que no estén presentes ni su entrenador principal ni muchos de sus jugadores titulares, que participarán en el hemisferio norte del torneo que para México parece ser su prioridad.
Siendo que México es un país invitado a la Copa América, no parece de buen gusto tener que enfrentar este torneo con la dedicación que requiere la situación y para jugar con suplentes, tal vez sería mejor cederle su lugar a otros seleccionados centroamericanos, con menos nombres y más deseos de participar,
Todo lo contrario parece venir de Japón, con jugadores cada vez más reconocidos en muy buenos equipos europeos y con un funcionamiento táctico que va consiguiendo de la mano de Zaccheroni,
Al igual que Japón, equipos como Paraguay o Uruguay ratificaron sus deseos de llevarse el trofeo en esta oportunidad. Es así que sus dos entrenadores, Gerardo Martino y Oscar Tabárez, prestigian el torneo con su interés por vencer, sin reducir a sus equipos a meros participantes. La declaración del argentino Martino, hace días, sobre la participación de Paraguay como teniendo la necesidad de ratificar lo hecho en el pasado Mundial pareció feliz, por el intento de los “celestes” de subirse al podio de los mejores.
Se sabe que tiene meses, en fútbol, es muchísimo, pero la Copa América ya está en marcha, y toda la industria del fútbol ya se puso a trabajar. Si para los doce equipos es un gran momento para dar el salto, para argentinos y uruguayos se trata de la prueba clave en su camino por organizar juntos el Mundial 2030, justo cien años después del primero de todos.
Lo que es seguro es que el 1 de julio de 2011 se acabarán las palabras y la pelota comenzará a rodar en los estadios argentinos,.
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