La larga
cuarentena sin actividad oficial perjudicó a los futbolistas más veteranos,
según recogió Infobae al consultar con distintos especialistas desde profesores
de educación física de élite hasta psicólogos especializados, que enfatizaron
en la incidencia de los meses de aislamiento con entrenamientos caseros o por
zoom, el establecimiento de otras prioridades en la vida, la merma en el estado
físico, el estiramiento de los plazos sin garantías de retorno de la actividad
y hasta la falta de motivación por la imposibilidad de que el público acceda a
los estadios.
Los
especialistas sostienen que hay que analizar cada caso en particular y que los
futbolistas son personas como todos, con sus miedos y sus problemas.
En los últimos
meses se retiraron, entre otros, Javier Mascherano (Estudiantes), Fernando Gago
(Vélez), Gastón “La Gata” Fernández (Estudiantes), Gonzalo Rodríguez (San
Lorenzo), Walter Andrade (Patronato), Javier Gandolfi (Talleres de Córdoba),
Maximiliano Zbrun (Estudiantes de Río Cuarto) y hasta Hugo Campagnaro, ex mundialista con la selección argentina en
Brasil 2014, quien terminó su larga carrera en Italia militando en el Pescara,
si bien otros veteranos prefirieron seguir y hasta aumentaron sus rendimientos,
como José Sand (Lanús) –que llegó a plantearse el retiro- y Leonardo Ponzio
(River), y un tercer sector maneja fechas de retiro con independencia de la
pandemia, como Mauricio Caranta (Talleres), quien ya tiene armado su cuerpo
técnico para el futuro.
“En primer
lugar, la pandemia nos cambió a todos, y en los futbolistas trabaja mucho la
cabeza y se van estableciendo otras prioridades –sostiene Gastón Biaín,
profesor de educación física que trabajó en San Lorenzo, Independiente, China,
Ecuador, Chile, Canadá, Témperley y Olimpo de Bahía Blanca y realizó trabajos
de especialización en el Barcelona en los tiempos de Josep Guardiola, el
Atlético Madrid de Diego Simeone y el Espanyol de Mauricio Pochettino-. Y llega la famosa frase ‘Hasta acá llegué’”.
Biaín cree que
hay que analizar al futbolista “como persona integral” y observa que algunos
han logrado reinventarse como directores técnicos o en otros oficios y durante
la pandemia realizó una amplia encuesta con 280 jugadores, de los cuales el 57
por ciento correspondieron a la Primera División y el Nacional B, y el 43 por
ciento, al resto de las categorías.
Biaín concluyó
tras el trabajo que la parte física “es fundamental y más, para los mayores de
35 años” y que el hecho de haber estado meses en sus casas “se sintió en las
canchas en el momento de los choques y en la velocidad” aunque cita como
elemento “no menor” que “las canchas estén vacías, el hecho de no ver público,
lo que les hace reflexionar sobre seguir o no y aparecen las alternativas como
la de Mascherano y una escuela al estilo de la de Renato Cesarini en la que él
se formó, o el de Gago, “que posiblemente pase a integrar el cuerpo técnico de
Mauricio Pellegrino, en Vélez” .
Destaca que casi
todos los equipos cuentan ahora con departamentos de psicología o de
neurociencia, pese a lo cual, resulta preocupante que, según la encuesta, un
68,3 % de los jugadores no haya recibido ningún tipo de asistencia psicológica
–que a todas luces aparece como necesaria cuando el 46,8%, casi la mitad, no
tuvo ganas de entrenarse “algunas veces” y un alto porcentaje tuvo problemas de
sueño mayores a los habituales-, aunque por contrario, el 61,3% recibió
asesoramiento nutricional. Pese a todo, el 79,3% dice que “nunca” pensó en
abandonar el fútbol, lo cual ratifica el entusiasmo de la gran mayoría por
seguir pese al enorme lapso sin actividad.
Hernán Puertas,
preparador físico de Central Córdoba de Santiago del Estero y quien trabajó
junto con Rodolfo Arruabarrena, sostiene que los jugadores más grandes, “con
más experiencia y más batallas, fueron muy perjudicados por la pandemia porque
cuando todo comenzó en marzo se pensó en veinte días de inactividad, y se
fueron estirando y los jugadores experimentados empezaron a sufrir por no
entrenarse porque no es lo mismo un entrenamiento por zoom durante quince días
que por cuatro o seis meses” y aclara a Infobae que “no es lo mismo un
entrenamiento por zoom que convivir con los compañeros y con los implementos
necesarios”.
