martes, 30 de mayo de 2017

Que Sampaoli se concentre en su trabajo



Mañana se anunciará oficialmente algo que ya se sabe desde hace mucho tiempo: que Jorge Sampaoli se convertirá en el nuevo director técnico de la selección argentina. El tercero en esta fase clasificatoria sudamericana en dos años, tras Gerardo Martino y Edgardo Bauza.

Todo el circo que rodeó a su contratación, a partir de las primero de bajo perfil, luego ya levantando polvareda, con una cláusula de rescisión incluída para arrancárselo al Sevilla, vino contaminando su llegada al país, más allá de que apenas poner los pies en Ezeiza inmediatamente se dirigió a observar tres partidos del fútbol argentino, lo que corresponde a su trabajo.

Notamos que a Sampaoli lo rodean demasiados elementos extrafutbolísticos con los que debe tener mucho cuidado para no caer en una trampa, la de que se hable cada vez menos de fútbol y más de sus tatuajes, su sentido del humor, la grieta entre sus admiradores y sus detractores, sus gustos políticos, su militancia en tiempos juveniles.

Lo que ocurre con Sampaoli nos lleva como referencia a la construcción de personajes como César Luis Menotti, afecto a hablar de Goyeneche, Piazzola o Mercedes Sosa, o de trazar una línea para colocarse del lado del progresismo con lo cual se deja a otros fuera del mismo por no simpatizar con algunos de sus movimientos, y como Marcelo Bielsa, muy propenso (más allá de sus innegables conocimientos) a complicar los discursos hasta cientifizarlos a un nivel cuyo entendimiento queda para pocos como si el fútbol no fuera el fenómeno popular por excelencia.

Cuando Bielsa, a quien Sampaoli admira, sostiene que el nuevo director técnico argentino “es mejor que yo” por ser más dúctil, no hace otra cosa que seguir su entronización, que es lo que menos necesita un DT que no tiene un pasado que haga de paraguas ante el gran público local, que espera básicamenrte resultados pero respaldados por un juego sólido y para eso se necesitan primero ideas claras.

Y a esto queremos llegar. Sin ser Gardel, ni cerca de ello, Sampaoli sí ha dado algunas muestras interesantes de conocimiento táctico, como pudo observarse en la Copa Sudamericana ganada por la Universidad de Chile, o por la Copa América ganada por Chile en 2015, o también, con un estilo bastante distinto, en el Sevilla que acabó cuarto la temporada de la Liga Española, detrás de los tres grandes.

Aún así, se ha endiosado una muy buena campaña del Sevilla, que venía de ganar copas europeas y que fue eliminado por el Leicester (que no el Manchester United, Manchester City o el Arsenal o el Chelsea) en los octavos de final de la Champions, es decir, tampoco fue que hizo la temporada de la vida de los de Nervión.

Sí, en cambio, Sampaoli ha hecho una convocatoria audaz, por ser la primera, con varios jugadores sin pasado en la selección, a otros los quiere reconviertir (Mascherano, Di María), otros estarán en estudio (Romero) y luego vendrá el esquema que utilizará en los partidos importantes (léase el crucial de Montevideo ante Uruguay por la clasificación mundialista).

Por todo esto, resulta menester que Sampaolin deje de lado inmediatamente todo debate sobre si es bielsista, menottista, progresista o ricotero, para que se dedique de lleno y sin tanta parla a su tarea específica, porque hay mucho en juego y no hay mucho margen para estas cosas, más cercanas a tiempos en los que la selección argentina tenía otras preocupaciones, más elevadas.

De nada sirve que algunos salgan en defensa de Sampaoli sólo porque los que siempre estuvieron del otro lado, llegaron a decir que hasta se iban del país si asumía (aunque creemos que siguen viviendo en la Argentina, hasta donde sabemos), porque allí comienza a construirse una de esas tantas burbujas que en todo orden social no distinguen en matices y convierten a todos en “buenos” (o sea, los que están de nuestro lado) y “malos” (los que están del otro y no se llevan bien con nosotros, o no nos caen simpáticos).

Esa era, en todo caso, una polémica de tiempos de opulencia. Hoy, todo se encomienda a San Messi, aunque el DT, más terrenal, Sam-Paoli, debe dedicarse a que el genio se sienta más cómodo y tenga más compañía en ataque, que no se siga frustrando porque la táctica que lo rodea es la del miedo a perder.

Para eso, es necesario Sampaoli. Y no para ver qué tatuaje usa. Que se dedique de lleno a su trabajo para que lo juzguemos pura y exclusivamente por eso.

Luego vendrán los tiempos de las evaluaciones. Ahora, dejemos que haga su trabajo sin contaminaciones,.


domingo, 28 de mayo de 2017

Una Copa que cierra un año de transición en el Barcelona (Yahoo)




Acaso los tibios festejos en el Palco de Honor del estadio Vicente Calderón de Madrid, en su último partido oficial antes de ser demolido, sean la mejor muestra para explicar lo que ocurrió con el Barcelona en esta temporada: un único título en el partido que cerraba un año complejo, en el que siempre fue a remolque, y a poco de cambiar de entrenador y con muchos jugadores que se irán y serán reemplazados en la plantilla.

El Barcelona cerró la temporada 2016/17 con un título de Copa del Rey ganado sin muchos obstáculos al muy buen Alavés del entrenador argentino Mauricio Pellegrino, que poco pudo hacer ante la enorme diferencia de talento y de presupuesto ante los azulgranas y de hecho, el partido estaba ya resuelto al terminar la primera parte y en la segunda, Lionel Messi y compañía, aún sin el goleador uruguayo Luis Suárez, suspendido, se dedicaron a administrar el balón hasta que llegara el pitido final.

Al Barcelona, esta Copa del Rey le sirve para no quedar vacío en esta temporada, asegurarse al menos cinco Clásicos en la que viene ante el Real Madrid (un amistoso en el verano en Estados Unidos, dos de Supercopa de España y dos de Liga Española), para volver a colocarse como equipo copero, con un nuevo triplete consecutivo, pero para muy poco más.

Por eso, acaso, tras pasar por el Palco a saludar a las autoridades,  los jugadores bajaron al césped para la foto y dejaron nada más que a su capitán Andrés Iniesta para levantar el trofeo desde lejos, y el hecho de no hacer declaraciones posteriores al salir de los vestuarios, acentúa la idea de que tal vez se escondía en estas actitudes un disconformismo con el manejo institucional de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que condude Javier Tebas Medrano, siempre muy pitado en el Camp Nou.

