El próximo sábado 3 de junio en Cardiff, Gales, se
jugará la final más lógica entre los dos
mejores equipos de Europa de la actualidad (creemos que a lo sumo el Bayern
Munich podría terciar en esta disputa). Juventus de Turín y Real Madrid se
encontrarán en un duelo impactante, por la expectativa que ya genera y porque
se trata de dos estilos definidos y opuestos pero ambos, con una notable
solidez.
Ni Juventus ni Real Madrid dejaron demasiadas dudas
en su camino a la gran final, que los tendrá por segunda vez enfrentándose para
determinar el mejor de Europa, porque hace 19 años, en 1998, ya definieron la
Copa (llamada también vulgarmente “la Orejona”) en el Amsterdam Arena, en Holanda, y se impuso
el Real Madrid por 1-0 con un recordado gol del montenegrino Pedja Mijatovic,
en leve posición adelantada.
Juventus no sólo eliminó en semifinales al Mónaco,
sino que volvió a mostrar que su defensa es un auténtico muro al punto tal de
que una gran delantera monegasca,
compuesta por el ya recuperado colombiano
Radamel Falcao y una de las estrellas emergentes, Kylian Mbappé, apenas si pudo
marcarle un tanto en el final del segundo partido en Turín, cuando ya estaba
todo definido para los italianos, que habían aflojado su marcha para participar
de la fiesta de sus “tifosi”, y luego de que su veterano como formidable
arquero Gianluiggi Buffon estuviera 11 horas y 48 minutos con la valla invicta.
La Juventus acabó ganando la serie por un total de
4-1 ante el Mónaco pero siempre se mostró superior y nunca tuvo que padecer en
el marcador. Los italianos, dirigidos por Massimiliano Allegri, están cerca de
su sexto Scudetto consecutivo en la competencia local, están en la final de la
Copa Italia y pueden llegar a la triple corona en la temporada con la obtención
de la Champions League.
Su equipo se basa en una defensa granítica de tres
marcadores centrales, a la que se la denomina BBC (Bonucci, Barzagli y
Chiellini), con dos laterales brasileños de primer nivel, especialmente el
resurgido Daniel Alves, quien juega como en sus mejores tiempos en el
Barcelona, y Alex Sandro, una línea de volantes con buen pie tanto en Pjanic
como en el turco-alemán Samuel Khedira (campeón mundial en 2014), un enlace
como otra estrella emergente, el cordobés Paulo Dybala, y dos puntas potentes y
bien ensamblados como el croata Mandzukic y una auténtica bestia del gol como
el argentino Gonzalo Higuaín, quien no parece cargar en los “bianconeros” con
ninguna mochila psicológica.
Claro que a esta BBC se le opondrá otra posible BBC,
la del galés Gareth Bale (si se recupera de su lesión, con la motivación de
jugar de local en su país), el francés Karim Benzema y el portugués Cristiano
Ronaldo, quien se jugará buena parte de sus chances de alcanzar a fin de año a
Lionel Messi con cinco Balones de Oro.
El Real Madrid pasó un inesperado susto en la
revancha de las semifinales de ayer en el último partido internacional oficial
de la historia del estadio del Atlético Madrid, el Vicente Calderón (que será
demolido y los rojiblancos pasarán a oficiar de locales en La Peineta desde la
próxima temporada), porque el equipo del Cholo Diego Simeone, que tenía que
remontar un 0-3 de la ida en el estadio Santiago Bernabeu, se encontró antes de
la media hora con un 2-0 que invitaba a la ilusión.
Pero bastó que los locales se tomaran un respiro de
la asfixiante presión inicial para que el Real Madrid hiciera gala de todos sus
recursos y avanzara unos metros, enfriara el partido, y con su inmenso poder de
gol, aprovechara un magistral desborde de Benzema por la misma línea final de
la cancha desde la izquierda, llevándose tres rivales por el camino, para que
Isco Alarcón definiera cerca del arquero Oblak.
El 2-1 enfrió demasiado el derbi madrileño porque era
cerca del final del primer tiempo y ya el Atlético estaba obligado a marcar
tres goles más en 45 minutos, lo que ante este Real Madrid de tanta riqueza y
posibilidades técnicas (a tal punto que Isco, que reemplazó a Bale, fue una de
las figuras del partido) es casi imposible. Y lo fue.
El Real Madrid es un equipo de enorme potencial y de
hecho, es el campeón de Europa vigente y está a punto de lograr lo que nadie ha
conseguido hasta ahora en la historia de la Champions League, que es repetir el
título en dos temporadas consecutivas.
Su esquema es un clásico 4-3-3 que un ex ídolo del
club (aunque también de la Juventus) como Zinedine Zidane, su director técnico
ha modificado desde que se hizo cargo del equipo al promediar la temporada
2015/16, cuando era ayudante de campo de Rafa Benítez y el club echó a éste.
Desde ese momento, Zidane optó por liberar al alemán
Toni Kroos, y situó como volante central al brasileño Casemiro, y de esta
forma, tuvo más ordenamiento, permitiendo que el notable crecimiento de sus dos
laterales, Carvajal y especialmente Marcelo, a nuestro entender, uno de los
tres mejores jugadores del mundo de la temporada.
Así como el Real Madrid jugará su duodécima final de
su historia en la máxima competencia europea y ha ganado todas las anteriores
(1956 a 1960, 1966, 1998, 2000, 2002, 2014 y 2016), la Juventus tiene
antecedentes bastante opuestos y de hecho, esta será la novena final y sólo ha
ganado dos de ellas (1985 y 1996), pero la casualidad indica que justamente las
dos han sido ante campeones de Europa vigentes, como lo es ahora el equipo
blanco de la capital española.
El plato está servido y sólo queda esperar hasta la
cita de gala del 3 de junio en Cardiff. Allí se sabrá quién es el mejor de
Europa en el mejor duelo posible.
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