- Usted tuvo la
chance de tratar mucho a Diego Maradona en el Mundial de España 1982. ¿Cómo era
ese Maradona?
- En realidad,
yo ya lo conocía desde 1976 cuando venía a practicar con la selección siendo él
de edad de categorías juveniles. Recuerdo siempre esa frustración que tuvo al
quedar fuera de la lista definitiva antes del Mundial 1978 pero en Japón, al
año siguiente, se consagró como el mejor jugador del mundo y ya cuando llegó a
la concentración para el Mundial de España, era una estrella mundial. Recuerdo
el ruido que había a su alrededor porque justo antes del torneo firmó su
contrato con el Barcelona y por eso tuvo que dejar la concentración y hasta
recuerdo que estaba en ropa deportiva, que no se cambió porque salió y volvió
en pocas horas. El ruido se hizo mayor todavía porque nuestro debut, y como
campeones del mundo, fue precisamente en el Camp Nou contra Bélgica. Y él
trataba por todos los medios de mantener la concentración, llegó muy motivado a
España, pero era casi imposible sacarse de encima ese ruido, especialmente con
los medios, y hay que pensar que pese a que ya llevaba jugando profesionalmente
desde los 15-16 años, él sólo tenía 21 allí.
- Para muchos
analistas, ese plantel argentino acaso haya sido el mejor de toda la historia
de los Mundiales.
- Probablemente.
Teníamos muchísima confianza en nosotros mismos y no era para menos: éramos los
campeones del mundo y se agregaban nada menos que Jorge Valdano, Diego y Ramón
Díaz, entre otros, que eran a su vez campeones mundiales sub-20, pero desgraciadamente
nunca encontramos el rumbo. El equipo no estaba fino ni en los partidos
amistosos de preparación y no es una excusa, pero la Guerra de Malvinas con
Inglaterra nos afectó muchísimo porque si vas a jugar algo tan importante como
el Mundial, tenés que tener una concentración absoluta y nosotros partimos
hacia España y estábamos ganando la guerra y a poco de llegar, nos enteramos de
la derrota y casi todos nosotros teníamos un amigo o un pariente involucrados
en la guerra.
- También se
dijo que no fue bueno para el equipo una concentración tan cerca de la playa,
en Villajoyosa.
- Puede ser.
Alguien tuvo la “fantástica” idea de que lleváramos a nuestras mujeres al
Mundial y estaban en un hotel al lado del nuestro. Nosotros necesitábamos una
concentración total y no la tuvimos, No fue la mejor idea.
- Y además,
empezaron perdiendo.
- Empezamos mal,
perdiendo en el partido inaugural, y ya se nos complicó todo el Mundial porque
eso generó llegar a la segunda fase al “grupo de la muerte” con Italia y Brasil,
que era el mejor equipo del mundo en ese momento, aunque no haya sido el
campeón.
- ¿Y cómo tomó
Maradona esa derrota?
- Estaba muy
mortificado. En ese Mundial yo hablaba mucho con él. Menotti lo había puesto en
mi mesa a la hora de las comidas. Éramos cuatro: Daniel Bertoni, Patricio
Hernández, él y yo. Me pedía que le contara cosas de Europa, cómo se vivía, las
costumbres, cómo era jugar una liga europea. Dieguito era muy inteligente, con
un sentido del humor muy particular y siempre tuvo un gran respeto por los
campeones del mundo de 1978. Una vez tuvo que elegir su equipo ideal y puso a
seis de los once de ese equipo argentino. Él nos preguntaba de todo: religión,
política. Posiblemente nunca haya leído un libro, aunque tampoco disponía de
mucho tiempo. Sí veía la televisión. Tenía ansias de aprender. ¡Hasta se fijaba
cómo no0s sentábamos en la mesa!