El Barcelona tuvo una temporada de quejas, protestas y justificaciones, pero lo cierto es que su entrenador saliente, Luis Enrique Martínez, nunca encontró recambio en una plantilla corta, mal diseñada, y con enorme distancia entre los once titulares y los suplentes, a lo que se sumaron algunas lesiones, como los dos llegados en el invierno de 2016, Aleix Vidal y Arda Turan, como Rafinha, y el hecho de no haberle encontrado reemplazante nunca a Daniel Alves, a punto de jugar como lateral derecho la final de la Champions League con la Juventus ante el Real Madrid.

El Barcelona, aún con un tridente sudamericano espectacular, con el mejor jugador del mundo en sus filas (un Lionel Messi a punto de llegar a su gol 1000 entre oficiales y no oficiales, con 975 en este momento), tiene que mirar desde afuera cómo su eterno rival, el Real Madrid, jugará su tercera final de Champions League en cuatro años, lo que indica que hay algo que no funciona bien y que no termina de arreglarse.

Y esto es que el Barcelona empieza a trajinar los campos con la imagen de un equipo que mantiene su técnica, que cuenta con un ataque demoledor, pero que fue obligando a un sistema cada vez más vertical y con menos tránsito en la mitad de la cancha, además de una paulatina disminución de las ideas colectivas para depender cada vez más de Messi.

La gran incógnita es lo que puede cambiar con la llegada de Ernesto Valverde en el lugar de Luis Enrique. Si el nuevo entrenador va a modificar aspectos sustanciales del juego o si respetará los elementos básicos para darle un retoque al sistema, y qué jugadores requerirá para reforzar un equipo que necesita un recambio que pueda mantener el nivel sin la sensación actual de que sin los titulares ya no es lo mismo.

Es evidente que el Barcelona no cuenta con un portero desequilibrante, que no ha contado con un lateral derecho puro, y que necesita más movilidad en el medio y un banquillo mucho más fuerte que el que dispone.

Si ante el Real Madrid, el genio de Messi le dio un triunfo en el último minuto del Clásico de Liga que le dio chances de pelear el título hasta el final, fue claro que tuvo que remontar la cuesta en forma permanente, ante los blancos en el torneo largo, ante el PSG, al que superó en un partido histórico pero casi irrepetible, o ante la sólida Juventus en la Champions.


Por todo esto, el Barcelona ha atravesado una temporada de transición, y ahora que todo terminó y llega el verano, también es tiempo para los interrogantes y las posibles soluciones.

martes, 23 de mayo de 2017

Aquella lejana cena en Puerto Olímpico



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Corría 1998. Durante el mes de abril, un amigo brasileño, periodista, se alojaba en nuestro departamento de Barcelona, rumbo al Mundial de Francia. Había venido con su novia centroamericana y pasaron varios días allí.

El colega, políglota, llegó a tener mucha influencia en el mundo del fútbol en aquel tiempo.

Un cierto día, quien esto escribe atendió una llamada al teléfono casero. Una voz en portugués preguntó por el colega brasileño y para nuestra sorpresa, al preguntarle de parte de quién, del otro lado se escuchó “Roberto Carlos”.

El lateral izquierdo, uno de los mejores de todos los tiempos, y nuestro amigo, dialogaron por largo rato, se rieron, y en un determinado momento, escuchamos que se planteaban cenar esa misma noche en algún lugar de la ciudad.

Roberto Carlos se encontraba allí porque el Real Madrid jugaría en esos días ante el Espanyol en el estadio Olímpico de Montjuic.

Al escuchar que estaban marcando una cita, hicimos claros gestos de pedido de sumarnos, a lo que el colega inmediatamente propuso al jugador, y por lo que dedujimos, hubo aceptación, organizar una cena para esa misma noche.

Efectivamente, pocas horas más tarde estábamos cenando en un hermoso restaurante de la zona de la Barceloneta y el Puerto Olímpico llamado “Salamanca”, el colega brasileño, quien esto escribe, Roberto Carlos y una cuarta persona que nos fue presentada, y que respondía a una edad parecida a la nuestra, que en ese momento representaba a la firma Nike y aunque era catalana, estaba vinculada a la selección brasileña.

Más allá de trivialidades aparecidas durante la cena, y referencias a jugadores, entrenadores y hasta periodistas brasileños, y alguna también a la FIFA, en determinado momento apareció el nombre de “Ronaldo”, por Nazario, el “Gordo” que aún no era tan gordo.

Cuando se mencionó a Ronaldo, las sonrisas fueron desapareciendo, el tono subió mucho, y Roberto Carlos acabó discutiendo con el catalán, a quien le dijo, textualmente, “si esto sigue así, van a terminar matándolo y lo van a enterrar en un cajón que diga “Nike”, ante el silencio de los interlocutores.

Apenas dos meses más tarde, este periodista recordó aquella cena en el Puerto Olímpico de Barcelona cuando llegó la final del Mundial de Francia y se produjo aquel episodio por el que Ronaldo no aparecía en la lista de titulares ante el equipo local, pero acabó jugando.

Ante el primer centro al área de Francia, el arquero local Fabien Barthez descolgó la pelota y en el envión cayó encima del cuerpo de Ronaldo. En ese momento, y desde la mitad de la cancha, Roberto Carlos corrió para ver si su amigo, que había tenido una noche muy difícil, se encontraba bien.

Al cabo, Francia derrotó a Brasil 3-0 en la final y fue campeona del mundo por primera y única vez. Y con los años, una comisión parlamentaria investigó la relación entre la CBF, Nike, el Caso Ronaldo y otros relacionados con la corrupción.

Ah, el catalán de la cena era Sandro Rosell. Recién cuando su nombre trascendió y lo vimos en los medios, descubrimos que era la misma persona de aquella cena. Ahora, detenido en Barcelona por presunto blanqueo de capitales junto a su esposa, Marta Pineda, el empresario libanés Shahe Ohanessian, al que el ex presidente del Barcelona le vendió su empresa Bonus Sport Marketing, el socio de Rosell en Andorra, Joan Besoli, y otro ganadero amigo del dirigente deportivo,  Andreu Ramos, dentro de la llamada “Operación Jules Rimet”.

Esta Operación determinaría cobros ilícitos de comisiones por derechos audiovisuales de la selección brasileña, depositadas en paraísos discales. También Rosell habría ayudado en su momento a su amigo y ex presidente de la CBF, Ricardo Texeira, para que se estableciera en Andorra para huir de la Justicia de su país.


Todo parece tener que ver con todo. 

domingo, 21 de mayo de 2017

Los fundamentos del título del Real Madrid (Yahoo)




Con total merecimiento, luego de ganar inobjetablemente también al Málaga en La Rosaleda 0-2 y desde el primer minuto de juego, el Real Madrid se consagró campeón de Liga luego de cinco años y con sólo tres títulos en una década de escasa cosecha.

