miércoles, 3 de mayo de 2017

Una semifinal de Champions definida demasiado pronto (Yahoo)




Si bien la lógica indicaba que la final de esta Champions League la jugarían Juventus y Real Madrid, tomando en cuenta a sus adversarios en las semifinales, pocos podían apostar a que la definición del próximo 3 de junio en Cardiff se podía llegar a definir tan sólo en los partidos de ida, con escasísimo margen para un cambio en las revanchas de la semana que viene.

Tanto el Real Madrid ante el Atlético Madrid, como la Juventus ante el Mónaco, evidenciaron absoluta superioridad ante sus ocasionales rivales, demostrando dos elementos fundamentales: la experiencia de sus jugadores y la riqueza del recambio en los banquillos.

Sin dudas, la falta del lateral derecho Juanfran en el Atlético resultó fundamental en el Santiago Bernabeu porque Lucas, su reemplazante, es un defensa central y eso, ante un rival como el brasileño Marcelo (para nosotros, debería estar ternado para el Balón de Oro de este año), es demasiada ventaja, pero hay que sumar al hecho de que el entrenador rojiblanco, Diego Simeone, optó por el francés Kevin Gameiro para la supla atacante con su compatriota Antoine Griezmann cuando creemos que ese lugar, por peso y experiencia, debió ser para Fernando Torres.

Ante un poderosísimo rival como el Real Madrid, una ausencia y un error pequeño en un detalle en una alineación, puede ser demasiado gravitante y salvo los primeros cinco minutos, en los que el Atlético llegó a pararse en campo rival, todo resultó demasiado fácil para los blancos ante un rival que no pareció, por actitud y disciplina táctica, un equipo de Simeone sino uno de la etapa previa a la llegada del argentino al banquillo.

La extraordinaria contundencia de Cristiano Ronaldo, pero también la gran forma del mediocampo del Real Madrid, acabaron pronto con cualquier ilusión de un Atlético que tuvo que esforzarse mucho para remontar una final perdida por penaltis en la temporada anterior para llegar otra vez a semifinales ante el mismo rival.

Si bien Simeone insiste en que en la revancha del próximo miércoles en el Vicente Calderón su equipo conserva una posibilidad de revertir la situación, la sensación que dio el Atlético hace pensar que es todo lo contrario y resulta particularmente difícil creer que el Real Madrid no marcará siquiera un gol, y tan solo ese tanto obligaría a su rival a marcar cinco, casi una quimera.

Una situación parecida es la del Mónaco en Turín, el próximo martes, ante la Juventus, que si no ha recibido más de dos goles en toda la Champions League y lleva más de diez horas sin conocer un gol en la propia portería, cuesta creer que el equipo líder de la liga francesa pueda marcar tres tantos fuera de casa ante lo que es prácticamente un muro defensivo.

La Juventus sorprendió en Mónaco por su aplomo y porque en vez de salir a resistir el ataque local, con dos jugadores tan veloces como Mbappe y Falcao, el equipo italiano prefirió apostar por tener el balón tocando el 62 por ciento de posesión, algo poco habitual en los conjuntos de este país, que suelen apostar al contragolpe para marcar mayores diferencias en condición de local.

Los dos goles de la Juventus, marcados por su goleador Gonzalo Higuaín, llegaron de la misma manera: desde el origen por parte de Paulo Dybala, luego pasando por el lateral Daniel Alves (el mejor jugador del partido, lejos de aquellos últimos tiempos dubitativos en el Barcelona), y terminando por el delantero argentino.

Luego, ya con la ventaja, la Juventus tiene un particular oficio para manejar los tiempos de los partidos, con sus volantes moviéndose con soltura y fallando muy pocos pases y con su defensa cerrada y siempre bien plantada y detrás, por si fuera poco, un tremendo portero de 39 años y más de veinte temporadas al más alto nivel como Gianluiggi Buffon.

Con tanta superioridad del Real Madrid sobre el Atlético Madrid, sumado al condicionante psicológico que hay entre estos dos equipos en la historia y especialmente en las últimas Champions, y con la misma situación entre la Juventus y el Mónaco, sin dudas que los dos mejores equipos de Europa de esta temporada se acercan a la mejor final posible, con dos estilos absolutamente distintos.

Tanto el Mónaco como el Atlético Madrid han hecho enormes inversiones en jugadores en estas últimas temporadas pero los resultados de la ida de semifinales de Champions demuestran que no se trata sólo de fichar sino de una política de acercamiento a la mayor calidad y si hay algo que caracteriza a la Juventus y al Real Madrid es que en los banquillos hay jugadores del mismo nivel que los que están en el campo y que un cambio no les hace resentir la estructura.

En cambio, no sucede lo mismo con el Mónaco y mucho menos con el Atlético, como se ejemplificó en esta columna. Bastó que un lateral no pudiera estar y que el entrenador se volcara más hacia un delantero que otro para la titularidad, al fin y al cabo, un pequeño detalle, para que ya el equipo no fuera el mismo.


Será difícil, entonces, que Real Madrid y Juventus, no se vean las caras el 3 de junio en la final de Cardiff. Y si no lo afirmamos aún es porque el fútbol es tan maravilloso que siempre deja una pequeña ventana abierta para alguna sorpresa. Sólo por eso.

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