jueves, 18 de noviembre de 2010

¿Será el comienzo de la era Messi en la selección argentina? (Jornada)



Desde Doha, Qatar

No fue lo mismo de siempre. Se le ganó, por fin, a Brasil luego de cinco años de derrotas y desilusiones, fue sobre la hora, para terminar con los fatalismos, y el autor del gol y en una bonita apilada con remate cruzado, fue nada menos que el mejor jugador del mundo, Lionel Messi.
Muchos indicios de que hay cosas que comienzan a cambiar en la selección argentina post mundialista, y si nos atenemos a lo que dijo Sergio Batista, el entrenador, en la conferencia de prensa, comienza a estar más que claro: “tenemos al mejor jugador del mundo y lo aprovechamos”. Al pan, pan y al vino, vino. Pero…¿sólo quiso decir eso? El tiempo lo dirá.
Lo claro es que Messi se encuentra en su mejor momento desde que es convocado a la selección mayor. Como también dijo Batista, “es muy importante para el grupo dentro y fuera de la cancha y el grupo lo escucha mucho”, es decir, lo colocó por primera vez en una función de líder que el gran público desconocía desde la imagen de aquel chico tímido, retraído, casi ausente, y de pocas (y cortas) palabras.
Pero Messi ya es un hombre, ha acumulado experiencia internacional, ha pasado por buenas y malas, y como mejor jugador del mundo le costó entender cómo en el pasado Mundial, con tanto marketing a cuestas, terminó siendo eclipsado por un entrenador que no pudo frenar de aparecer en cada luz de neón que se prendió, y en cada debate que apareció.
Hoy, mucho cambió en el entorno de la selección argentina y al menos se volvió a la normalidad en un sentido fundamental: los jugadores (especialmente Messi, que es el mejor de todos) son más importantes que el entrenador, que se mantiene en un discreto segundo plano y que no polemiza innecesariamente.
¿La selección argentina ya va consiguiendo lo que quiere Batista? El entrenador argentino, en su debut como ya confirmado en el cargo, no se engaña y lo dijo claramente. Ya se iba del estadio Khalifa con la idea de un empate que dejaba elementos positivos y negativos para el análisis, como la escasa profundidad, el problema de la Messi-dependencia en la elaboración de juego, cuando el crack del Barcelona, en su equipo, está para la puntada final pero la creación y el armado pasan por Xavi e Iniesta.
También Batista deberá definir bien su esquema inicial de 4-3-3, que suena a clásico pero que a la hora de la verdad, termina siendo por muchos momentos del partido un 4-2-3-1 porque Gonzalo Higuaín queda solo arriba, y en verdad tanto Messi como Angel Di María terminan siendo volantes cercanos a un Javier Pastore de excelente futuro, pero que no encontró todavía su mejor posición.
Tampoco atrás el panorama está tan claro y se necesita definir mejor lo de los marcadores de punta, si la idea es que sean puros. Es posible que Batista no encuentre un lateral izquierdo que pueda reemplazar a Gabriel Heinze pero al menos éste no pasó al ataque y se limitó a marcar, dejando esa función a otros que saben más.
Tampoco hay que engañarse con el resultado. Se le ganó a un Brasil inexperto en muchos casos, con jugadores que siendo cracks no son titulares habitualmente (Daniel Alves, Ronaldinho, que regresó tras no haber estado en Sudáfrica), aunque varios de ellos tienen destino de Mundial en 2014.
Fue parejo, y hasta por momentos con un leve dominio de Brasil y también es cierto que Messi no tocó la pelota por varios minutos. Pero también es cierto que como dijo Batista, bien pudo sacar a la cancha un volante en el segundo tiempo, para asegurar el empate, y se jugó por otro atacante (Ezequiel Lavezzi).
Son pequeños indicios de una selección que empieza a rodar, adentro de la cancha, buscando su funcionamiento, afuera de ella armando un grupo que ya va aceptando otros códigos y en el que los jugadores, verdaderos protagonistas, lucen más que el entrenador.
Sería bueno saber si este esquema de Batista, de 4-3-3, puede convivir con la idea de un manager como Carlos Bilardo, que tiene otra visión del juego.
Pero en todo caso son incógnitas que se resolverán en el futuro cercano. Por el momento, algo cambió y se acabó la mala racha con Brasil, y el mismo Messi que en la semana fue el único que se animó a decir que a los eternos adversarios “hay que ganarles sí o sí”, fue el que se empeñó hasta el último segundo en conseguirlo. Muy buenos indicios que llevan a un moderado optimismo.

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