El equipo blanco fue líder durante casi toda la competencia de treinta y ocho jornadas, lo cual habla de su regularidad, pero también, como ya hemos señalado en esta columna al principio de la temporada, quedó claro que esta vez, el Real Madrid iba a por este título, justamente por lo que en estos años le ha costado conseguirlo, y porque en el contexto internacional ya había conseguido muchos laureles y ahora mismo está por jugar la tercera final de Champions League en cuatro años.

Tras la cómoda victoria ante el Málaga y luego de haber sido levantado en andas por sus jugadores en los festejos dentro del campo de juego, un muy sereno Zinedine Zidane, entrenador del equipo, manifestó que ser campeón de Liga “es serlo en un torneo en el que lo importante es el día a día, el de la regularidad, y entonces aunque pasas por algunos malos momentos, como es lógico en un año tan largo, significa que has sido el mejor de todos”.

Rescatamos lo de la serenidad de Zidane porque creemos que ha sido fundamental y una gran revelación por parte del francés, quien en verdad es la primera temporada completa que se encuentra a cargo de un equipo de estrellas, que ha tenido que reemplazar en la 2015/2016 a Rafa Benítez tras un mal comienzo, y que sin embargo no se ha desesperado, mantuvo siempre motivados a sus jugadores, supo rotarlos sin muchos inconvenientes (más allá de alguna queja puntual de James Rodríguez por falta de chances, que posiblemente lo hagan emigrar) y en especial, ha logrado que dieran lo mejor de sí con bastante armonía en el vestuario.

Esta serenidad de Zidane es importante para señalar que no siempre es necesario gritar y gesticular al borde del campo de juego, sino saber gestionar un vestuario con muchos egos, con tantos jugadores con deseos de jugar y de saltar al campo y más aún en un Real Madrid repleto de cracks del mejor nivel mundial.

En cuanto a la plantilla, hubo puntos muy altos del Real Madrid, en especial tres de sus cuatro defensores. Sergio Ramos, por su carácter, su presencia y sus goles decisivos de cabeza en los minutos finales, pero también sus dos laterales, Dani Carvajal y Marcelo, que han hecho una temporada excepcional transformándose en dos atacantes profundos y clausurando sus bandas en muchos casos, ante sus rivales.

Zidane también encontró en Casemiro a un mediocentro justo para apoyar en la marca a la defensa, teniendo en cuenta que la construcción de juego comienza desde Luka Modric pasando por un gran Toni Kroos, quien ya desde la temporada pasada y con el ingreso de Casemiro, se liberó para acercarse más a los atacantes en la creación.

Y no hace falta comentar mucho sobre el trío atacante, la famosa BBC (Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo), de un gran poderío, si bien Bale tuvo lesiones importantes que le quitaron muchos minutos, pero otro de los factores fundamentales de esta temporada, acaso el mayor, para diferenciarse de su principal competidor, el Barcelona, pasó por el banquillo.

Si hubo una diferencia entre el Real Madrid y el Barcelona en esta temporada estuvo en dos factores claves: la posibilidad de los blancos de poder contar siempre con reemplazos del mismo nivel, o muy cercano, a los titulares, y que los azulgranas no pudieron tener esta misma posibilidad, y no precisamente por un hecho puramente económico sino por las políticas de fichajes de cada uno.

Un ejemplo de ello son los laterales. Si Carvajal o Marcelo han ganado partidos por sus bandas, el Barcelona nunca consiguió reemplazar a Daniel Alves. No acertó con Douglas en su momento, tampoco con Aleix Vidal, y había dejado ir a Adriano y a Montoya, para tener que improvisar allí a Sergi Roberto, y hasta en algunas oportunidades a Javier Mascherano o tirar de tres centrales para cubrir ese hueco. Demasiada diferencia entre los dos.

El otro factor es el de los entrenadores. Si sostuvimos que Zidane manejó de manera sencilla un vestuario complicado y a su vez mantuvo el esquema táctico que le arrojó muy buenos resultados en la temporada pasada, Luis Enrique, quien dejará el cargo tras la final de la Copa del Rey de la próxima semana, no ha podido mantener la misma regularidad y este Barcelona pasó a ser un equipo demasiado vertical, muy dependiente de su tridente sudamericano con Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar, pero no ha podido contar en muchos partidos con el mejor Andrés Iniesta, y hay varios jugadores que tuvieron muchos altibajos, pero el punto más flaco estuvo precisamente por los la banda derecha, ya sea por ausencia de un lateral puro, como por la irregularidad en Iván Rakitic.

Entonces, si bien en el tramo final el Barcelona pudo acercarse más que todo gracias a un clásico ganado en la última jugada en el Bernabeu, que no sólo le dio tres puntos sino el average en caso de empate en puntos al final del campeonato, siempre dio la sensación de que los blancos sortearon mucho mejor la mayoría de sus compromisos que su competidor y hasta consiguieron marcar en todos, un hecho histórico que no deja de ser otra muestra de su enorme poderío, al punto tal de que va por una segunda Champions consecutiva, algo que ningún equipo europeo ha conseguido de momento.

Párrafo aparte para la temporada del Atlético Madrid, que si bien no pudo mantenerse en la lucha por el título, sí ratificó su condición de tercer equipo de la Liga desde hace un lustro, lo cual tiene un enorme mérito, y en especial, ahora con la ratificación de que su entrenador Diego Simeone, fundamental en el crecimiento de estos años, continuará en sus funciones ya cuando en la próxima temporada deba jugar como local fuera del Vicente Calderón.


También hay que destacar la temporada del Sevilla con la dirección técnica del argentino Jorge Sampaoli, que ahora se marcha a la selección de su país. Los andaluces, que no han podido conseguir títulos, se han podido colar en la cima de la tabla pero sostenidos por esquemas dúctiles y osados, ofreciendo, especialmente en la primera rueda, muy buenos espectáculos.

domingo, 14 de mayo de 2017

Las enormes diferencias entre River y Boca, compactadas en 90 minutos






Los simpatizantes de Boca tienen dos caminos tras esta derrota superclásica del domingo ante River en una Bombonera repleta: o seguir apuntando al título en las puertas del fin del campeonato y hacer de cuenta que fue apenas un mal trago en un camino más largo, o admitir que aún incluso con la chance de obtener el logro mayor, el suyo sigue siendo un equipo con enormes deudas en el juego y que se pudo aprovechar, por un largo tramo del campeonato, de que muchos rivales potenciales lo descuidaron en busca de otros objetivos.

