Cuando a Oscar
Washington Tabárez le piden que se refiera a la continuidad de su trabajo como
director técnico en la selección uruguaya en estos doce años (récord mundial de
permanencia en el cargo), suele explicarlo desde Valverde, a quien pone de
ejemplo: “A Fede lo conozco
desde que tenía 13 años. Seguí toda su evolución. Era un futbolista muy
distinto al que es ahora. Era chiquito, flaquito. Y era distinto en rasgos de
su personalidad; era extremadamente tímido. Pero ya los entrenadores de sus
categorías en su club y en la selección vieron que tenía cosas que no tienen
los jugadores comunes, sobre todo una visión de juego sorprendente para tan
corta edad”.
Tabárez coordina todo el trabajo de
selecciones nacionales uruguayas en el complejo “Uruguay Celeste” y cada vez
que un grupo nuevo inicia su trayecto desde el equipo sub-15, “El Maestro”
suele estar presente para recibir a la nueva generación. Así es que Valverde
fue integrante del sub-15, sub-17 y sub-20 antes de recalar en la selección
mayor, cuando apenas tiene 21 años, y por si fuera poco, al mismo tiempo se
convirtió en ídolo de los hinchas del Real Madrid desde que impidiera, con su
falta, que Álvaro Morata del Atlético Madrid se fuera solo hacia el gol que
definía la Supercopa de España.
Federico Santiago Valverde Dipetta nació
el 22 de julio de 1998 en un hogar de clase media. Su padre, Julio, tuvo
diferentes trabajos, como integrar la seguridad de un casino o juguetes en una
calle peatonal de Montevideo, mientras que su madre, Dori, llegó a vender ropa
de segunda mano. Hoy, ambos tratan de seguirlo a todas partes. “Mi familia se
encarga todos los días de decirme que no soy nadie”, suele comentar, aunque no
parece necesario. “Nosotros le decíamos desde muy chico que se divirtiera, pero
él quería ser futbolista y se cuidaba mucho y siempre tuvo los pies en la
tierra”, dijo hace poco su madre en una entrevista con la Cadena SER española.
Cuando contaba apenas con nueve años, lo
descubrió un fotógrafo llamado Abel. “Me preguntó si yo era la madre de ese
chiquito que volaba y yo le dije que sí, que por eso lo llamaban “pajarito” y
me dijo que lo cuidáramos porque iba a llegar lejos. Fue un visionario”.
Tras unos pocos años en los juveniles de
Peñarol, el ex jugador y coordinador de Captación de Jugadores, Néstor
Goncalves, lo recomendó para la selección sub-15 a Alejandro Garay, que lo
aceptó aunque mucho no lo convencía. Ya en enero de 2015, con 16 años, estaba
entrenándose en Londres con la primera del Arsenal, que hasta llegó a arreglar
con los aurinegros un pase por 3,5 millones de euros.
Los gunners se llegaron a interesar en
él, adelantándose al Chelsea y al Barcelona, luego de verlo en acción en el
Sudamericano sub-17 de Paraguay en el que convirtió 8 goles en 7 partidos,
aunque su equipo no logró clasificarse para el Mundial de la categoría, una de
las grandes tristezas de su carrera. En aquel torneo, cuando la selección
uruguaya venció 2-1 a la argentina, Valverde concretó los dos goles de su
equipo. El primero, de media distancia, y el segundo, tras el empate
albiceleste de Tomás Conechny, desde un
penal.
Sin embargo, no se quedó en Inglaterra
y volvió a Peñarol, donde apenas tres meses más tarde ya fue promovido a la
Primera, aunque pocos días después se oficializó el acuerdo con el Real Madrid
por 5 millones de euros pero con la condición de que se integrara al plantel
blanco cuando cumpliera los 18 años, cosa que hizo luego de jugar 13 partidos en Peñarol (12 nacionales y
1 de Copa Libertadores).
