Lionel Messi fue despertado el viernes de su
habitual siesta de su amplia casa de Casteldelfels, en Barcelona, con una gran
noticia: sin que nadie lo previera, ni siquiera los propios abogados que
contrató la AFA para buscar un atenuante en la causa por su suspensión de
cuatro partidos en la clasificación mundialista sudamericana, la FIFA había
decidido dar marcha atrás a la sanción, la anuló por completo e incluso determinó
devolver hasta los diez mil francos suizos de la multa.
Messi había sido suspendido de oficio por cuatro
partidos –en ese momento, a falta de cinco para la finalización del grupo
sudamericano clasificatorio para el Mundial de Rusia 2018 y con la selección
argentina en el quinto lugar, en posición de un repechaje ante un equipo del
continente oceánico- tras entender la Comisión Disciplinaria de la FIFA, luego
de observar tres imágenes televisivas, que durante el partido y al término del
mismo había insultado al juez de línea brasileño Emerson de Carvalho ante Chile
en el estadio Monumental de Buenos Aires, el 23 de marzo pasado.
Lo extraño del caso es que Messi utilizó un insulto
en español y a cara descubierta (cuando suele taparse la boca en todo momento
durante los partidos, para que justamente no se note lo que habla ante las
cámaras de TV) ante De Carvalho, cuya lengua materna es el portugués, pero el
árbitro del partido Argentina-Chile, el brasileño Sandro Ricci, no hizo constar
en el informe nada referente a esa situación.
De acuerdo con distintas versiones periodísticas,
fue el brasileño Wilson Luiz Seneme, presidente de la Comisión de Árbitros de
la Conmebol, quien habría llamado al uruguayo Jorge Larrionda, veedor del
partido Argentina-Chile, para insistirle con que agregara las imágenes de la TV
tomadas de dos canales argentinos y uno español, con los insultos de Messi a De
Carvalho que no constaban en el informe original entregado por Ricci.
Por esta misma razón, los abogados contratados por
la AFA para el caso, el español Juan de Dios Crespo y el argentino Ariel Reck,
utilizaron en su exposición del pasado jueves ante la Comisión de Apelación de
la FIFA el argumento de que “una sanción a un jugador sólo puede modificarse si
por TV se agrega algún elemento que los jueces del partido no conocían, pero De
Carvalho sí conocía este insulto (“La concha de tu madre”) porque dirigió
muchos partidos de equipos argentinos en distintos torneos y no consideró
pertinente informarlo a Ricci para la presentación del informe”, le dijo Reck a
Kicker.
Uno de los hechos más extraños es que De Carvalho
dijo ante la Comisión Disciplinaria de la FIFA que no había entendido el
insulto de Messi, aunque la FIFA consideró lo contrario en su resolución. “Lo
dijo para evitarse problemas. Si lo escuchó y no lo sancionó, es culpa suya”,
sostiene Reck, quien de todos modos confiesa que “esperaba un fallo más conciliador por parte
de la FIFA” si bien tanto él como su socio Crespo habían señalado antes de su
alegato que “vamos por todo, para que a Messi le quiten toda la sanción”.
La conmutación total de la pena a Messi, que le
permitirá jugar todos los partidos que quedan de la clasificación mundialista
(ante Uruguay en Montevideo, Venezuela y Perú en Buenos Aires y ante Ecuador en
Quito –este último partido, de todos modos, ya lo podía jugar porque su sanción
llegaba hasta Perú), desató un escándalo en especial en Chile y en Uruguay, que
se quejaron amargamente de lo benévolo de la FIFA con Messi.
“Yo ya había dicho que Messi tenía que estar en
Rusia 2018 porque al sistema le conviene”, manifestó el prestigioso periodista
uruguayo Jorge Da Silveyra, mientras que varios medios uruguayos compararon la
benevolencia de la FIFA con Messi con el duro castigo de nueve partidos a Luis
Suárez por el episodio de la mordedura ante Giorgio Chiellini en el Mundial de
Brasil.
En la Argentina, la noticia de la conmutación de la
pena a Messi se recibió con alivio pero con escepticismo. Algunos medios
vincularon lo ocurrido con un oficio diplomático del nuevo presidente de la
AFA, Claudio Tapia, con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en el
reciente Congreso de la Conmebol en Chile. Otros creen que está relacionado con
el sumo interés de Rusia para que una de las máximas estrellas del fútbol pueda
estar presente en el próximo Mundial. Y hay quienes aún creen en “la Segunda
Mano de Dios” de Diego Maradona, muy cercano a Infantino.
Maradona habría sugerido a Tapia, presidente de la
AFA, que si su adversario y showman televisivo Marcelo Tinelli era borrado de
la dirigencia del fútbol argentino, él convencía a Infantino para conmutarle la
pena a Messi. No se sabe si es verdad, pero Tinelli anunció su total salida del
fútbol “por stress” justo días atrás…
Todo es tan confuso que aún queda en el aire la duda
acerca de cómo queda ahora la situación del partido que la selección argentina
perdió ante Bolivia en La Paz el 28 de marzo, horas después de conocerse la
sanción a Messi de cuatro partidos, por lo que el jugador de Barcelona no pudo
participar y el equipo albiceleste cayó 2-0.
“Messi debió estar en ese partido pero ya está, no
se puede hacer nada, sólo cabría una demanda por resarcimiento económico pero
tampoco podemos probar que la selección argentina habría podido ganar con él en
el campo”, dijo Reck a Kicker, con resignación, y agotado, al regreso de
Zurich, en el que, considera, fue “el caso de mi vida”.
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