River es, hoy, mucho más equipo que Boca. Está mejor trabajado, ha reencontrado una dinámica que por meses había perdido por la cantidad de jugadores claves que se fueron o se lesionaron, tiene un importante poder de gol, individualidades en todos los puestos, un banco de suplentes completo y en especial, un director técnico de primer nivel que lleva años en la élite como Marcelo Gallardo, y que bien pudo llegar a la selección argentina en estos meses.

No es casualidad que River haya ganado lo que ganó en el nivel internacional, que se haya clasificado en su grupo de Copa Libertadores de América a dos fechas del final en un total de seis partidos, que haya obtenido la última Copa Argentina que daba paso a este torneo continental, incluso reponiéndose varias veces en el marcador ante Rosario Central.

En cambio, Boca da permanentes manotazos de ahogado, recordando, en un nivel mucho menor, aquellos tiempos en los que un Real Madrid desesperado fichaba y fichaba jugadores mientras el Barcelona, apelando a la base de su cantera, se quedaba con los títulos.

Boca es un equipo que juega a los tumbos y que lleva meses, sino años, sin tener una continuidad jugando un buen fútbol, asociado, colectivo. Lo de Boca es espasmódico, especialmente a partir de un ataque de gran efectividad desde un 4-3-3 que busca darle mucho espacio a sus muy buenos delanteros, en especial, Darío Benedetto, mientras que Pavón fue de mayor a menor, y Ricardo Centurión, el más hábil de los tres, volvía de una lesión y volvió a padecer una a los 10 minutos del Superclásico y esto acabó influyendo de manera notable, aunque ayudó a concretar lo que ya se insinuaba desde los días previos.

¿Qué es lo que se insinuaba? Que pese a que el fútbol nunca deja de ser, como dijo con exactitud el gran Dante Panzeri, “Dinámica de lo Impensado”, había determinadas cosas claras. Por ejemplo, que sería todo un examen para una defensa siempre mal parada, lenta desde los dos centrales como Insaurralde y Vergini, y dos laterales que tienen muchos problemas en el regreso, como Peruzzi y Fabra, cómo haría para parar a un ataque de River bien organizado, con dos delanteros en un momento dulce como Driussi y Alario, y un organizador como Gonzalo “Pity” Martínez.

Pero si sumamos a esta defensa de Boca que suele jugar con tres volantes que deberían enfrentar a cuatro de su rival (es decir, ya partía con inferioridad numérica en un sector clave de la cancha), y ninguno de esos tres es puro de marca sino como mucho un mix, la gran pregunta era cómo iban a parar a este River que suele imponer su juego en cada uno de sus partidos.

Era claro entonces , por su rival (estrategia) y por su tipo de juego (táctica) que Boca necesitaba urgentemente un ordenamiento a partir de un “cinco” puro como el colombiano Barrios, especialmente porque cuando éste juega, el uruguayo Bentancur, un jugador frío, por no decir helado, encuentra cierta libertad para adelantarse en el terreno y colaborar con el ataque, y algo parecido pasa con Pablo Pérez o con Fernando Gago.

Sin embargo, el director técnico de Boca, Guillermo Barros Schelotto, quien no ha acertado en muchos de los planteos en la temporada, siguió dependiendo de Bentancur, de manera inexplicable, decidió sentar a Barrios y por si fuera poco, a los diez minutos se quedó sin su jugador más creativo, Centurión, y ni siquiera tomó la precaución de tener por las dudas en el banco al chico Maroni, el que más se le parece en el juego.

Y sucedió entonces lo que debía suceder. River se apoderó de la pelota, la hizo circular, tuvo superioridad numérica en el medio, sus delanteros olfatearon correctamente con la defensa de Boca no estaba sólida, que el medio no tenía marca suficiente, y al poco rato ya ganaba 0-2 y hasta pudo subir la ventaja a cuatro.

Mientras, este Boca que sigue puntero en buena medida por una alquimia de resultados y desatenciones de sus potenciales rivales, buscó afanosamente que terminara el primer tiempo para recomponerse y caprichoso es el azar, Gago encontró ayuda una vez más en el arquerito Batalla para descontar sobre la hora e ir al descanso a tiro del empate.

Eso le dio un empujón en el segundo tiempo para probar de adelantarse en la búsqueda del 2-2 y tuvo algunas oportunidades, porque River decidió ceder el terreno, aunque cada contragolpe llevaba el presagio del aumento del marcador.

Allí volvió a repetirse una situación ya clásica de Boca en el año: Pavón equivocando la última jugada, Benedetto rogando por alguna pelota precisa (tuvo dos y en ambas estuvo a punto), Bou no se halló al lado del otro nueve (se superponían) y el medio nunca hizo pie del todo y nunca tuvo la precisión adecuada.

Así es que cuando ya terminaba el partido, uno de esos contragolpes con tantos espacios libres, fue aprovechado, por fin, por este River que tiene mucha más idea, muchos más conceptos, mucho más técnica, jugadores, equilibrio e inteligencia, y no sólo aumentó a 1-3 sino que se llevó un triunfo de la Bombonera que puede ser clave en lo que queda del torneo.

Pero mucho más allá de los tres puntos y de la victoria en el Superclásico, este partido puso en claro qué es cada uno de los dos, en qué anda, a qué juega, qué potencial tiene, para qué están. Y hoy, gane Boca el título local o no, River es demasiado superior, si se pone las pilas y juega en serio, como el domingo.

Boca sigue sin rumbo, gastando fortunas, con puestos en los que tiene tres jugadores y otros sin ninguno, y a veces, por razones de azar, hasta acierta como seguramente ocurrirá desde ahora en el medio, debido a que Bentancur posiblemente se vaya al Mundial sub-20 con Uruguay y entonces ingrese Barrios, por pura casualidad, y reordene el juego, aunque muchos luego atribuirán el cambio al muy mediático DT, que fue un crack como jugador, un ídolo indiscutible del club, pero que por nada eso indica que necesariamente deba ser bueno en su actual trabajo.

El tiempo dirá, pero el presente de ambos es clarito.


El Madrid tiene la Liga a tiro (Yahoo)




Si bien la tabla de posiciones muestra al Barcelona por encima del Real Madrid a una sola jornada oficial del final de la Liga española, ésta es, a todas luces, muy engañosa. Sucede que, como pocas veces, el asterisco que indica que hay algo que agregar, esta vez resulta fundamental, y es que los blancos tienen aún un partido pendiente, el que deben jugar este miércoles en Balaídos ante el Celta y empatándolo, ya dependerán de sí mismos en la última presentación del fin de semana.