Fue tal el impacto de su actuación en
ese Sudamericano sub-17, que Tabárez decidió convocarlo como titular en un
partido ante Paraguay, en Asunción, por la clasificación al Mundial de Rusia.
Los celestes se encontraban en una mala racha y les tocaba jugar en un estadio
en el que hacía tiempo que no ganaban. Los celestes terminaron imponiéndose con
un decisivo gol de Valverde.
Ese partido marcó el inicio de una nueva
etapa en la selección uruguaya. Tabárez necesitaba cambiar la zona de volantes,
que ya estaba desgastada por la avanzada edad de Egidio Arévalo Ríos y de
Álvaro González y el retiro de Javier Pérez, y ante Paraguay recurrió a
Valverde y a Rodrigo Bentancur, a los que se sumaron Nahitán Nández y Lucas
Torreira para incorporar una nueva generación con una larga proyección.
En ese tiempo en el que aún jugaba en
Peñarol, su DT Pablo Bengoechea llegó a decir que “nunca vi a un
chico de 16 años con tantas virtudes. Creo que es un jugador excepcional”,
mientras que José Perdomo, su entrenador en sub-15 y sub-16 lo describió como
“un jugador técnico, de gran pegada, con visión única y un pase en profundidad
que puede dejar a un compañero solo frente al arquero. Jugó conmigo en varias
posiciones porque lo rotaba en cada partido. Te puede salvar un partido. Es de
los típicos que quieren en Europa: alto, pegada, mixto, ayuda en la marca, jugó
hasta de mediapunta. Físicamente es exuberante”. Parecía una premonición.
Su debut en los
aurinegros ocurrió un 23 de julio, un día después de su cumpleaños, en un amistoso ante Cruzeiro de Río Grande do
Sul en Rivera y fue quedando en Primera con compañeros como Diego Forlán o
Marcelo Zalayeta. Ese mismo año, pero en agosto, fue distinguido por “The
Guardian” como uno de los 50 mejores del mundo sub-17 y acabó ganando el Torneo
Apertura.
Si bien no
participó del Sudamericano sub-20 de Paraguay, porque el Real Madrid no lo
autorizó, en cambio sí jugó, y fue figura, en el Mundial de Corea del Sur,
donde además fue un inesperado protagonista por un hecho polémico, cuando marcó
un decisivo gol ante Portugal, en cuartos de final, y en el festejo se achinó
los ojos, lo que fue muy mal recibido por el público coreano, y en los dos días
siguientes, el hotel de la selección celeste estaba atestado de periodistas
buscando a Valverde para que diera explicaciones. Finalmente, “Pajarito”
explicó en varias entrevistas y hasta en una declaración especial, que esos
festejos se debían a un homenaje a su representante, el “Chino” Lasalvia.
Edgardo Lasalvia,
un ex barra brava de Peñarol como muchos de sus hermanos, un día descubrió en
una trifulca con los ultras de Nacional que su hermano mayor, el único que se
encontraba en las filas de los tricolores, tenía su cara manchada de sangre, y
decidió no continuar en el ámbito de la violencia y dedicarse a representar
jugadores juveniles, ganándose se confianza acercándose a ellos y llevándolos
incluso a su casa a dormir cuando se encontraban en problemas familiares, como
fue el caso de Valverde y también del lateral Jonathan Rodríguez (actualmente
en el Cruz Azul de México).
En pleno Mundial
sub-20 de Corea del Sur, a Lasalvia le apareció un inconveniente, cuando se
enteró de que faltaba una firma en la embajada de Estados Unidos en Montevideo
para el viaje de 15 años de su hija, y tuvo que abandonar el torneo para
finalizar ese trámite, pero antes le dijo a Valverde que si Uruguay pasaba a la
semifinal, volvería para acompañarlo. Por eso, el festejo loco del volante, y
el achinamiento de sus ojos, algo que los coreanos comprendieron días más
tarde, y todo se calmó, aunque los celestes cayeron eliminados ante Venezuela
en semifinales.