Según la
encuesta de Biaín, uno de los datos más relevantes es que si bien la mayoría de
los futbolistas pudo utilizar los distintos elementos tecnológicos requeridos
en sus preparaciones en la pandemia, y se entrenó por Zoom desde sus casas, y
en general, con un plan suministrado por sus cuerpos técnicos, “es una gran
evidencia también que los clubes ayudaron muy poco a los jugadores en cuanto a
los elementos necesarios para las prácticas. Un 62,7% dijo que no recibió ayuda
de sus entidades. O sea que en este punto hay una correspondencia con lo que
ocurre con las empresas y el teletrabajo”.
También se marca
que para la gran mayoría de los jugadores, las indicaciones de los clubes
tuvieron ciertas deficiencias porque el 59.3% hizo ejercicio físico por su
cuenta y el 30,4% lo hizo “algunas veces”, por lo que quienes no consideraron
que necesitaban un complemento fueron apenas el 10,3% del total. El 34,8 por
ciento de los jugadores no tuvo contacto con la pelota y el 35,5 por ciento no
pudo entrenar ni el cabezazo ni el pase (con la pared o la ayuda de otro).
“Por la larga
etapa sin jugar, el protocolo, al regreso, fue de ir extendiendo los
entrenamientos de a poco, primero por separado, después, de menor a mayor, con
aumentos en la distancia de veinte metros a cuarenta, después a sesenta”,
describe Biaín, que recuerda que Defensa y Justicia llegó a jugar la Copa
Libertadores “sin un entrenamiento formal”.
“Yo primero
pienso como persona y recién luego como preparador físico –enfatiza Puertas- y
en ese sentido, los jugadores son gente como cualquiera, que tienen miedo y en
ese punto, los más grandes, que tienen una familia constituida, son los que más
extreman los cuidados. No haber podido salir por tanto tiempo es un tema psicológico
que afectó a toda la sociedad, y en mi caso, pude ver a los jugadores que
quedaron varados en otras provincias que querían regresar a Santiago del estero
y no podían. Ahora los veo felices y contentos, porque fueron leones enjaulados
a los que un día les abrieron las puertas y fueron libres. Yo defiendo al
jugador porque está en constante desarraigo y movilizan a toda su familia.
Cuando volvimos a entrenar todos en un campo, el 20 de agosto, fue una
felicidad terrible. Fue como el recreo largo después de dos horas de
Bioquímica”.
Puertas sostiene
que si bien hace 26 años que es preparador físico, “recién desde hace meses que
soy profesor de educación física de pandemia porque uno está en constante
aprendizaje. El psicólogo tampoco estaba preparado para la pandemia. Habría que
ver cómo se trabajó para volver a la normalidad tras la llamada fiebre
española”, pero sostiene que desde el punto de vista psicológico “el joven es
más inconsciente, pero cuando hay hijos, los más grandes se cuidan más y no
transgreden. Los jóvenes, por ejemplo, son de juntarse a comer asados y los más
grandes suelen pedirme de hacer cosas fuera de los entrenamientos, cómo seguir
entrenándose por su cuenta”,
Puertas comenta
que los jugadores más veteranos “se
lesionan más” y que en Central Córdoba “tuve varios micro desgarros”. Sin
embargo, destaca a muchos jugadores que rindieron siendo veteranos “porque se
cuidaron toda la vida, como Juan Sebastián Verón, Esteban Fuertes, David
Trezeguet, Gabriel Heinze, Maxi Rodríguez, Martín Palermo, Juan Román Riquelme,
Diego Milito, José Lusi Calderón, y ahora José Sand o Javier Pinola”.
Puertas indica
que le consta que Gago “quiso dejar el fútbol en una cancha, en buen estado
físico y que los hijos lo vieran retirarse jugando”, mientras que Zbrun, de 33
años y referente de Estudiantes de Río Cuarto de dilatada trayectoria en el
ascenso, contó cómo decidió su retiro al periodista Hugo Caric: “No fue una
decisión fácil pero estoy seguro y tranquilo. Lo venía analizando hacía
bastante y quizá esto del coronavirus me terminó de decidir”. Desde hace unos
meses, es corredor inmobiliario y martillero público y tiene un emprendimiento
familiar en su Rafaela natal).
Campagnaro, ex
mundialista en Brasil 2014, se retiró del fútbol en abril, a los 40 años. “Es
el momento de decir basta. Estoy contento por mi camino y ahora hay que pensar
en el futuro”. Vive en Italia desde 2002 y desde us inicios en Deportivo Morón,
jugó en Piacenza, Sampdoria, Nápoli,
Inter y Pescara, donde se retiró el día que perdieron 4-0 con Benevento y salió
a la cancha con un barbijo como sus compañeros en señal de protesta por la
continuidad de la Serie B en plena crisis sanitaria. Ahora será el DT del
sub-17 del Pescara.