Muchos pensaron que el partido del pasado fin de semana en el Santiago Bernabeu ante el Sevilla, uno de los equipos que animaron esta Liga, en especial en la primera ronda, cuando jugaron de igual a igual con todas las potencias (e incluso, quitó el invicto de 40 partidos de los blancos), resultaría mucho más difícil de lo que acabó siendo con el 4-1 final ya conocido, pero mucho jugaron la diferente motivación de ambos y el calendario.

Por un lado, el Madrid llegaba sabiéndose finalista de la Champìons League, para lo que cuenta con tiempo suficiente de preparación porque el partido decisivo ante la Juventus será recién el próximo 3 de junio en Cardiff, y sumado a esto, las chances de depender de sí mismo para aspirar a un doblete en la temporada de imponerse como local y ante su público, que de esta manera lo despedía en esta condición.

Por el otro lado, un Sevilla muy desmotivado. Con la certeza de que ya no había casi chances de alcanzar al Atlético Madrid en la tercera plaza para clasificarse directamente a la próxima Champions League y al mismo tiempo, con la de saber que tampoco podía ser alcanzado por ningún otro equipo en el cuarto lugar, es decir, muy poco en juego.

Pero también, un Sevilla que comenzó la temporada aparentando aspirar esta vez a más que en otras oportunidades, con fichajes estelares y con un entrenador voraz como el argentino Jorge Sampaoli, pero que finaliza con una buena producción aunque no más que esto, y con su responsable del banquillo teniendo que desmentir una y otra vez que no tenga parte de su mente en el proyecto siguiente, que será dirigir a la selección de su país desde fines de este mismo mes.

Este Sevilla con olor a fin de ciclo, con un entrenador que se va y con un director deportivo como Monchi que abandona el club luego de tantos años de exitoso trabajo para recalar en la Roma, hizo lo que pudo ante este Real Madrid de marcha imperial, con los pasos justos para acabar una excelente temporada en la que ha llegado a jugar muchos partidos de excelente nivel y con varios de sus jugadores atravesando un momento dulce.

Entonces, más allá de la rapidez mental con la que Nacho resolvió pronto un libre directo, o que Cristiano Ronaldo pudo aumentar el marcador, el Sevilla opuso toda la resistencia que tuvo a su alcance a través de un buen juego colectivo y de buenas llegadas de Jovetic, pero entre el azar en la finalización de las ocasiones de gol y que estructuralmente siempre fue superado, se fue alejando en el marcador.

Este Real Madrid se juega mucho en Balaídos porque depende de sí mismo y porque sabe bien que si bien este Celta no es el mismo que lo eliminó de la Copa del Rey, y que viene de una caída dolorosa en semifinales de la Europa League ante el Manchester United –especialmente porque Guidetti tuvo el gol del pase a la final en la última jugada y no pudo definirlo en Old Trafford-, es capaz de hacerle daño si encuentra una situación que lo pueda motivar para despedirse de su público en esta temporada dejando una buena imagen.

Incluso, este partido podría ser una buena forma de que su entrenador argentino Eduardo Berizzo se despida del público gallego porque hay insistentes rumores de que es el indicado para reemplazar a su compatriota Sampaoli en el Sevilla para la próxima temporada.

Cuesta creer que el Real Madrid perderá esta Liga cuando lo tuvo casi siempre como líder y con sólo empatar, sacará un punto de diferencia sobre el Barcelona que en la última jornada lo podrá hacer valer si se impone al Málaga con todo lo que se hablará desde el jueves debido a que los andaluces están dirigidos por un entrenador muy identificado con el madridismo como Miguel González, “Michel”, símbolo de aquella “Quinta del Buitre” de fines de los años ochenta.

Eso sí: el Real Madrid no puede caer en Balaídos. Si pierde, el domingo ya no dependerá de sí mismo sino del Barcelona, que además afronta un partido muy accesible en casa ante el Eibar, que no se juega nada, en el Camp Nou. Esto es así porque si hay empate de puntos, los catalanes serán campeones debido al average en los dos enfrentamientos en los Clásicos.

La sensación es que más allá de aquella derrota sobre la hora ante el Barcelona en el Bernabeu, que le dio alas a los azulgranas, el Real Madrid siempre ha mantenido el control sobre esta Liga, fue el equipo más regular y sería muy doloroso, tanto como aquellas dos ligas perdidas en los noventa contra el Tenerife de Jorge Valdano, para el club blanco perder una oportunidad como la actual, porque no consigue un título desde 2012 y sería apenas el segundo desde 2008 y el tercero en la década.


jueves, 11 de mayo de 2017

Real Madrid-Juventus, la final lógica en Europa (Yahoo)




El próximo sábado 3 de junio en Cardiff, Gales, se jugará la final más lógica  entre los dos mejores equipos de Europa de la actualidad (creemos que a lo sumo el Bayern Munich podría terciar en esta disputa). Juventus de Turín y Real Madrid se encontrarán en un duelo impactante, por la expectativa que ya genera y porque se trata de dos estilos definidos y opuestos pero ambos, con una notable solidez.

Ni Juventus ni Real Madrid dejaron demasiadas dudas en su camino a la gran final, que los tendrá por segunda vez enfrentándose para determinar el mejor de Europa, porque hace 19 años, en 1998, ya definieron la Copa (llamada también vulgarmente “la Orejona”)  en el Amsterdam Arena, en Holanda, y se impuso el Real Madrid por 1-0 con un recordado gol del montenegrino Pedja Mijatovic, en leve posición adelantada.
Juventus no sólo eliminó en semifinales al Mónaco, sino que volvió a mostrar que su defensa es un auténtico muro al punto tal de que una gran delantera monegasca, 

compuesta por el ya recuperado colombiano Radamel Falcao y una de las estrellas emergentes, Kylian Mbappé, apenas si pudo marcarle un tanto en el final del segundo partido en Turín, cuando ya estaba todo definido para los italianos, que habían aflojado su marcha para participar de la fiesta de sus “tifosi”, y luego de que su veterano como formidable arquero Gianluiggi Buffon estuviera 11 horas y 48 minutos con la valla invicta.

La Juventus acabó ganando la serie por un total de 4-1 ante el Mónaco pero siempre se mostró superior y nunca tuvo que padecer en el marcador. Los italianos, dirigidos por Massimiliano Allegri, están cerca de su sexto Scudetto consecutivo en la competencia local, están en la final de la Copa Italia y pueden llegar a la triple corona en la temporada con la obtención de la Champions League.