- Contra Hungría
fue el mejor partido de la selección argentina en ese Mundial…
- Sí, eso
levantó mucho el ánimo, especialmente a él, que jugó un gran partido, aunque
eso hizo que también subiera el ruido mediático. Se refugiaba mucho en
nosotros, nos pedía consejos. Nosotros tratábamos de mantenerlo tranquilo,
concentrado. El que más lo trataba y lo calmaba era Patricio Hernández, que
compartía la habitación con él. Piense que nosotros estuvimos concentrados unos cuatro meses
antes del Mundial.
- El primer
partido de la segunda fase, contra Italia, le debe haber hecho mucho daño.
- Muchísimo,
pero más que todo, por la impotencia, porque esa marca que le hizo Claudio
Gentile por toda la cancha, pegándole y agarrándolo permanentemente de la
camiseta, hoy sería imposible por el VAR. De hecho, la FIFA cambió algunas
reglas desde ese día para proteger un poco más a los habilidosos porque aquello
era increíblemente cínico. Los italianos pegaban hasta que le sacaban tarjeta
amarilla y entonces cambiaban de marcador hasta que el nuevo recibiera la
amarilla y así iban rotando. Una vez,
mucho más adelante, Maradona me comentaba que en la estadística de tres Mundiales
distintos, los que más faltas recibieron fueron él, yo y Ariel Ortega.
Lamentablemente, en ese Mundial, en la mayoría de los partidos, todos trataron
de anularlo pero no con fútbol sino pegándole.
- ¿Y él qué
decía de eso?
- A él le
molestaba mucho la trampa, más que los golpes en sí mismos. Estaba más molesto
que irritado. Preguntaba cómo podía ser que no sancionaran a los que le
pegaban, que así no se podía jugar.
- Al perder
contra Italia, la selección argentina estaba obligada a ganarle a Brasil…
- Sí, y eso hizo
que saliéramos demasiado volcados al ataque contra un rival que no perdonaba. Y
casualmente, fue el equipo que menos le pegó a Maradona y que no le hizo una
marca personal.
- En ese
partido, a Maradona lo expulsaron.
- Sí, reaccionó
mal. Yo creo que fue por la impotencia de una derrota con Brasil, que para
nosotros es un clásico, y quedando eliminados del Mundial. Nos ganaron bien y
fue, además, mi último partido con la selección argentina.
- ¿Y cómo estaba
Maradona después de eso, en la concentración?
- Él estaba muy
triste, muy mal, necesitando una revancha urgente. Recuerdo que hablé con él
cuando regresamos y le dije “tenés que ser muy fuerte con la crítica porque si
bien nos van a pegar a todos, a vos mucho más por ser el mejor jugador del
mundo” y él asentía con la cabeza y creo que de alguna manera se preparó. Creo
que el ruido que hizo su posterior pase al Barcelona también ayudó a superar
esta etapa.
- ¿Y la relación
con Menotti?
- Siempre fue
muy buena. Más allá de que no lo incluyó en la lista definitiva para el Mundial
1978 y la eliminación en España 1982, Maradona siempre lo destacó en todas sus
entrevistas como uno de los entrenadores que más lo marcaron en su carrera, y
enseguida se reencontraron en el Barcelona. Ellos siempre tuvieron mucho
diálogo.
- Usted se lo
volvió a encontrar varias veces más.
- Sí, incluso yo
conseguí que jugara con la camiseta del Tottenham en mi partido de despedida y
todos los hinchas spurs lo recuerdan por siempre. Fue un mes antes del Mundial
1986 y vino al otro día de jugar un amistoso con la selección argentina ante
Noruega y yo le propuse jugar unos 15 minutos pero terminó jugando todo el
partido. Él era así, se motivaba y ya no lo paraba nadie. Años más tarde lo
acompañé cuando vino de visita a la Universidad de Oxford, en la que no le
hicieron preguntas nada fáciles, pero él deslumbró a los alumnos y hasta hizo
jueguito con una pelotita de golf que es recordado por todos allí.
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