“El tema del
retiro es uno de los grandes temas de un deportista y es importante acompañar
al deportista en la preparación y en la toma
de la decisión del cómo y el cuándo retirarse. En el caso del fútbol la
edad del retiro implica una jubilación tempranísima, muy sui generis. Lo que se
busca es que sea el deportista el que se retira y no que sea el fútbol el que
lo deje a él en lo posible. Todos los
intereses que fue activando, si estudia para ser periodista o DT, por ejemplo,
puede ayudarlo en la post-decisión del retiro”, afirma Marcelo Androetto,
psicólogo especializado en deportes, periodista y docente.
“Cuando en
determinado momento el futbolista no disfruta, empieza a pasarla mal o a
aburrirse o percibe una pérdida muy
importante de las herramientas que antes le permitían descollar, un jugador
creativo que no puede imponer su gambeta o un volante de contención que ya no
llega o no tiene la misma energía para enfrentar a gente más joven, se aceleran
los tiempos, es como una señal para tomar una decisión y allí tendrá que pasar
por un duelo inevitable de este cambio de estado. Y si es traumático para
alguien que se jubila, mucho más para alguien que tiene treinta y pico de años,
en la flor de la vida en todos los aspectos pero ya no puede dedicarse a la
actividad profesional que lo llevó a destacarse, a ser famoso para el caso de
los que le va bien o muy bien en esto”, agrega Androetto, quien sostiene que
“es muy difícil dar ese paso, abandonar el vestuario, ciertas costumbres y
esa identidad. Los futbolistas siguen
hablando de ellos mismos como jugadores de fútbol aunque ya no sigan siendo
profesionales y se hayan retirado y hablan en presente por más que tengan 50,
60, 70 años.”.
Androetto no
cree que, de todos modos, pueda analizarse el retiro de futbolistas veteranos
como un colectivo sino que “cada caso tiene que ver con la particularidad de
cada deportista y cada situación. Es muy difícil hacer generalizaciones y no
tengo cercanía en particular con cada caso mencionado. Pero uno puede imaginar que tal vez en ese período
largo de inactividad, en algunos casos, recrudeció esta sensación de no
disfrute, de ya no estar en condiciones de dar la talla y por lo tanto, tal vez, se aceleró esa decisión, ese paso tan
difícil de dar” pero hace hincapié en que “ también hubo casos de deportistas
de élite que se tomaron el entrenamiento durante la pandemia de una manera muy
concienzuda (que tampoco acaso fue distinto en los casos de quienes se
retiraron) y que hoy volvieron y están igual o mejor que antes de la pandemia
porque pueden intervenir muchos factores en esto, como el caso de Leo Ponzio en
River, que puede jugar 90 minutos o casi en altísima competencia
internacional”.
“Hay que ver
cada caso en particular, después de una pandemia como ésta –insiste Androetto-.
Lo cierto es que fue un desconecte importante, hay una pérdida de lo propio, de
lo más genuino que es la competencia, partido a partido en serio, que no se
pueden reemplazar por amistosos o prácticas y además hubo un tiempo muy largo
en el que no se pudo entrenar y sólo se hacía por zoom o individualmente y
entonces es obvio que el cuerpo va perdiendo y no es lo mismo para un
deportista de 20 años que para uno de 33 ó 35 años, pero cada caso es
particular y depende de las motivaciones de contexto e individual, porque
podríamos poner el caso de Mascherano por un lado o el de Ponzio por el otro”.
“Se me ocurre
que entre otras cuestiones, en el deporte de élite es muy importante trabajar
con metas de corto, mediano y largo plazo.
Cuando el deportista tiene la oportunidad a nivel particular o de
equipo, con un psicólogo especializado en deportes, aparece esta invitación o
este ejercicio de establecer metas y de pronto un deportistas que por edad o
por venir de lesiones se había puesto una meta a principios de 2020 de lograr
cierta continuidad o de ir chequeando momento a momento cómo seguía rindiendo o
si estaba disfrutando o no, tal vez descubrió que sus metas de corto o mediano
plazo se extendían en el tiempo y cuando retomaron la actividad ya el objetivo
de corto y mediano plazo se iba mucho más allá en el tiempo y se hacían largo
plazo y ya no estaban para eso”, concluye Androetto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario