domingo, 26 de octubre de 2014

Real Madrid puso al Barça en su justa dimensión (Yahoo)



Fue mucho más que un triunfo para el Real Madrid, en este Clásico. Fue la confirmación del momento particular que viven los blancos después de varios años en los que perdieron mucho más de lo que ganaron ante el Barcelona aunque siempre con una certeza interior, la de la inferioridad técnica y táctica ante el máximo rival. Esta vez, pudieron irse con la seguridad de que están, por fin, bastante mejor que su gran rival, y con un cambio favorable en su juego que le otorga excelentes perspectivas para la temporada.

Desde esta columna se vino sosteniendo desde hace meses que este Barcelona de Luis Enrique ya no es lo que fue hace poco más de un año y medio. En todo caso, cada vez se parece más a la continuidad de la gestión del “Tata” Gerardo Martino aunque con una salvedad en contra de estos tiempos presentes: al nuevo entrenador asturiano le ficharon mucho más que a su predecesor argentino y aún así, no lo puede aprovechar.

El Barcelona había generado cierta confusión en algunos que quisieron ver luces de colores en donde apenas se reflejaba una palidez preocupante, pero habían presionado tanto para la llegada de Luis Enrique al banquillo, en lugar del “ignoto” Martino, que ya necesitaban confiar en que en el máximo desafío del Santiago Bernabeu, como en otras ocasiones, resurgiría aquel equipo de esplendor, más aún con la triple motivación del escenario, la posibilidad de que Lionel Messi llegara a su gol récord en la historia de la Liga, y el esperado debut del uruguayo Luis Suárez.

Pero tal como ocurrió en el partido más importante hasta el de este sábado, cuando el Barcelona debió jugar ante el PSG en París por la Champions League, fueron momentos, algún intento de toques cortos y control, alguna reminiscencia de pasados mejores, aunque ya no parece posible la vuelta atrás: el equipo ya no tiene aquella seguridad en el juego, no se siente seguro de sí mismo, Xavi-su eje-, ya no está para los noventa minutos, Messi no es ni de cerca el genio que fue, pese a algunas pìnceladas, Andrés Iniesta tampoco está en aquel nivel y pareció apresurado el debut de Suárez en un partido tan complicado, y acabó aislado de sus compañeros.

Real Madrid es todo lo contrario al Barcelona. La Champions ganada en la temporada pasada, la Décima tan buscada, reafirmó el buen rumbo que fue tomando desde que en el verano 2012/13 asumió el italiano Carlo Ancelotti como entrenador.

Con la salida de José Mourinho, el vestuario, repleto de estrellas, volvió a ser amable, poco conflictivo, sin declaraciones de guerra y dentro del campo, se notó la tendencia a olvidar el juego del error del rival para apostar mucho más a la posesión del balón y su prolija administración. Se fueron yendo los volantes de marca y despliegue para que llegaran jugadores más dúctiles como Toni Kroos y James Rodríguez, mientras que Cristiano Ronaldo aumentó su cuota goleadora gracias a un hecho elemental pero necesario: fue alimentado con mayor frecuencia y con más colaboradores en el ataque.

Este Real Madrid, entonces, que va para adelante, que ya tiene 33 goles en Liga en apenas nueve partidos, ni siquiera sintió el golpe del gol de Neymar como una catástrofe: siguió confiando en sí mismo, en lo que ya sabe que es capaz de hacer, especialmente luego de la gran actuación de la semana por la Champions en Anfield ante el Liverpool, y de a poco, consiguió el empate y ya luego, fue incontenible para el Barcelona, imponiéndose no sólo con justicia y comodidad, sino que más de una vez pudo llegar a la goleada, hasta que cerca del final, Ancelotti optara por cerrar el partido y mantener la ventaja.

En cambio, la sensación es que el Barcelona necesita refundarse. Por momentos, como promediando la primera parte, parece querer rememorar viejos tiempos asegurando el control del balón, pero se repite en algunas circunstancias preocupantes. Daniel Alves acentuó la tendencia a no llegar más hasta el fondo del campo rival para acompañar al extremo derecho y lanza centros impensados en otra época y cuando no hay en el equipo una referencia en el área. Suárez debe definirse entre ser un nueve jugando entre dos extremos o bien, un punta dividiéndose el campo con Neymar, y necesitará un buen recorrido.

Iniesta y Messi están lejos de aquellos tiempos brillantes, lo que genera problemas en la movilidad y el retroceso, y en general, falta aquella dinámica de los tiempos de esplendor.

El ciclo del Barcelona, aunque todavía con varios jugadores de aquellos gloriosos tiempos, va llegando a su fin y deberá buscar otras variantes que no sólo pasan por nombres sino por encontrar para los que queden, un sistema acorde, que mantenga los principios básicos de un estilo característico, pero que innove en cuestiones centrales que le permita seguir siendo competitivo al más alto nivel.

Hoy, el Real Madrid, manteniendo el nivel de inversión de siempre, pero con un criterio futbolístico más acorde a su historia y con ejecutantes precisos para ello, está, por fin, por delante del Barcelona en juego, en potencial, en sistema, objetivos y plantilla.


Además entonces de su triunfo 3-1, todo esto constituye una importante novedad en el mundo del fútbol.

1 comentario:

Román dijo...

Muy buena nota, y acertadísima visión de lo que está sucediendo con ambos equipos. Es urgente para el Barcelona intentar readaptar su esquema a los jugadores que hoy tiene disponibles, sin perder el afán por el toque, pero aceitando sobre todo la defensa y el cambio de ritmo en el mediocampo. Será un gran desafío para el DT y para los propios jugadores poder también recobrar el apetito por los triunfos y títulos, esa voracidad que en muchos futbolistas parece perdida. Un abrazo.