Su equipo se basa en una defensa granítica de tres marcadores centrales, a la que se la denomina BBC (Bonucci, Barzagli y Chiellini), con dos laterales brasileños de primer nivel, especialmente el resurgido Daniel Alves, quien juega como en sus mejores tiempos en el Barcelona, y Alex Sandro, una línea de volantes con buen pie tanto en Pjanic como en el turco-alemán Samuel Khedira (campeón mundial en 2014), un enlace como otra estrella emergente, el cordobés Paulo Dybala, y dos puntas potentes y bien ensamblados como el croata Mandzukic y una auténtica bestia del gol como el argentino Gonzalo Higuaín, quien no parece cargar en los “bianconeros” con ninguna mochila psicológica.

Claro que a esta BBC se le opondrá otra posible BBC, la del galés Gareth Bale (si se recupera de su lesión, con la motivación de jugar de local en su país), el francés Karim Benzema y el portugués Cristiano Ronaldo, quien se jugará buena parte de sus chances de alcanzar a fin de año a Lionel Messi con cinco Balones de Oro.

El Real Madrid pasó un inesperado susto en la revancha de las semifinales de ayer en el último partido internacional oficial de la historia del estadio del Atlético Madrid, el Vicente Calderón (que será demolido y los rojiblancos pasarán a oficiar de locales en La Peineta desde la próxima temporada), porque el equipo del Cholo Diego Simeone, que tenía que remontar un 0-3 de la ida en el estadio Santiago Bernabeu, se encontró antes de la media hora con un 2-0 que invitaba a la ilusión.

Pero bastó que los locales se tomaran un respiro de la asfixiante presión inicial para que el Real Madrid hiciera gala de todos sus recursos y avanzara unos metros, enfriara el partido, y con su inmenso poder de gol, aprovechara un magistral desborde de Benzema por la misma línea final de la cancha desde la izquierda, llevándose tres rivales por el camino, para que Isco Alarcón definiera cerca del arquero Oblak.

El 2-1 enfrió demasiado el derbi madrileño porque era cerca del final del primer tiempo y ya el Atlético estaba obligado a marcar tres goles más en 45 minutos, lo que ante este Real Madrid de tanta riqueza y posibilidades técnicas (a tal punto que Isco, que reemplazó a Bale, fue una de las figuras del partido) es casi imposible. Y lo fue.

El Real Madrid es un equipo de enorme potencial y de hecho, es el campeón de Europa vigente y está a punto de lograr lo que nadie ha conseguido hasta ahora en la historia de la Champions League, que es repetir el título en dos temporadas consecutivas.
Su esquema es un clásico 4-3-3 que un ex ídolo del club (aunque también de la Juventus) como Zinedine Zidane, su director técnico ha modificado desde que se hizo cargo del equipo al promediar la temporada 2015/16, cuando era ayudante de campo de Rafa Benítez y el club echó a éste.

Desde ese momento, Zidane optó por liberar al alemán Toni Kroos, y situó como volante central al brasileño Casemiro, y de esta forma, tuvo más ordenamiento, permitiendo que el notable crecimiento de sus dos laterales, Carvajal y especialmente Marcelo, a nuestro entender, uno de los tres mejores jugadores del mundo de la temporada.

Así como el Real Madrid jugará su duodécima final de su historia en la máxima competencia europea y ha ganado todas las anteriores (1956 a 1960, 1966, 1998, 2000, 2002, 2014 y 2016), la Juventus tiene antecedentes bastante opuestos y de hecho, esta será la novena final y sólo ha ganado dos de ellas (1985 y 1996), pero la casualidad indica que justamente las dos han sido ante campeones de Europa vigentes, como lo es ahora el equipo blanco de la capital española.

El plato está servido y sólo queda esperar hasta la cita de gala del 3 de junio en Cardiff. Allí se sabrá quién es el mejor de Europa en el mejor duelo posible.


miércoles, 10 de mayo de 2017

Una final lógica y muy esperada (Yahoo)




Finalmente, el próximo sábado 3 de junio, en Cardiff,  tendremos la mejor definición de Champions League que se podía esperar entre dos de los tres mejores equipos de Europa (podríamos agregar, a lo sumo, al Bayern Munich) como el Real Madrid y la Juventus, lo que indica que la lógica acabó imponiéndose y también, a medida que se acerque la fecha, crecerá la expectativa por ver en acción dos estilos opuestos y cada uno de ellos, muy sólido.

Tanto Real Madrid como Juventus, (que ya se han medido en una final europea en 1998 en el Amsterdam Arena con aquel recordado gol del montenegrino Pedja Mijatovic en leve posición adelantada que le dio a los blancos su séptima conquista continental) vienen de semifinales en las que se impusieron con autoridad, aunque los italianos han sufrido algo menos.

La Juventus se caracteriza por ser prácticamente impenetrable en defensa con una muy fuerte línea de marcadores centrales como Bonucci, Barzagli y Chiellini que permiten la salida de los dos laterales brasileños como Daniel Alves (especialmente), quien ha regresado al nivel de sus mejores tiempos del Barcelona, y Alex Sandro, un gran arquero como Gianluiggi Buffon, dos volantes de buen pie como Pjanic y Khedira, un enlace como el argentino Paulo Dybala, una de las figuras emergentes en el mundo, y un ataque en el que se complementan Mandzjukic y Gonzalo Higuaín.

Los italianos apenas si han recibido tres goles en toda la Champions esta temporada, y el último, de Mbappé, ocurrió tras un invicto de 11 horas y 48 minutos, una cifra notable que muestra lo complicado que es atravesar ese muro.

Puede decirse que la Juventus fue muy superior al Mónaco a lo largo de los dos partidos, dejando casi sentenciada la serie en la ida con el 0-2 que fue muy claro y sin demasiadas chances para ser revertido en Turín. Cierto relax en el final permitió que su rival descontara pero llega a Cardiff en un gran momento y hasta con chances de la triple corona porque está a punto de ganar su sexto Scudetto consecutivo y es finalista también de la Copa Italia.

Enfrente,  aparece un tremendo Real Madrid con un inmenso poder de fuego. Incluso, con la chance de lograr lo que ningún otro equipo europeo ha conseguido en la historia: alzar la Copa por segundo año consecutivo y al mismo tiempo, ser el primero en llegar a las doce conquistas sin haber perdido nunca un partido decisivo.

Real Madrid, contrariamente a lo esperado, tuvo que atravesar un momento complicado en los primeros veinte minutos de la revancha en el Vicente Calderón cuando parecía que podía sucumbir por la dura presión del Atlético, que llegó a colocarse pronto 2-0 para quedar a un solo gol de igualar la serie con más de una hora por jugarse.