Al arribar al
Real Madrid, recaló en el segundo equipo, el Castilla, donde convirtió un gol
al minuto de su debut en el estadio Alfredo Di Stéfano y fue fundamental
Santiago Solari, entrenador de la categoría, quien se lo recomendó expresamente
a Zinedine Zidane para el primer equipo, pero no había lugar para él, tapado
por los tricampeones de Europa y además, siendo demasiado joven.
Fue el momento
en el que Zidane decidió cederlo por seis meses al Deportivo La Coruña y sus
padres, preocupados por la noticia, fueron a conversar con el entrenador
francés, quien los tranquilizó y les comentó que él sólo pretendía que el chico
(que tenía 18 años) tuviera una continuidad en el juego que en el Real Madrid
no iba a poder tener, y que la mejor manera de madurar era tener minutos en la
Liga Española porque cuando regresara a los blancos iba a ser el futuro Toni
Kroos.
Todo esto pudo
caerse porque al poco tiempo, Zidane renunció a su cargo y llegó Julen
Lopetegui, pero la realidad superó a la ficción porque luego llegó al primer
equipo Solari, en un interinato hasta que regresó “Zizou” y con él, Valverde no
sólo comenzó a jugar más, sino que lo hizo al lado de Kroos y del brasileño
Carlos Casemiro, relegando nada menos que a Luka Modric, Balón de Oro 2018.
Su momento llegó
tras un muy mal debut del Real Madrid en esta Champions League, cuando cayó 3-0
en París ante el PSG por la fase de grupos, siendo vapuleado en todas sus
líneas. Desde entonces, y desde la sexta fecha de la Liga, Zidane lo colocó
como volante mixto al lado de Casemiro, ante el Osasuna, y el resultado no pudo
ser mejor. De los 13 partidos que jugaron juntos, hasta ahora, el equipo ganó
nueve partidos y empató los otros cuatro, con treinta goles a favor y cuatro en
contra.
Su día de gloria
llegó ante el Atlético Madrid por la Supercopa de España en Arabia Saudita,
cuando su falta ante Morata, aunque le costara la expulsión, determinó que los
blancos no cayeran en los últimos minutos del tiempo suplementario de la final.
Ya nadie se plantea pagar 150 millones de euros por Paul Pogba, del Manchester
United.
El diario
deportivo “Marca” de Madrid definió luego su pase como “un chollo (una ganga)
de cinco millones de euros”, lo calificó como “titularísimo” en el equipo, y el
presidente Florentino Pérez sostuvo que Valverde “es uno de los descubrimientos de esta
temporada”.
Con su novia, la influencer y
periodista argentina Mina Bonino (24 años, ex TyC Sports e “Intrusos”), a la
que conoció por Instagram, espera para antes de fin de febrero un bebé al que
llamarán Benicio.
Si en el Real Madrid se convirtió en
poco tiempo en un fenómeno y en una gran apuesta al futuro blanco, no es menos
la expectativa que hay en torno de la selección uruguaya. “Ya le adelanté que
tiene para muchos años en el equipo nacional. Lo demás lo puso él. Los que
dudaron mucho o los que le pusieron algún adjetivo como ‘tierno’, no lo
conocen. Yo no hago locuras con la Selección, no soy un temerario. Lo puse
convencidísimo de que pese a su falta de experiencia y de conocimiento del
grupo, era el partido para ponerlo”, dijo Tabárez después de su precoz debut en
el estadio Defensores del Chaco ante Paraguay. Y no se equivocó.
“No sueño jugar
contra Messi, sino entrar a la cancha con Suárez y Cavani”, decía Valverde
cuando aún participaba de los juveniles uruguayos”. Y como en tantos otros
aspectos de su carrera, pudo cumplirlo demasiado pronto, aunque en Madrid y en
Montevideo creen que esto recién comienza y que su carrera de éxitos se
prolongará por mucho tiempo.
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