domingo, 12 de abril de 2015

¿Cuánto influirá la Liga en los choques de Champions? (Yahoo)



El ex jugador, entrenador y director deportivo Jorge Valdano, alguien que tiene la capacidad de analizar el fenómeno a cierta distancia, suele repetir que el fútbol “es un estado de ánimo”. Aunque esto no debería ser llevado siempre como única consigna, también es cierto que la influencia de lo que pasa por el cabeza termina influyendo cada vez más en los rendimientos y éstos son los que suelen generar los resultados finales.

Esta semana, los tres equipos más importantes de la Liga Española, el Barcelona, el Real Madrid y el Atlético Madrid, tienen choques muy importantes por el inicio de los esperados cuartos de final de la Champions League, y vienen de distintos momentos anímicos, especialmente por lo ocurrido en el fin de semana.

El Barcelona tuvo que trabajar muy duro para poder revertir lo que parecía una liga perdida a manos del Real Madrid y un triunfo no muy convincente en el Camp Nou ante su clásico rival, lo alejó a cuatro puntos a falta de diez jornadas, pero los dirigidos por Luis Enrique se encargaron ya de mostrar que no hay nada dicho aún y cuando dominaron claramente la primera parte al Sevilla en el Sánchez Pizjuán con una incuestionable distancia de 0-2, el arquero Claudio Bravo calculó mal el remate de Ever Banega, el entrenador azulgrana se equivocó (una vez más) al quitar a un delantero que estaba en una buena noche, como Neymar, para conservar el resultado colocando a Xavi Hernández, y Kevin Gameiro aprovechó un error en una salida de Gerard Piqué para empatar.

Más allá de las circunstancias del partido en tierras andaluzas, lo cierto es que el Barcelona no termina de tener un buen andar porque no es un equipo. Consigue una serie de pases coordinados en una ráfaga de minutos, cierta solidez defensiva por otros momentos, y se recuesta en su poderoso ataque, aunque también irregular. Pero no mantiene aquella filosofía de los tiempos de Pep Guardiola y Tito Vilanova, y por eso es que Luis Enrique no tiene problemas en tratar de defender un resultado, arriesgando perder la pelota, en vez de seguir apostando a un juego de posesión.

Habrá que ver cómo influye esta pérdida de dos puntos clave ante el Sevilla en su próxima visita a París para jugar contra un PSG en alza, tanto en la Liga, como en la Copa de Francia, que acaba de ganar con una goleada de 4-0.

Puede decirse, por antecedentes, peso en Europa y plantillas, que el Barcelona a priori es favorito en esta serie (además de definir en Camp Nou en la revancha) pero si saca un mal resultado en Francia puede llegar a complicarse.

El derbi madrileño, en cambio, tiene mucho más difícil pronóstico. Sin dudas el Real Madrid llega mejor anímicamente porque acaba de encenderse su esperanza, muy baja hasta hace días, en la Liga, a la que dominó en gran parte de su trayecto.

Parecía todo acabado con la derrota en Camp Nou ante el Barcelona, pero ya se veía cierto cambio de la mano de un perspicaz entrenador Carlo Ancelotti, que buscaba afinar el trabajo para llegar a este tramo final de temporada con el plantel a punto en lo físico y en lo futbolístico, con un Luka Modric nuevamente aceitado, con el regreso de James Rodríguez y Jesé, y ahora, aunque tras una pequeña lesión, también con un recuperado Gareth Bale y por si fuera poco con un Cristiano Ronaldo que ha vuelto a su senda goleadora, y Sergio Ramos también aparece sin problemas, dándole otra firmeza a la defensa.

La seriedad con que el Real Madrid salió a jugar los partidos ante los débiles Granada  y Eibar y ante un Rayo Vallecano que gusta de la posesión y tiene argumentos para eso, es una buena muestra del grado de concentración blanca para lo que viene.

Pero Ancelotti y sus jugadores saben que el martes en el Vicente Calderón tendrán enfrente a uno de los equipos más duros a los que tuvieron que enfrentar en los últimos tiempos, y aunque acabaron venciendo en la final de la Champions pasada, sufrieron hasta el último minuto para empatarlo, y ya luego de esa definición, no pudieron ante los “colchoneros” que incluso los golearon sin piedad 4-0 en el mismo escenario, semanas atrás, por la Liga.

El Atlético Madrid no tiene secretos. Es un equipo hecho a la medida de su entrenador argentino Diego Simeone, uno de los grandes ídolos de la historia del club. 

No pretende ningún lujo. Juega vertical, tratando de marcar y evitar que le marquen, aunque pueda elegir vías diferentes, aunque contrariamente al Barcelona, sí tiene claro lo que pretende en cada partido.

El Atlético sigue siendo un equipo aguerrido, que trata de tapar agujeros de ventas importantes como lo fueron Diego Costa, Thibaut Courtois o Filipe Luis, que ha traído lo que ha podido (especialmente fue festejado, más allá de su irregular rendimiento hasta ahora, el retorno de Fernando Torres), y que suple con los movimientos y el esfuerzo colectivo, cierta pérduda de técnica en la elaboración, que suele quedar en los pies de Koke o especialmente de Arda Turan.

En Liga, el Atlético no pudo seguir esta temporada con la continuidad de la anterior, pero aún así, mantiene el tercer lugar, en una disputa palmo a palmo contra el muy crecido Valencia, lo cual sigue siendo un mérito si comparamos su presupuesto con el de los dos primeros, muy alejados en lo económico.

El derbi de Madrid tiene muy difícil pronóstico por todo lo que hay en juego, por la doble rivalidad que existe entre ambos clubes desde siempre y en estos tiempos de títulos nacionales e internacionales de los dos.


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