Sin embargo, como ocurrió tantas veces en la temporada, los blancos entendieron que era tiempo de equilibrar el partido, adelantarse en el campo, comenzar a hacer correr el balón, y necesitaron poco para descontar y dejar al Atlético Madrid con escasa chance tras una gran maniobra de Karim Benzema desde la izquierda dejando atrás a tres defensores para que cerca de Oblak, definiera Isco Alarcón.

Este Real Madrid ha logrado acomodarse desde que un muy tranquilo Zinedine Zidane (identificado como jugador con los dos finalistas) tomó las riendas del equipo tras la salida de Rafa Benítez en la pasada temporada, con un cambio fundamental en la estructura, el ingreso de Casemiro como mediocentro, que liberó a Toni Kroos y a Luka Modric hasta hacerlos imprescindibles en la construcción de juego y enlaces de los tres atacantes, Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo.

Pero además, igual que la Juventus, el Real Madrid se destaca por tener una gran plantilla y mucha riqueza en todos los puestos, y por ejemplo en estos días, ante la falta de Bale, ingresó Isco con una tarea muy destacada.

El esquema del Real Madrid es un claro 4-3-3 cuando dispone de su equipo de gala, con un muy buen arquero como Keylor Navas, un central de mucha firmeza y poder aéreo en las dos áreas como Sergio Ramos, dos laterales de gran proyección como Carvajal y especialmente Marcelo (a nuestro entender, en el podio entre los mejores del mundo en esta temporada) y un enorme poder de fuego adelante.

Veremos en Cardiff, por esta razón, el mejor partido posible para una definición europea, con un equipo con enorme poder de gol y otro casi imbatible enfrente, y con algunas características históricas para atender.

Si el Real Madrid ya ha ganado once copas europeas y busca la duodécima, la Juventus sólo ha podido ganar dos de las ocho finales que disputó (1985 y 1996) pero justamente ambas veces ante campeones vigentes, tal como ocurre ahora.
Si Real Madrid llega a su tercera final de Champions en los últimos cuatro años, la Juventus la jugó (y la perdió) en 2015 ante el Barcelona y anteriormente, la había perdido en Manchester ante el Milan en 2003.

Esta final tendrá otros aditamentos, como a Daniel Alves, tan identificado por años en el Barcelona, ante el Real Madrid, u otros ex blancos como Higuaín y Khedira en la Juventus, en tanto que en el banquillo de los españoles estarán sentados Morata (ex Juventus) y el entrenador Zinedine Zidane, cuyo fichaje desde la Juventus al Real Madrid conmovió en 2001.


Duelo de estilos, clubes con mucha historia, los dos mejores equipos del torneo, ex jugadores de ambos lados. Demasiados elementos como para que sea una gran final.  

Quedan pocos días para que sepamos quién se quedará esta vez con toda la gloria.

domingo, 7 de mayo de 2017

Perdonada la sanción a Messi por una insólita voltereta de la FIFA (Kicker)




Lionel Messi fue despertado el viernes de su habitual siesta de su amplia casa de Casteldelfels, en Barcelona, con una gran noticia: sin que nadie lo previera, ni siquiera los propios abogados que contrató la AFA para buscar un atenuante en la causa por su suspensión de cuatro partidos en la clasificación mundialista sudamericana, la FIFA había decidido dar marcha atrás a la sanción, la anuló por completo e incluso determinó devolver hasta los diez mil francos suizos de la multa.

Messi había sido suspendido de oficio por cuatro partidos –en ese momento, a falta de cinco para la finalización del grupo sudamericano clasificatorio para el Mundial de Rusia 2018 y con la selección argentina en el quinto lugar, en posición de un repechaje ante un equipo del continente oceánico- tras entender la Comisión Disciplinaria de la FIFA, luego de observar tres imágenes televisivas, que durante el partido y al término del mismo había insultado al juez de línea brasileño Emerson de Carvalho ante Chile en el estadio Monumental de Buenos Aires, el 23 de marzo pasado.

Lo extraño del caso es que Messi utilizó un insulto en español y a cara descubierta (cuando suele taparse la boca en todo momento durante los partidos, para que justamente no se note lo que habla ante las cámaras de TV) ante De Carvalho, cuya lengua materna es el portugués, pero el árbitro del partido Argentina-Chile, el brasileño Sandro Ricci, no hizo constar en el informe nada referente a esa situación.

De acuerdo con distintas versiones periodísticas, fue el brasileño Wilson Luiz Seneme, presidente de la Comisión de Árbitros de la Conmebol, quien habría llamado al uruguayo Jorge Larrionda, veedor del partido Argentina-Chile, para insistirle con que agregara las imágenes de la TV tomadas de dos canales argentinos y uno español, con los insultos de Messi a De Carvalho que no constaban en el informe original entregado por Ricci.

Por esta misma razón, los abogados contratados por la AFA para el caso, el español Juan de Dios Crespo y el argentino Ariel Reck, utilizaron en su exposición del pasado jueves ante la Comisión de Apelación de la FIFA el argumento de que “una sanción a un jugador sólo puede modificarse si por TV se agrega algún elemento que los jueces del partido no conocían, pero De Carvalho sí conocía este insulto (“La concha de tu madre”) porque dirigió muchos partidos de equipos argentinos en distintos torneos y no consideró pertinente informarlo a Ricci para la presentación del informe”, le dijo Reck a Kicker.

Uno de los hechos más extraños es que De Carvalho dijo ante la Comisión Disciplinaria de la FIFA que no había entendido el insulto de Messi, aunque la FIFA consideró lo contrario en su resolución. “Lo dijo para evitarse problemas. Si lo escuchó y no lo sancionó, es culpa suya”, sostiene Reck, quien de todos modos confiesa que  “esperaba un fallo más conciliador por parte de la FIFA” si bien tanto él como su socio Crespo habían señalado antes de su alegato que “vamos por todo, para que a Messi le quiten toda la sanción”.

La conmutación total de la pena a Messi, que le permitirá jugar todos los partidos que quedan de la clasificación mundialista (ante Uruguay en Montevideo, Venezuela y Perú en Buenos Aires y ante Ecuador en Quito –este último partido, de todos modos, ya lo podía jugar porque su sanción llegaba hasta Perú), desató un escándalo en especial en Chile y en Uruguay, que se quejaron amargamente de lo benévolo de la FIFA con Messi.

“Yo ya había dicho que Messi tenía que estar en Rusia 2018 porque al sistema le conviene”, manifestó el prestigioso periodista uruguayo Jorge Da Silveyra, mientras que varios medios uruguayos compararon la benevolencia de la FIFA con Messi con el duro castigo de nueve partidos a Luis Suárez por el episodio de la mordedura ante Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil.

En la Argentina, la noticia de la conmutación de la pena a Messi se recibió con alivio pero con escepticismo. Algunos medios vincularon lo ocurrido con un oficio diplomático del nuevo presidente de la AFA, Claudio Tapia, con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en el reciente Congreso de la Conmebol en Chile. Otros creen que está relacionado con el sumo interés de Rusia para que una de las máximas estrellas del fútbol pueda estar presente en el próximo Mundial. Y hay quienes aún creen en “la Segunda Mano de Dios” de Diego Maradona, muy cercano a Infantino.

Maradona habría sugerido a Tapia, presidente de la AFA, que si su adversario y showman televisivo Marcelo Tinelli era borrado de la dirigencia del fútbol argentino, él convencía a Infantino para conmutarle la pena a Messi. No se sabe si es verdad, pero Tinelli anunció su total salida del fútbol “por stress” justo días atrás…

Todo es tan confuso que aún queda en el aire la duda acerca de cómo queda ahora la situación del partido que la selección argentina perdió ante Bolivia en La Paz el 28 de marzo, horas después de conocerse la sanción a Messi de cuatro partidos, por lo que el jugador de Barcelona no pudo participar y el equipo albiceleste cayó 2-0.


“Messi debió estar en ese partido pero ya está, no se puede hacer nada, sólo cabría una demanda por resarcimiento económico pero tampoco podemos probar que la selección argentina habría podido ganar con él en el campo”, dijo Reck a Kicker, con resignación, y agotado, al regreso de Zurich, en el que, considera, fue “el caso de mi vida”.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Una semifinal de Champions definida demasiado pronto (Yahoo)




Si bien la lógica indicaba que la final de esta Champions League la jugarían Juventus y Real Madrid, tomando en cuenta a sus adversarios en las semifinales, pocos podían apostar a que la definición del próximo 3 de junio en Cardiff se podía llegar a definir tan sólo en los partidos de ida, con escasísimo margen para un cambio en las revanchas de la semana que viene.

Tanto el Real Madrid ante el Atlético Madrid, como la Juventus ante el Mónaco, evidenciaron absoluta superioridad ante sus ocasionales rivales, demostrando dos elementos fundamentales: la experiencia de sus jugadores y la riqueza del recambio en los banquillos.

Sin dudas, la falta del lateral derecho Juanfran en el Atlético resultó fundamental en el Santiago Bernabeu porque Lucas, su reemplazante, es un defensa central y eso, ante un rival como el brasileño Marcelo (para nosotros, debería estar ternado para el Balón de Oro de este año), es demasiada ventaja, pero hay que sumar al hecho de que el entrenador rojiblanco, Diego Simeone, optó por el francés Kevin Gameiro para la supla atacante con su compatriota Antoine Griezmann cuando creemos que ese lugar, por peso y experiencia, debió ser para Fernando Torres.

Ante un poderosísimo rival como el Real Madrid, una ausencia y un error pequeño en un detalle en una alineación, puede ser demasiado gravitante y salvo los primeros cinco minutos, en los que el Atlético llegó a pararse en campo rival, todo resultó demasiado fácil para los blancos ante un rival que no pareció, por actitud y disciplina táctica, un equipo de Simeone sino uno de la etapa previa a la llegada del argentino al banquillo.

La extraordinaria contundencia de Cristiano Ronaldo, pero también la gran forma del mediocampo del Real Madrid, acabaron pronto con cualquier ilusión de un Atlético que tuvo que esforzarse mucho para remontar una final perdida por penaltis en la temporada anterior para llegar otra vez a semifinales ante el mismo rival.

Si bien Simeone insiste en que en la revancha del próximo miércoles en el Vicente Calderón su equipo conserva una posibilidad de revertir la situación, la sensación que dio el Atlético hace pensar que es todo lo contrario y resulta particularmente difícil creer que el Real Madrid no marcará siquiera un gol, y tan solo ese tanto obligaría a su rival a marcar cinco, casi una quimera.

Una situación parecida es la del Mónaco en Turín, el próximo martes, ante la Juventus, que si no ha recibido más de dos goles en toda la Champions League y lleva más de diez horas sin conocer un gol en la propia portería, cuesta creer que el equipo líder de la liga francesa pueda marcar tres tantos fuera de casa ante lo que es prácticamente un muro defensivo.

La Juventus sorprendió en Mónaco por su aplomo y porque en vez de salir a resistir el ataque local, con dos jugadores tan veloces como Mbappe y Falcao, el equipo italiano prefirió apostar por tener el balón tocando el 62 por ciento de posesión, algo poco habitual en los conjuntos de este país, que suelen apostar al contragolpe para marcar mayores diferencias en condición de local.

Los dos goles de la Juventus, marcados por su goleador Gonzalo Higuaín, llegaron de la misma manera: desde el origen por parte de Paulo Dybala, luego pasando por el lateral Daniel Alves (el mejor jugador del partido, lejos de aquellos últimos tiempos dubitativos en el Barcelona), y terminando por el delantero argentino.

Luego, ya con la ventaja, la Juventus tiene un particular oficio para manejar los tiempos de los partidos, con sus volantes moviéndose con soltura y fallando muy pocos pases y con su defensa cerrada y siempre bien plantada y detrás, por si fuera poco, un tremendo portero de 39 años y más de veinte temporadas al más alto nivel como Gianluiggi Buffon.

Con tanta superioridad del Real Madrid sobre el Atlético Madrid, sumado al condicionante psicológico que hay entre estos dos equipos en la historia y especialmente en las últimas Champions, y con la misma situación entre la Juventus y el Mónaco, sin dudas que los dos mejores equipos de Europa de esta temporada se acercan a la mejor final posible, con dos estilos absolutamente distintos.

Tanto el Mónaco como el Atlético Madrid han hecho enormes inversiones en jugadores en estas últimas temporadas pero los resultados de la ida de semifinales de Champions demuestran que no se trata sólo de fichar sino de una política de acercamiento a la mayor calidad y si hay algo que caracteriza a la Juventus y al Real Madrid es que en los banquillos hay jugadores del mismo nivel que los que están en el campo y que un cambio no les hace resentir la estructura.

En cambio, no sucede lo mismo con el Mónaco y mucho menos con el Atlético, como se ejemplificó en esta columna. Bastó que un lateral no pudiera estar y que el entrenador se volcara más hacia un delantero que otro para la titularidad, al fin y al cabo, un pequeño detalle, para que ya el equipo no fuera el mismo.


Será difícil, entonces, que Real Madrid y Juventus, no se vean las caras el 3 de junio en la final de Cardiff. Y si no lo afirmamos aún es porque el fútbol es tan maravilloso que siempre deja una pequeña ventana abierta para alguna sorpresa. Sólo por eso.